Hay gente inmoral y cochina, gentuza innoble y de mal agüero que no devuelve los libros. Normalmente ni los leen, los muy pérfidos. ¿Para qué los pedirán, entonces?, me pregunto. Yo creo que es para equilibrar alguna mesa coja.
¡Ah, fementida canalla! ¡Ah, granujas! ¡Ah, malandrines, devolvedme mis libros!
Yo os maldigo.
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