De niño tuve un gato al que escogí como mi mejor amigo durante años; después he convivido con otros gatos a los que he observado placentera e infatigablemente; he leído toda clase de artículos sobre gatos, desde los simplemente informativos, hasta los puramente científicos, pasando por algún desbarre magufo; he leído incluso algún ensayo escrito por un reputado científico experto en gatos; he apreciado la cuasimágica gracilidad de sus saltos y movimientos; he babeado viéndolos jugar con cualquier cosa; me he asombrado de sus exactos cálculos para dar precisos saltos empleando la energía necesaria que les permitiera no quedar un centímetro por defecto ni un centímetro por exceso; y muchos más detalles con los que no quiero aburrir al hipotético chorlitiano lector superviviente.
...PERO ESTO ME HA SORPRENDIDO HASTA A MÍ Y TENGO QUE PONERLO AUNQUE NO HAYA LECTORES EN DCC QUE LO PUEDAN APRECIAR:
Y luego dicen los contumaces ignorantes de siempre, los que ni saben ni quieren saber, que los gatos son ariscos.