Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Ay, mi niño, que está malito...

A mí me pasa que tengo mi corazoncito, pequeño y casi invisible ante tantos centímetros de polla, pero corazoncito a fin de cuentas. Ciertas cosas me parecen enternecedoras y me hacen sonreír, como aquella vez que introduje en el recto de María Mercedes un paraguas y me empeñé en abrirlo cuando ya estaba dentro y ella gritaba y yo... Bueno, dejemos ese asunto.

Alguno de mis contumaces espameadores me ha enviado un vídeo que voy a colgar aquí. Simplemente porque me gusta y me hace sonreír cada vez que lo veo. Espero que a ustedes les pase lo mismo (son sólo catorce segunditos de nada):

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hostia, que bueno. Y yo que pensaba que te habías vuelto un blando y un sentimental. Veo que no, que sigues por la senda habitual.

Sensei Katorga dijo...

Que me tapen a ese panda que se me resfría.

Anónimo dijo...

Uy pero que ternura!

Y yo con el pecho apretao esperando el minuto en que devorarian al pobrecillo panda.

Anónimo dijo...

Jajaja, me pasa como a Paloma, me esperaba cualquier cosa... jajaja.
Un besito,
Miri

GUIZMO dijo...

Jajajaja, qué bueno macho...

Anónimo dijo...

No es un animal que me cause especial admiración, pero es cierto que esperaba otra cosa, me quede con la boca :O.

Besillos para allá

P.d: La falta de tiempo me impide leerte todo lo que quisiera, pero veo que como siempre andas levantando ampollas.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Saludos, Layose.

Parece que casi todo el mundo esperaba otra cosa, y deduzco que era algo malo. ¿Por qué clase de monstruo me tomáis? O peor aún, ¿qué clase de monstruo sois?