Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

viernes, 12 de junio de 2009

Cuatro días y medio de paz


He estado cuatro días y medio de maniobras militares, cuatro días y medio jugando a soldaditos en un lugar cercano a Tarifa, sin internet y ¡sin cobertura telefónica! Cuatro días y medio sin noticias del mundo. Y me lo he pasado bien.


Me fui con un resfriado de mil pares de cojones y con algo de fiebre, pero este menda no sabe lo que es una baja médica después de quince años de servicio y opté por prolongar esa distinción, que es una de esas medallas que algunos militares llevamos colgadas del pecho aunque nunca se manifiesten en forma de colgajo en el uniforme, y aunque nuestros superiores miren para otro lado por temor a quedar como unos mierdas que se dan de baja médica dos veces al año. He vuelto con la nariz despellejada de tanto sonarme, y pasé ratos de asfixia cuando trepaba empinados roquedales con la mochila y el fusil a la espalda mientras tosía y expectoraba verdes viscosidades que fui dejando a mi paso. Y me lo he pasado bien.

He conocido mejor, durante estos cuatro días y medio, a mis subordinados, compañeros de empleo y superiores jerárquicos. Mis superiores jerárquicos, mis compañeros de empleo y mis subordinados también me han conocido a mí un poco más. Y me lo he pasado bien.

Además de las agotadoras pateadas sobre arena de playa y sobre rocas casi verticales, además de las prácticas de sección en ofensiva y defensiva, además de las prácticas de orientación nocturna, hemos tenido el lujo de gozar de la playa del Cañuelo, que es una calita paradisíaca y solitaria donde pudimos bañarnos olvidándonos de que hay un mundo donde la cobertura telefónica y la conexión a internet son importantes. Ahora estoy saludablemente moreno y mi resfriado se reduce a una llevadera obstrucción nasal. Me lo pasé bien.

Eché de menos a mi gato Gusifluky y sé que él me echó de menos a mí. Cuando esta tarde nos encontramos seguimos el ritual que él establece mediante ronroneos, roces y cabezazos cariñosos. Tras despojarme de las dos mochilas (la de marcha y la de combate), Gusi y yo seguimos mostrándonos amor en forma de frotes, cabezazos y olisqueos. Y he seguido pasándolo bien.

Después, urgido por la necesidad de información, me he metido, con el uniforme sudado, en el mesón que hay bajo mi casa (¡Edu, una cerveza!). He comenzado a leer ávidamente el periódico del local... y entonces he dejado de pasármelo bien.

Malditos seáis todos, hijos de puta.

¡Quiero irme de maniobras otra vez donde no haya internet, ni conexión telefónica, ni periódicos! O mejor aún irme a un mundo donde la mierda futbolera no exista y los hijos de mala madre sean solo una pesadilla.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

La próxima vez las vacaciones se las paga usted.Bienvenido al mundo real.


Ácrata

Gerardo dijo...

Eso también lo hago yo: acampo en el culo del mundo y pesco, leo... Qué bien sienta desconectar. Cuando voy solo, todavía se nota más: he llegado a pasarme días sin ver a una sola persona. Al final, hasta te encuentras raro al hablar.

Anónimo dijo...

15 años hace ya...y aún me estoy viendo intentando subir esa cuesta de los demonios en El Palancar con el fusil que pesaba quizá más que yo....
que cosas eh...

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

¡Coño, anónimo, no me digas que somos compis de promoción! ¿Quién eres?