sábado, 18 de abril de 2009

¿Ya no me quieres?


Temo que tantas horas juntos, tantas copas vaciadas, tantas charlas y confidencias mil veces interrumpidas hayan hecho mella en lo nuestro.


¿Qué fue de tu amabilidad de antaño? ¿Para quién es ahora tu simpatía? ¿Dónde está tu sonrisa, que ya no la veo? A veces pienso que yo estaría mejor yéndome de putas. Ay, si no fuera por el asco que me dan...

Últimamente te comportas como si no estuviera a tu lado implorándote atención. Pareces más pendiente de todos los demás que de mí. ¿Acaso crees que yo puedo prescindir de ti? ¿Te crees que ya no te necesito? ¿O eres tú quien ya no me necesita a mí? Quizá nunca me necesitaste; quizá todo fue una ilusión mía. Quizá... ¡Quizá tampoco yo te necesite y no me atrevo a verlo!

En ocasiones, estando a solas tú y yo, te quedas como ausente mirando la televisión, impermeable a mis necesidades. Algunas veces he tenido que gritar tu nombre repetidamente —¡con lo poco que me gusta levantarte la voz!— hasta sacarte de tu ensimismamiento, en cambio cuando estamos con más personas vuelves a sonreír, haces bromas y satisfaces los requerimientos ajenos con urgencia; te revitalizas.

Antes, al principio, me decías "qué serio estás hoy", si me veías taciturno; "sea lo que sea no merece que le des tantas vueltas", cuando me notabas especialmente silencioso y reflexivo; "¿hablamos de fútbol?", si lo que pretendías era hacerme reír; "¡qué elegante vas esta mañana!", en las raras ocasiones en que me encontrabas con el uniforme de gala. Ahora, sin embargo, te portas como si fuera un mueble.

De seguir esto así tendré que buscarme otra... ¡Sí, me buscaré otra cafetería, camarero de los cojones!

10 comentarios:

  1. Joder, Leo. Me encantas cuando escribes así.
    Me has arrancado la sonrisa. Y hoy algo así parecía complicado. Así que apúntate todos los gallifantes que quieras.
    Beso.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Eva. A mí también me encanta saber lo que me has contado. (Te recomiendo que la siguiente entrada te la saltes, yo sé por qué lo digo).

    Me apunto un solo gallifante, que no quiero abusar.

    ResponderEliminar
  3. ¡Pero Leo! Si soy incondicional de este blog de perdición.
    Ah, no. No me salto ninguna entrada. Menos si recomiendas que me la salte :) ¿Que me gusta más cuando escribes de una determinada manera? Pues sí. Claro. Pero... Así solo no vale. Me quedo con todos los matices de Leónidas.

    ResponderEliminar
  4. Pues a cascártela al baño, que te pillo lejos jajajaja

    ResponderEliminar
  5. ¿Cúal matiz es aquél que se endurece, truhán?

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. Lady Pi:

    Es mi polla lo que se endurece con comentarios como los de Eva. ¿Necesitas mayores matizaciones?

    Ácrata:

    Te respondería gustoso, si entendiera algo de lo que has dicho.

    ResponderEliminar
  8. Se necesitan matizaciones, si.
    En caso contrario ¿cómo se explica el comentario tan surre de Acrata?

    Qué blog, qué blog... consigue hacer una inmejorable labor social incrementando la risoterapia y gratis, además.

    Si en el fondo eres un santo, soez, pero santo. Fíjate en San Agustín:
    ¡Ay de ti!

    ResponderEliminar
  9. Estimado Leónidas,

    ¡Como te comprendo!

    Es duro, resignación.

    Rocket

    ResponderEliminar