Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

jueves, 4 de junio de 2009

Si les faltan cojones a nuestros compañeros ya los ponemos nosotras


Mola. Hace mucho tiempo, casi cuando los dinosaurios iban con pañales, allá por el año 1992, me hice ilusiones sobre las mujeres militares; luego vino la decepción, y de todo eso hablé en una vieja entrada titulada Mis gloriosas militronchas.


Pues ahora, a la vejez, una noticia me ha presentado a esas mujeres soldados con las que soñé en irrecuperables tiempos de ingenuidad. Les resumo la historia:

Afganistán, mayo de 2009. Se ordena a dos soldados que trasladen un vehículo cargado con material de reconstrucción. Se niegan. Que si explosivos activados a distancia, que si patatín y que si patatán. En resumen: mieditis aguda. Y entonces dos mujeres se ofrecen voluntarias para llevar a cabo la misión.

De ser rigurosa la noticia —sobre la que tengo mis reservas— me aferro a los detalles mencionados sin entrar en otras consideraciones, y en virtud de esos datos permítanme gritar muy fuerte:

¡Olé ese par de coños responsables y valientes! ¡Que cunda el ejemplo!

(En la Osera también tuvieron algo que decir, por cierto).

5 comentarios:

Javi (de la osera) dijo...

Efectivamente, Leo. Hay que felicitar a esas compañeras que han demostrado que también hay mujeres en el Ejército dignas y profesionales como el que más. Y para el resto del destacamento que, si nos atenemos a lo publicado, también se ofreció voluntario, dejando en aún más en evidencia, si ello es posible, a los presuntos cobardes.

Rocket dijo...

Estimado Leónidas,

La entrada da para mucho. No había oído hablar del asunto. Investigaré qué parte e la noticia es "matizable".

En cualquier caso. Hay gran diferencia entre quienes entran en el ejército por algo parecido a vocación y los que lo hacen por oportunidad, seguridad o aventura.

Sean quienes fueran los primeros, son del segundo tipo, y sean quienes sean las segundas, son del primero.

El valor bien entendido y la casta no tienen sexo, ni raza, ni color.

Ni religión de hombres honrados ni leches en vinagre, pura responsabilidad.

Saludos,
Rocket

Anónimo dijo...

A lo mejor vosotros teneis vocación de cadaveres, como esos desgraciados de hace unas entradas, el valor cuando se llama temeridad es muy peligroso. Las muertes en la guerra, son inevitables, pero se debe ir a ella con la conciencia de que los medios, los jefes, etc, son los mejores, de lo contrario, que la orden la cumpla el coronel o su puta madre.

Amocafre
desde el 4ºTERCIO

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Amocafre, compañero del Cuarto Tercio (si es que admite usted que un "pistolo" lo llame compañero):

Ni vocación de cadáveres ni gaitas. Como dijo Rocket: RESPONSABILIDAD.

Habla usted de temeridad, lo que me lleva a preguntarme si es que sabe usted algo que los demás ignoramos. De ser así bien estaría que compartiera con nosotrs sus privilegiados conocimentos. Por mi parte no hago más que comentar la noticia con los datos que ofrece, y según estos no hay temeridad alguna en hacer un trayecto bien conocido y escoltado por blindados. A pesar de todo había un riesgo, claro que sí, ¿por qué se cree que nos pagan?

Dando por cierta la noticia -e insisto en que tengo mis reservas sobre su rigor informativo- ahí no hay más que cobardía y ganas de cobrar un sueldo sin ganarlo.

Anónimo dijo...

El riesgo,claro que es inevitable, pero responda, cuántas veces hemos visto alardear de cojones; esta empresa nuestra está muy mal acostumbrada a que sus trabajadores no se quejen nada.

De ese caso, no tengo información directa, pero conozco otros en los que se producen accidentes porque al teniente tal o al capitán cual les da por atravesar un barranco sin luz, para sorprender, básicamente, para colgarse la medalla de llegar primero, y como tenía prisa no podia llevar a nadie para indicar el camino, el veículo vuelca y tres heroes más. Uno, primero tiene que mantenerse vivo, despues cuando compruevas que todo lo que es de tu parte es correcto, formación y equipo, entonces puedes asumir riesgos, incluso entonces te cabrá la duda de la competencia de los jefes, y en ese caso, de no poder negarte a cumplir una orden, es preceptivo pedirla por escrito, para que así sepamos quién la dá y quién es responsable.

Amocafre