Me van ustedes a perdonar, pero voy a ponerme algo Dawkinsiano en esta entrada pésele a quien le pese. Es que hay noticias de actualidad que este cabeza de chorlito, servidor de vuesas mercedes, no quiere dejar pasar por alto.
Hoy se me ha puesto otra vez esa sonrisita cabrona que se me pone cada vez que compruebo que aún hay gente en sociedades más o menos modernas y civilizadas matándose por amigos imaginarios. Se me ha puesto la sonrisita cabrona, y los pelos como escarpias. Sucede que, entre otros sitios, en Siria se están dando de palos por esa eterna cuestión irresoluta de si el Dios tuyo puede más o menos que el Dios mío. A estas alturas. Y como si no tuvieran los sirios problemas serios. Manda cojones.
Que adultos se maten por amigos imaginarios, como son todos los dioses, es algo que podría mover a risa si no fuera porque aparece por medio el verbo matar. Y entonces hay que ponerse serio. Y yo, poniéndome muy serio y nada sirio, quiero manifestar otra vez predilección por mi superhéroe favorito, que es mi padre. Y si él no estuviera, siempre me quedará Supermán, que será ficticio igual que Yahvé, Alá, Thor, Zeus, etc.; pero es más guay y lleva calzoncillos rojos, ¡con la suerte que eso da en Nochevieja!
Y mientras en Siria se debate hostia mediante quién de los dos amiguitos imaginarios es más fuerte, aquí en nuestra querida España, paraíso de corruptos, burdel de ricos, tierra de pícaros, hacienda de caciques y hogar de ladrones, seguimos sometiendo a bebés a ese ritual religioso llamado Bautismo, y unos años más tarde sometemos en masa a esos mismos niños a otro ritual llamado Primera Comunión, y luego, para que no se nos escapen y como recordatorio de que deben ser zombis sin pensamiento propio, los machacamos con otro ritual llamado Confirmación. Me dais miedo, españoles, me dais miedo. Y Siria está más cerca de lo que muchos os creéis.
Pero no pasa nada, no nos preocupemos. Aquí, en esta bendita España, te puede llevar a la cárcel darle un merecido e instructivo bofetón a tu hijo; pero está bien visto adoctrinar a un niño para que crea en la absurda y masoquista leyenda cristiana, que como la mayoría de las religiones le proporcionará un amigo imaginario... e infinidad de enemigos reales pertenecientes a otras religiones: nadie tan beligerante como un fanático religioso.
Lo que tú llamas Bautismo, yo lo llamo maltrato de menores.
Este blog está en reconstrucción tras salir de un coma de diez meses. No se preocupen por las entradas antiguas; a medida que el autor pueda o quiera irán siendo publicadas (aunque no todas). A su debido tiempo también se habilitarán de nuevo los comentarios y otras funciones. Séanme pacientes.