Luego supe que la puerca iba de diva por la vida... Un momento, ocurrencia al canto :
Aquella mísera golfa iba
feliz creyéndose una diva
siendo solo una fácil zorra
satisfecha con su pública vida
sin aún descubrir mi porra.
feliz creyéndose una diva
siendo solo una fácil zorra
satisfecha con su pública vida
sin aún descubrir mi porra.
(Ya me quedao en la gloria). Decíales que esta puerca llamada Tarja Turunen me parecía una artista hasta que descubrí que no era más que un engreído putón. Pero no vayan ustedes a pensar que su amigo Leónidas es un infecto machista que desprecia a los zorrones; no, nada de eso.
A mí, la verdad, me gustan mucho las guarras, y si además cantan con esa pasión y esa mala hostia que pone en el escenario la ramera de la Turunen yo no puedo hacer otra cosa que desearla con toda mi alma, y más concretamente con toda mi polla. Maldita sea mi estampa, admiren a ese súcubo entre el minuto 1´24 y el minuto 2´30 en este vídeo de su último concierto; fíjense en esa cara de muñeca de porcelana que está pidiendo ser rota a hostia limpia:
¿No es para matar a besos a esa mala pécora? ¿No es para desear abrazarla hasta romperle las costillas? Ay, pequeña Tarja, no se puede ser tan grande.
Me gustaría follarte, diabólica Turunen, y me gustaría hacértelo salvajemente, a cuatro patas, mientras tú cantas End of all hope. Quisiera provocarte orgasmos que tú expresarías gritando como si cantaras ópera una vez más.
Luego, tras haber descargado la esencia de mis cojones en tu interior, extraería mi polla semiflácida de tu coño e iría en busca de la barra de una cortina o algo así, y te golpearía con ella en la cabeza hasta que Gusifluky huyera despavorido y solo volviera cuando el aroma de tu sangre venciera su miedo. Entonces mi querido gato lamería los sanguinolentos pegotes de cerebro que habrían salpicado las puertas de los armarios empotrados. ¡A ver cómo ibas a cantar entonces, pedazo de zorra!
(Jódete, Soldadito, jódete una y mil veces).