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El Nobel de Literatura se baja los pantalones ante el feminismo
No debe sorprenderme a estas alturas, pero me toca los perendengues.Ya saben que la última persona galardonada con el Nobel de Literatura es la escritora británica Doris Lessing, y quizá recuerden que no hace mucho les contaba por aquí que ya no leo novelas escritas por mujeres porque apestan. Las novelas, digo (las mujeres según los casos). En el verano del 94, no obstante, aún no se había desarrollado mi olfato lo suficiente para percibir ese hedor y cometí la imprudencia de leer algo de esta señora. La buena terrorista, concretamente se llamaba aquella novela. En ese libro aprendí algo que hoy, trece años y medio después, no he olvidado: que jamás volvería a leer a la Lessing.Quién me iba a mí a decir que la productora de boñigas literarias llamada Doris Lessing acabaría siendo una premio Nobel. Hay que joderse. Esta señora es de esas escritoras que aun intentando disimularlo no podría ocultar que escribe para mujeres feministas, pero es que además no lo disimula. Y van y le dan el Nobel, tócate la flor.Me parece que ha llegado el momento de cagarme en esos premios y dejar de tomármelos como cosa seria. Más cositas al respecto.
2 comentarios:
Nunca he creído en los premios Nobel, muy tendentes a posturas cercanas a la política, en pocas ocasiones han mirado más por la literatura que por la persona y los valores que puedan presentar sus obras porque sino, no se entiende que Borges o Cortázar no tengan este premio, yo ya dejé de creer en ellos hace tiempo.
Bueno, pero el Nobel jamás se lo concedieron a Rosalind Franklin, que fue quien descubrió la estructura del ADN gracias a sus investigaciones mediante difracción de rayos X. Alguien filtró los resultados que ella obtuvo y toda la gloria se la llevaron Watson y Crick. Ella lo único que consiguió fue un bonito cáncer por haber trabajado expuesta a radiaciones.
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