Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

sábado, 24 de julio de 2010

¡Confesad, malditos!


A ver, cuidadito con sacar conclusiones simplonas de lo que viene a continuación, ¿vale?, que yo no estoy majareta ni nada de eso:

Un amigo -hola, tú, se te saluda- me contaba hace años que cuando iba por la calle, al cruzarse con desconocidos le resultaba inevitable imaginar que les reventaba la cabeza con una escopeta. Otra amiga (quien por cierto murió en extrañas circunstancias no hace mucho, mientras estaba embarazada) no ocultaba su fijación por fantasear con atracar el banco cada vez que se veía en una oficina bancaria, y no era por el dinero, sino por el gustazo de sacar una pistola y someter a toda aquella gente, ya fueran empleados o clientes.

Pues a mí, desde hace algunos años me pasa algo parecido. Cada vez que veo un grupo de gente más o menos numeroso lo primero que pienso es en lanzar una granada en medio del grupo. Si se trata de una muchedumbre, como en una manifestación o algo así, ya no pienso en arrojar una granada porque se quedaría algo escasa para mi gusto, y entonces imagino cargas de abundante explosivo. No sé, unos diez kilos de PG-2 por cada mil congregados o cosa así. Me imagino el efecto y hago conjeturas macabras: tantos muertos (vaya desde aquí mi pésame a los deudos); tantos mutilados (angelicos míos, desgraciaos pa to la vida) ; tantos heridos graves (esperemos que no les queden secuelas incapacitantes) ; tantos leves
(les deseo sinceramente una rápida recuperación); tantos ilesos (cabrones afortunados)...

Esto, y lo digo en serio, nada tiene que ver con mi misantropía; de hecho incluso cuando me siento en paz con el mundo, en armonía con el cosmos, en comunión con la humanidad y en pollas en vinagre, sigo fantaseando con volar a gente, con escachar personas y con descuartizar seres humanos.

Ahora, por si alguien lo duda, debo aclarar que yo no deseo hacer una cosa así; simplemente no puedo eludir esas imágenes de cuerpos desmembrados en mi cabeza de chorlito cada vez que veo a gente reunida. A lo mejor es por eso que no me siento cómodo en las aglomeraciones.

Sospecho que todos tenemos ideas más o menos psicópatas,
al igual que mi amigo el reventador de cabezas o que mi difunta amiga la atracadora de bancos, pero pido confirmación (o refutación, so aguafiestas): ¿Os pasa a vosotros algo así? ¿Me contaríais vuestras perturbadoras ensoñaciones mediante los comentarios?

Gracias muchas.

25 comentarios:

Cristina dijo...

El mío va a ser un comentario muy soso, pero nunca me he imaginado nada de eso con multitudes de desconocidos... aunque, ahora que lo pienso, en casos de mucha irritación, sí que me he imaginado amordazando a algún bocazas o ahogando o rajándole el cuello a algún pesado...
Pfffff..., estoy más loca de lo que pensaba.

cachalote dijo...

Yo creo que eso es más común de lo que nos gusta reconocer, pongo algunos ejemplos de escenas psicopáticas y enfermizas imaginadas por mí:

En el edificio donde trabajo hay una terraza, que si bien en principio no es de libre acceso y se emplea para actos institucionales y tal, con la normativa antitabaco, ha sido habilitada como fumadero oficial. Si durante la mañana tienes necesidad de tu dosis de nicotina, vas a la terraza y te desahogas. Y claro, una altura considerable, proyectada sobre una plaza por la que pasa mucha gente, minutos de recogimiento mientras intoxicas los pulmones, da para imaginar que dispones de un fusil y practicas el tiro al pichón con los inocentes que pasan por allí.

Otro ejemplo, una reunión de esas en las que te preguntas para qué coño me citan si yo de eso no hago nada...el cerebro desconecta y empieza a imaginar lo fácil que sería...volar la cabeza a todos los presentes.

Y otro más. En el aeropuerto, en la cola de la puerta de embarque. La gente se apelotona como si llegar antes proporcionase mejor asiento o algo...Yo permanezco sentado y siempre embarco de los últimos. Ese tiempo muerto, viendo el rebaño haciendo cola, algunos incluso intentando colarse, da para pensar en un lanzagranadas. Un impacto en el centro del grupo de gente, otro en la flamante aeronave que se ve a través de la cristalera...

Y yo soy de natural pacífico, aunque a veces tenga mala leche, nunca he deseado hacer algo así, pero no puedo evitar imaginar esas cosas. Debe ser la mala influencia de la tele o los videojuegos, XDDDD

Saludos

Lady Pirata dijo...

Pues mira, no, todo lo contrario, el sufrimiento ajeno me causa dolor a mí, y no me considero ni buena ni mala, del montón. Una entrada muy desagradable.

Es más, me enfado con mi angelito cuando me cuenta que de chico echaba a la carretera sapos para que los espachurrara un camión o tiraba petardos cuando pasaba un coche, claro que por listo, un día se lo tiró a su padre, y ya imagino el palizón que le daría.

Y cuando alguien se da un golpe en el codo y dice: ¡Ayyyyyyy!! enseguida me sujeto el mío y pareciese que me lo he dado yo también. Debe ser que soy una verdadera demente, visto lo visto.

Leído lo leído, quería decir...

Hoy de flowerpower: ¡no tienes nada!!

Lady Pirata dijo...

Cachalote, qué sincronía...

Lady Pirata dijo...

El susto que me he dado cuando al pulsar publicar, veo que en mi comentario salía el nombre de Cachalote y he pensado: ahí va... qué se le habrá ocurrido al Leo éste ahora.
Espero que se entienda este comentario :)

Rocket dijo...

Estimadsos todos,

Aparte de los pequeños cangrejos que atábamos mis primos y yo (algún día hablaré de mi camada) cuando éramos unos críos a petardos voladores para verlos estallar a 15 metros de altura, nunca he tenido esas fantasías.

De hecho, aparte de mi natural "pronto", en muchas ocasiones fingido, parece ser que soy un tío bastante estable, incluido alcohol de por medio.

Y mi fantasía tiene más que ver con el ejercicio del poder, o la intervención en éste, que con cuerpos desmembrados, o francotiradores, o cargas explosivas. De eso ya...

Aún así, Leónidas de mis entretelas, a veces tengo la sensación de que le encanta a usted tirar del hilo, y no me refiero solo a mi... ¡es usted Leonidianamente malvado!

A buen seguro que el nuevo Gusifluky (ese que es resultado de tanto cambio de dueño, patrón, cantinero o como lo quiera usted llamar) estará muy orgullosos de papi.

"La personalidad no está solo formada de presentes, frustraciones y satisfacciones, sino de anhelos y fantasías insoubles"

Saludos,
Rocket

Anónimo dijo...

Bien, normalmente soy una persona muy pacífica pero hay determinadas situaciones que liberan mi adrenalina y hacen aflorar mi más perversa imaginación, una de ellas ocurrió ante una de las flores que vocalizó el arzobispo de Granada:
Si una mujer aborta, el varón tiene derecho a abusar de ella.
Mi imaginación hizo que el tipo se tragara la lengua y muriera despacito emitiendo guturales pitidos. Rebeca

Anónimo dijo...

Lo mío es más personal, no pienso en multitudes, fijo la ira en alguien concreto que generalmente es causante de problemas que me afectan, despues, como no soy capaz de llevar a cabo mi plan me sumo en un tornado de frustración que me impide disfrutar de nada y me arrastra a ideas autodestructivas.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Me da a mí que, exceptuando a Rocket y a Lady Pi, el resto de amables comentaristas me estaban hablando de algo que no tiene nada que ver con esta entrada.

Anónimo dijo...

Empujar a alguien a las vías justo cuando viene el tren.

P.D.: Y atracar un banco.

Aurora dijo...

Si. Me pasa.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Anónimo:

Lo de empujar a alguien al paso de un tren tiene su punto, es verdad.

Aurora:

¡Quiero detalles!

hipy melenudo dijo...

Yo que una vez tuve un atontado de jefe, que se pasaba medio dia borracho y enfarlopado desee ferbientemente decorar con sus sesos la oficiana´, pero no fuy capaz y aqui me teneis ¡¡¡¡en libertad!!!! y sin catar presidio.

Mondejar dijo...

Joder lo siento por tu amiga, una putada.

Te cuento la ultima: Entro a Carrefour con una botella escondida, en ella llevo gasolina mezclada con el aditivo para motores de 2 tiempos, me acerco a la zona de jardín, después de mirar las motosierras, escojo una le lleno el deposito y empiezo a caminar sin rumbo, igual que la gente, voy avanzando entre ellos voy cortando trozos, digo educadamente: perdonen...perdonen..paso.

Salpicaduras de sangre, patinazos en el suelo, las suelas pegajosas, huele a carnicería de pueblo.
El guarda de seguridad me pega un tiro y el cabrón me da en cuello, mientras muero un niño me mira, me cae bien ese crío, seguro dentro de unos años pasa por el Lidl a por su motosierra.

Saludos.

Mondejar dijo...

Y hablando de travesuras reales: ¿Recuerdas los tirachinas esos que se hacian con un globo y el cuello de una botella de plastico?. Pues me encantaba lanzar caracoles contra la pared o el coche de mi madre, tenia la sensacion de disparar balas explosivas.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Hola, Mondy. Por mi amiga la difunta encinta no sufras; ella se lo buscó. (Y a veces pienso que en realidad no está ni muerta, fíjate lo que te digo).

Me ha gustado eso de la motosierra para sacar lonchas de la peña así en plan descuido: uy, perdón; ops, lo siento; ay, excúseme; mecachis, cuánto lo lamento.

Lo de los caracoles, en cambio, es cosa más seria y te auguro por ello varias eternidades en el infierno.

Quebienmesuenatunombre dijo...

Pues a mi me parece una cosa mema, esa de hacer daño sin ton ni son, al prójimo. Es como una cosa sosa que da aburrimiento. La verdadera adrenalina, la auténtica y justa psicopatía, está recogida en el Código Penal, cuando habla de la legítima defensa, y dice aquello de que cuando el mal causado no es mayor que el que se pretende evitar. Asi pues, a mi me gustaría, para evitar males mayores y antes de que se tipifique como delito el acosador en la carretera. Aquel que se pega al culo del que va delante a tropecientos por hora. Propongo fabricar coches con un aguijón en forma de serrucho en el parachoques trasero, para cortarle los huevos a todo aquel que a tropecientos por hora se te pegue al culo del coche que uno mismo conduce. A esos, habría que castralos in situ, en la propia carretera, para evitar el mal mayor de que le den por el trasero al prójimo que va a su trabajo teniendo que depender del coche todos los días.
Castrense ustedes mismos acosadores de la carretera, u os castraremos los vengadores de aquella. /
Eso, y nada mas que eso es lo que encuentro justificado, y tambíén otras cosas análogas, como machacar a gente como los arimateos locas

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Blake, ¿tú te drogas?

Javi dijo...

Hombre, pues hacía ya días que no recalaba yo por aquí y leyendo lo atrasado he pensado que venga, que te contesto:

Yo siempre he sido más del rollo Dirty Harry y me encantaría tener un Magnum 44 e ir por ahí volando sesos como quien reparte octavillas publicitarias. Claro, que mi lado John Wayne me lleva a desear matar sólo a despotas, intolerantes y otras gentuzas tales como banqueros, políticos y altos directivos. En general a quienes abusan de una forma u otra de los desvalidos.

Pero como tengo un lado... mmmmmm... llamémoslo pacifista, me mantengo alejado de las armas (que por otro lado me gustaron bastante en su momento) para evitar tentaciones, que nunca se sabe con chaladura voy y me levanto. Ya ves, hasta leo este blog y todo.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Se agredece que sigas por aquí, aunque se te vea poco, Inconformista.

Sí, las armas mejor mantenerlas lejos, ¡pero la imaginación siempre a mano, que también desquita pensar horroreces y además es legal!

Amarilis dijo...

quisiste decir 'horrores' en vez de



En realidad, quisiste decir 'horrores' en lugar de "horroreces"(sic).

Algunas entradas muy entretenidas,como siempre.

Saludos desde las islas afortunadas.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

¡Hola, Amarilis!:

No, no quise decir "horrores". Dije justamente lo que quería decir. Chulo que es uno.

¿Y qué haces tú por las Canarias? ¿Placer o trabajo?

Amarilis dijo...

Más trabajo que placer, amigo, pero se hace lo que se puede.

Feliz vacaciones.

Anónimo dijo...

Según Leo y leo el tema que nos concierne es confesar las maldades que pasan con frecuencia (más de la que queremos reconocer) por nuestras mentes perversas. No sé si mis pensamientos van encaminados al propósito de esta entrada, pero... debo confesar que cuando voy conduciendo tengo lapsus de maldad y pensamientos suicidas. Me veo provocando un macroaccidente en plan kamikaze y me resulta inevitable imaginar las consecuencias: coches destrozados, miembros amputados, cuerpos inertes, personas agonizando (entre ellas yo). Dichos pensamientos se acentuan cuando soy testigo de infracciones graves y descaradas de las normas de circulación, pero entonces sólo me imagino a ese conductor en cuestión chocándose contra un muro. El caso es que luego me siento mal por tener estos pensamientos.
Por otra parte, también... hay veces que me dan ganas de agredir gratuitamente al responsable de este Blog, pero esto ya no tiene nada que ver con el tema de entrada

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Anónimo, a mí también me dan ganas de autoagredirme a veces. Te lo cuento más que nada por si te sirve de consuelo.