En aquel mierdoso hospital psiquiátrico en el que lo habían recluido el ex-Sargento de la Guardia Civil Alonso aceptaba con la mirada perdida las cucharadas de sopa que la enfermera le daba...
Era gordito, feo y con gafas. Además vivía, como hijo de guardia civil que era, en el cuartel de Intxaurrondo.
Sólo tenía doce años. Casi nadie lo quería.
Tenía serios problemas para aprender por cojones el euskera. Sus compañeros de colegio tenían la ventaja de aprender algo de sus padres, aunque fueran unas pocas palabras mal pronunciadas, pero él, siendo hijo de andaluces y moviéndose en un ambiente en el que nunca se hablaba en ese idioma arcaico e incompleto que es el vascuence lo tenía bastante chungo. Shungo, como diría su madre gaditana.
Para colmo de males era buen estudiante y brillaba con las Mates. Llegados a este punto comprenderá el lector que todo lo que él tenía a su alrededor fueran enemigos.
Aquella mañana, antes de ir al colegio, abrió el cajón en el que su padre guardaba varias pistolas. Cogió una al azar pero se aseguró de cargarla antes de salir de casa; había visto hacerlo a su padre muchas veces y no era nada difícil.
Quizá todo hubiera sucedido de otra manera si no llega a ser por Arantxa. Quizá no hubiera pasado nada y yo tendría que hablarles de otra cosa... si no llega a ser por Arantxa. Por Arantxa y el incidente del eructo.
Fue nada. Una cosa de las que nos pasan a todos. Sólo que le ocurrió aquella mañana a nuestro niño gordito y con gafas, y aquella mañana nuestro niño gordito y con gafas escondía bajo la ropa una pistola calibre 9 mm. Parabellum. Fue un eructo, imperceptible para todos salvo para Arantxa.
Dejen que les hable ahora un poco de Arantxa. Es una niña rubia con trenzas, mediocre en todo salvo, aparentemente, en Matemáticas. En esa asignatura la pequeña Arantxa destaca especialmente, al igual que su gordito compañero de pupitre, y claro que no es coincidencia. El gordito siempre dejó que Arantxa copiara sus exámenes, porque el gordito era así... y porque secretamente estaba enamorado de ella.
Cuando Arantxa gritó aquello de "¡Seño, el gordo asqueroso éste ha eructado!" nuestro joven protagonista no aguantó más. Llevaba años aguantando eso y cosas mucho, pero mucho peores, así que tocó fondo, y decidió que le iba a enseñar al mundo quién era el gordito feo con gafas. Se puso en pie y sacó la pistola.
Lo que pasó a continuación, lo del triste balance de muertos y heridos... bueno, ya lo saben por la prensa. El gordito estaba entre los muertos tras el tiroteo con la Guardia Civil. No hablemos más de ello.
...Y mientras se esforzaba por tragar la sopa pensaba en aquel fatídico día en que se presentó a las puertas de un colegio tras una confusa llamada. Pensaba en aquellos niños que salían malheridos del colegio. Pensaba en el triste momento en que usó su arma reglamentaria contra un niño armado y fuera de control. Pensaba en los disparos que tuvo que efectuar antes de darse cuenta de que estaba matando a su hijo, gordito... feo... con gafas.
1 comentario:
Comentarios estraídos de su anterior ubicación:
María
Nunca he entendido la crueldad humana.
Ni de niños, ni de adultos.
No me extraña que acabara en un psiquiátrico. Si hay pocas cosas peores que sobrevivir a un hijo... ser tú quien acabe con su vida... me da escalofríos pensarlo.
31/07/2006 2:30
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Javi
Hola:
Esto es un aviso para mi amigo Leónidas. Es un tipo desagradable, sarcastico, acido y caústico, pero en el fondo, divertido y agradable. Sus entradas pueden ser mordaces, y de hecho lo son la mayoría de ellas, pero no puedes dejar de sonreir mientras te insulta y se burla de ti.
Leónidas, si estás por ahí, vuelve. Te echamos de menos. Besos.
28/07/2006 16:45
(http://la-osera-de-Javi.spaces.msn.com/)
Nive
¿Era Beti la fea? Podria ser yo misma, pero es que no llevo gafas (aún)
Pdta: Me equivoqué y puse el comentario en la entrada anterior. Ya te he demostrado que soy torpe, así que si lo borras mejor.
28/07/2006 13:41
(http://pasasiteapetece.spaces.msn.com/)
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