Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

sábado, 17 de marzo de 2007

El corazón de Marfil. Última parte

(Última parte de este cuento, correspondiente a dos entradas publicadas originalmente en Spaces el 15 de Noviembre de 2006).





IV

PABLO MARFIL



A Pablo ese día le había parecido un día como otro cualquiera para comprar unos pantalones, es decir, un día igual de malo que los demás, porque un día de compras era forzosamente malo para Pablo. ¿Cómo podría gustarle a alguien una actividad tan molesta?, se preguntaba.


Le sucedió algo curioso mientras estaba en el probador. La manecilla de la puerta giró y alguien intentó entrar. Pablo estuvo a punto de responder el consabido "¡ocupado!", pero decidió que quien quiera que fuese ya comprobaría por sí mismo que la puerta no cedía porque estaba apestillada por dentro. A continuación oyó que alguien entraba en el probador contiguo y supuso, acertadamente, que se trataría de la persona que quiso entrar en el suyo. No pudo evitar escuchar una respiración jadeante, y poco después unos suaves golpes en la pared como si su vecino de probador se estuviera desplomando. Dejó de oír la enfermiza respiración. Algo estaba sucediendo y no era bueno. Su corazón comenzó a latir desesperadamente, como si fuera el propio Pablo quien se encontrara en peligro.


Salió del probador y golpeó en la puerta del contiguo, sin obtener respuesta.


- Oiga, ¿le pasa algo? - Silencio.


Ya verdaderamente inquieto quiso abrir la puerta: cerrada. Buscó a una dependienta y le contó telegráficamente lo que estaba pasando en ese probador. Se les unió un empleado corpulento y decidieron echar abajo la puerta tras varias llamadas sin respuesta. Pablo se mantuvo a cierta distancia porque no estaba seguro de querer ver nada.


Cuando la puerta cedió a los empujones del empleado se agolpó mucha gente junto a los probadores. Pablo ni quiso ni pudo ver a la persona que estaba allí. Alguien preguntó "¿vive aún?" y otro alguien le respondió "sí, creo que sí".


Pablo comenzó a acercarse a la multitud, y en ese momento una voz autoritaria dijo:


- Apártense. Soy médico.


Lo único que Pablo podía hacer allí a partir de ese instante era estorbar, de modo que se marchó antes de que alguien se lo ordenara.


De camino a casa no dejaba de pensar en lo que había sucedido. De repente se percató de que tenía un intenso sentimiento de culpa, como si le hubiera negado su ayuda a alguien con quien estaba unido por fuertes lazos. Se sentía un cobarde traidor, y para aliviarse se pueso a pensar en la desconocida de la que se había enamorado aquella aciaga mañana en el taxi.


A lo lejos oyó la sirena de una ambulancia.




IV

MARTA AYALA



La enfermera miraba con compasión a Marta. Marta miraba con espectación a la doctora. La doctora miraba con interés el electrocardiograma. Nadie hablaba. La tensión pesaba como plomo.


La doctora abre la boca para decir algo, permanece así unos instantes como preparándose para emitir un difícil veredicto, mirando a Marta a los ojos. Finalmente vuelve a bajar la vista al papel de trazos ilegibles que sostiene entre las manos. Cierra la boca. No se decide.


Marta sólo piensa mientras tanto "oh, Dios mío, ojalá estuviera él aquí ahora, cogiéndome la mano".


Al fin habla la doctora:


- Verás, Marta, no puedo estar segura. Déjame que lo consulte con unos cuantos colegas. De momento te vas a quedar ingresada. Y tranquila, eh. Mucha tranquilidad.


La enfermera sonríe a Marta, con esa sonrisa que tú pondrías para decirle a un moribundo que no se preocupe, que todo va a salir bien.




V

PABLO MARFIL



Pablo se había encerrado en su habitación. Escuchó una y otra vez La Cabalgata de la Valquirias a un volumen demencial haciendo caso omiso a los golpes de los vecinos en la pared. Se movía por el dormitorio como un un león enjaulado, tirándose de los pelos, llorando, arañándose la cara...


Se miró en su espejo. Vio la cara de un loco mirándolo desde el otro lado.


"¿Dónde estás, dónde estás, dónde estás? ¿DÓNDE ESTÁS?", gritaba fuera de sí al mundo, a un mundo sin respuestas.


A doña Aurora Gutiérrez, una señora que vive a cien metros de Pablo, se le cayó al suelo el plato que fregaba cuando un grito inhumano la sobresaltó.


Después de eso Pablo quedó arrodillado, exhausto, en su habitación



V

MARTA AYALA



La habitación del hospital donde acababan de trasladar a Marta era limpia y blanca, como todas las habitaciones de hospital de todo el mundo. Había un crucifijo frente a la cama, y desde que Marta fue llevada allí, sabiendo ya que tenía pocas posibilidades de salir con vida, le parecía que el Cristo de hierro la miraba con metálica sonrisa de sarcasmo, como si con esa sonrisa quisiera decir a Marta: "¿A que no esperabas que te hiciera una putada así?"


- No estés preocupada, cariño mío. La doctora dice que pronto podrán hacerte el transplante.


Era mentira, todos lo sabían, pero así consolaba Laura a su hija Marta, y lo hacía con poco convincentes lágrimas en los ojos. A Marta no le pasaba inadvertido el hecho de que hubiera por delante una larga lista de pacientes en espera de donantes, como tampoco se le pasaba por alto el detalle de que se necesitaba un donante del mismo grupo sanguíneo y con un código genético lo más parecido posible al suyo.


Sólo cabía esperar, esperar un milagro o el fatal desenlace. Era así de sencillo. Milagro o muerte. Muerte o milagro. Sin otra opción. Sin más salida.


Marta estaba aterrorizada. Era terrible morirse, pero había algo aún mucho peor: morir sin haber llegado a conocer de verdad al hombre que amaba, sin haberlo besado nunca, a pesar de haber tenido al menos la oportunidad de intentarlo. Oh, Dios, si no hubiera sido tan cobarde... Pero ya no se podía hacer nada. La suerte, la funesta suerte, estaba echada y sellada.


Esperar, esperar...




VI

PABLO MARFIL



Pablo llevaba un tiempo como loco. No comía ni iba a trabajar. Sus padres vieron con impotencia cómo perdió peso a ritmo alarmante. Siempre parecía estar mirando al infinito, y era incapaz de concentrarse en la tarea más simple. Cuando le preguntaban por su mal respondía con incoherencias, y por la noche lo oían deambular por la casa como un fantasma.


Su padre tenía un amigo cuya hija tenía fama de ser una aventajada estudiante de Psiquiatría, y se hubiera puesto en contacto con ella de no ser porque se acababa de enterar de que la muchacha estaba aquejada de una gravísima enfermedad de la que previsiblemente no saldría. En cuanto a poner a Pablo en manos de un profesional ni se lo planteaban sus padres, pues tenían la idea de que eso supondría agravar el problema.


Mientras tanto Pablo vio como sus ilusiones desaparecían. Se sentía como si fuera el único ser vivo del planeta.


Una noche, cuando sus padres dormían, sin saber por qué Pablo se sintió mejor que nunca en su vida. Se fumó apresuradamente un cigarrillo en el balcón de su piso pensando en confusas ideas sobre un encuentro, y sonreía plácidamente.


Saltó.


Doña Aurora Gutiérrez nunca olvidará aquella noche en que estaba desvelada y vio a su joven vecino Pablo Marfil saltar desde el balcón.




II

Dr. MARTOS VILLEGAS



La actividad en el quirófano era frenética. Todos los movimientos del equipo quirúrgico estaban perfectamente sincronizados y coordinados por el doctor Martos Villegas, y con un jefe como él no había lugar para el error.


Cuando Martos vio a la paciente, ya anestesiada, no pudo evitar el preguntarse dónde había visto antes a esa chica, fue algo así como un "déjà vu" que duró una fracción de segundo, y ya no volvió a pensar más en ello.


Todo el equipo médico estaba de acuerdo en que había sido una suerte extraordinaria encontrar un corazón con tan pocas posibilidades de rechazo por el organismo de Marta cuando ya hasta los más optimistas la daban por desahuciada.


Aunque a nadie importaba, se rumoreaba en el hospital que el corazón provenía de un suicida. Nadie hablará demasiado de ello, por supuesto, la Ley prohíbe que el beneficiario conozca la identidad del donante.




VI

MARTA AYALA



Marta sigue buscando al desconocido taxista del que está enamorada, no ha perdido la esperanza de encontrarlo desde su recuperación, ni la perderá jamás.


Sin embargo, a veces tiene la sensación de que es inútil seguir buscándolo porque en realidad lo tiene muy cerca...


... Y cuando piensa eso su nuevo corazón late con fuerza.


(Almería, Diciembre 1996-Febrero 1997)


1 comentario:

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Comentarios trasladados desde Spaces:

Leónidas

Jejeje... por aquí hay de todo un poco, Maga.

Que Usted lo pase bien.

26/12/2006 1:22
(http://cabezachorlito.spaces.live.com/)

Maga
No esta mal teniendo en cuenta que el primer contacto con tu blog fue la lectura de "explosión de placer". Menos mal que no hice caso a aquello de que la primera impresión es la que cuenta. Seguiré leyendote cuando el tiempo me lo permita.
26/12/2006 1:18
(http://Magadehoz.spaces.live.com/)

GATETA
Si a mi también me recordó a la película 21 gramos que por cierto me gustó bastante, bonita historia, el destino es imprevisible...

Saludos
Gateta
18/11/2006 16:45
(http://aireloewe.spaces.live.com/)

miss brightside

yo solo venia a decir hasta luego Leonidas... voy a quedarme en silencio...
con lo q acabo de leer confirmo q la vida es una puta injusticia

adios mundo cruel
16/11/2006 14:44
(http://danielasweetchild.spaces.live.com/)

Jota
Jesús te ama Leónidas.

J.


16/11/2006 13:42
(http://cerdoman1970.spaces.live.com/)

Carabiru
Ohhhhhhhhhhhhhh! Tío!
Hay bruma en el laboratorio de informática... o tengo los ojos empañados...
La historia buenísima, aunque claro, no esperaba menos del gran Leónidas!
Otra cosa, el destino a veces puede ser un auténtico hijo de puta...
16/11/2006 13:07
(http://carabiru.spaces.live.com/)

Inconformista Severo

Aunque me ha parecido vislumbrar el final cuando la enfermedad de Marta a resultado fatal, has conseguido ponerme los pelos de punta y un escalofrio me ha recorrido la espalda al leerlo.

Sinceramente, Leonidas, escribe, escribe mucho, por que creo que lo haces de puta madre.

Por cierto, misogino o machista, no deberias dejarte ofuscar por tus fobias. A mayor numeros de loteria mayor probabilidad de que te toque, indiscutible. Juegas mucho a la loteria, luego te acaba tocando. Consejo, echa el boleto del trio, tus probabilidades son altas.
16/11/2006 10:36


Tesa
¿Diciembre del 96 a febrero del 97?
... el parto de la burra .... ¿tecleabas todavía más lento que ahora? :P
16/11/2006 9:36
(http://Logotipos.spaces.live.com/)

La_YoSeFiN
Que alguien me deje un pañueloooo snif snif
16/11/2006 0:10
(http://hurracaine.spaces.live.com/)

Leónidas

¿21 gramos? ¿Una película que tiene algo que ver con mi cuento? Joer, vaya rachita llevo...
15/11/2006 23:20
(http://cabezachorlito.spaces.live.com/)

Philip Oyhas
Por cierto,umm la mas bella historia de amor en el cine para mi, es la de SIN CITY.
Bueno,nose,pero me quede pillado cuando la vi.Veala,la de Bruce Willis.
15/11/2006 23:14
(http://juanort.spaces.live.com/)

Philip Oyhas
Una bella y tragica historia de amor,me ha encantado señor Leo,si señor.
Aun asi,he de decirle que se veia venir... me ha recordado a una pelicula..o no? 21 gramos..aun la fecha y la total confianza en tu honestidad en fin,que muy buena.Me la he leido del tiron,a excepcion del primero.
En fin,eres retorcido y muy romanticon,una joya vamos.
15/11/2006 23:13
(http://juanort.spaces.live.com/)

PaOlA...
Agridulce... como la vida misma...
aunque tb existen finales en los que todos comen perdices o no?


15/11/2006 23:12
(http://paola1973spain.spaces.live.com/)

Tesa
Me gusta, socio
15/11/2006 21:26
(http://logotipos.spaces.live.com/)

Javi
Enhorabuena, has conseguido levantarme el ánimo y sacarme de esa pseudo depresión en que me encontraba. Pedazo de cabrón.
15/11/2006 21:08
(http://la-osera-de-Javi.spaces.live.com/)

María
Cuando consiga dejar de llorar te comento en condiciones, uno de esos comentarios que te gustan en los que hago ampliaciones de mi blog, ahora como no tengo blog necesito hacerlas más que nunca.
Y yo que encima estoy sensible, me cawentóloquesemeneahostiaputa.
Por cierto, muy mal lo de responder a los comentarios de todo el mundo menos al mío.

G R A C I A S

P.D. Ya sabes, como las patas a los patos.
15/11/2006 20:31
(http://may82may.spaces.live.com/)

sandra
Sin palabras.
15/11/2006 20:20
(http://sandragogo27.spaces.live.com/)

sandra
Marta!!! Cierto! No culpes a los porros, es la falta de entusiasmo que me produce la tal Maria, digo Marta! Joder! lo que me hace confundir su nombre.

P.D.: De que querras hablar que estas tan imapaciente por terminar el serial...
15/11/2006 19:51
(http://sandragogo27.spaces.live.com/)

Leónidas


Voy a publicar el final hoy mismo. Quiero acabar con todo esto cuanto antes. Hoy se te acaba el suspense, Tesa. Y tú, Sandra, ¿quién coño es María? Los porros no te están haciendo ningún bien, que lo sepas. Y sí, lo del médico omnipresente toca las pelotas, pero ojalá fuera así en la realidad, ¿no? Por cierto, en el relato sin retocar de hace diez años era un socorrista, pero he decidido dejarme llevar por los tópicos y convertirlo en médico. Además, en estos diez años tiempo ha tenido de sacarse la carrera de Medicina, así que a lo mejor, después de todo, se trata del mismo personaje.

15/11/2006 19:27
(http://cabezachorlito.spaces.live.com/)

sandra
Es cierto, deben estar juntos, Pablo y Maria quiero decir, deben encontrarse porque son tal para cual coño! ¿Raul y Susana que tal van? ¿Siguen viendose?

P.D.: ¿Te das cuenta que siempre hay un medico rondando? Da igual que estes en una hamburgueseria, en la montaña rusa o comprando ropa, si alguien se desmaya siempre aparece un medico to chulo diciendo: "Apartense. Soy medico".
Es curioso.
15/11/2006 19:17
(http://sandragogo27.spaces.live.com/)

Tesa
Me encanta ... y eso de que venga por fascículos le da un encanto especial de suspense
15/11/2006 18:17
(http://Logotipos.spaces.live.com/)