Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

miércoles, 28 de mayo de 2008

El día que cagué verde


Esta, probablemente, sea la entrada más seria que haya publicado en este bendito blog. Si ustedes se han acostumbrado a mis tonterías mejor dejen de leer, porque esta vez hablo en serio.

Voy a hablarles de la fatídica mañana en la que me levanté más temprano de lo habitual, como cosa de un cuarto de hora más temprano.

Me puse el chándal y metí el uniforme de campaña en la bolsa. El uniforme es negro, caqui y marrón, y además lleva bordado mi nombre. La bolsa que usaba esta mañana era negra, caqui y marrón, y además lleva bordado mi nombre.

Como me sobraba tiempo y me estaba cagando hice lo más lógico en tales circunstancias: cagar.

Hasta aquí todo es normal y de una aburrida cotidianeidad. Lo que no fue normal es ver que mi mierda era de color verde, verde militar, verde caqui.

Fue una mierda blanda y abundante, de sorprendente color verde, inexplicable por la pigmentación de los últimos alimentos ingeridos. Fue una mierda rebelde que se negó a aceptar su natural color marrón.

Fue una mierda de color caqui.

Fue un líquido zurullo verdoso.

Fue una pastelada que de haber sido más sólida bien se hubiera confundido con una esmeralda enorme de trescientos gramos.

Fue una ñorda que quiso camuflarse en el camuflaje de mi uniforme.

Fue una caca caqui.

Al menos -oh, dichoso de mí- la mierda no llevaba bordado mi nombre, porque eso ya hubiera sido excesivo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Decirte que voy a concentrar mis fuerzas. Pero estoy pensando en cómo queda eso bajo semejante entrada y... jajajaja.
No, gracias, ninguna pregunta técnica más por el momento.
Aflojo el entusiasmo. No quisiera que te sientas acosado.
Te voy a dar una pista (la primera y última probablemente). Si me conocieras, te caería bien. No, Leo, no caería encima de tu cuerpo, no lo estropees. Tenemos alguien en común. La pena es no poder contártelo (con las ganas me quedo, no creas).
¿Quién tuteó primero, el huevo o la gallina?
Mejor así.
Elena.

Anónimo dijo...

¿Te he contado alguna vez mi experiencia con el "Lipograsil"? Alguna vez he pensado en escribir una entrada sobre ello, pero me resultaba demasiado escatológico...

Anónimo dijo...

¿Ves? Ya me has tocado el corazoncito. ¡Adoro esa canción de Loquillo!
No, guapo, no vas a tocar nada más.
Gracias por las risas leyendo tu cuestionario. Me hacían falta.
Elena.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Sí, Javi, sí, me contaste tu experiencia con el Lipograsil, y aunque no la recuerdo se me enciende una lucecita roja de advertencia que me hace pedirte que no me la recuerdes, pero gracias.

Elena, hija mía de mi corazón, ¿a ti te importaría mucho ser algo más discreta y dejar de comentar aquí lo que nada tiene que ver con este blog?

Por cierto, sé a quién te refieres con lo de esa persona que tenemos en común. La saludas de mi parte, pero sin efusividad, que no se lo merece.

De nada por las risas. Me gusta hacer reír.

Y sí, esa canción es una gozada... Pena que sea tan corta.

Anónimo dijo...

Jooo, Leo, si allí no me das opción... :( ¡Soy una incomprendida!
(No es Penélope el nexo en común, por si pensabas que lo era)
Elena.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Es verdad que no puedes comentar en el otro sitio (es que es un blog circunstancial que va a tener una vida breve y no quiero enzarzarme en debates), pero entiende que este no es el lugar para tus desahogos. Si necesitas expresarte recurre a mi dirección de correo electrónico, que para eso está en mi perfil.

No, no pensaba que era Penélope nuestra "persona en común"; ella sí se merece un fuerte abrazo (al menos a ratos).

Anónimo dijo...

...espinacas.

Anónimo dijo...

Lo he visto clarísimo. ¡ES UN RETROCESO A LA INFANCIA! ¿Has notado que encojes?
(iba a decir si habías notado menos pelo en la cabeza o ganas de mamar... pero eso seguro que te pasa siempre)
Es que los bebes cagan verde, ¿sabes? por eso...

:)

Àfrica.