Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

domingo, 4 de marzo de 2007

Confesiones


Hoy he salido a tirar la basura y ya de paso me he tomado un par de copas en el pub de Carlos. Mariví es la chica que me suele atender. Siempre se dirige a mí llamándome cariño, hijo, cielo, y cosas así. Nos habla de esa manera a todos los clientes. Me gusta Mariví. No me gusta en un sentido físico, de atractivo sexual, pero me gusta porque es cariñosa y porque es buena gente, se le nota a la legua.

También he comprado tabaco para mí y para Miguel. Miguel me llamó para pedírmelo. Está de servicio y no puede salir. Me ha pedido que se lo lleve mañana al trabajo. Es un favor insignificante, yo por Miguel lo que sea. Y él por mí. Somos aliados de verdad. Aliados contra enemigos comunes. Aliados contra... Bueno, aliados.

Me gusta la Cabo Argüello. Como Mariví me gusta de un modo casto, pero con la diferencia de que a Tatiana Argüello la conozco mucho más. Tati es de las poquísimas mujeres militares que admiro. Casi la idolatro. Es una gran persona, una gran mujer y una gran profesional. Su abuela acaba de morir y anda jodida. La llamé, pero no tenía ganas de hablar.

Me gustaría saber por qué mi gato se pone a cagar ante mí mientras le cambio la arena. No sé si es una provocación o qué coño le pasa.

Ayer salí a cenar con Javi el de la Osera. Da gusto estar en su compañía. El de la osera, no sé si lo he dicho antes, es un héroe. Por razones que él y yo sabemos. Tapeamos, bebimos y conversamos. Buen chico.

La camarera del Latinos tenía un culo fabuloso. Era cincuenta por ciento culo, firme, duro, bien puesto, y cincuenta por ciento dientes. Debía de tener quinientos dientes por lo menos.

Pero hoy, mientras estaba en el pub de Carlos, he visto a alguien por televisión. Hace ya mucho tiempo busqué su foto por internet, tenía curiosidad. Más tarde lo oí en la radio. Hoy, por primera vez, me he atrevido a mirar a la pantalla en lugar de salir corriendo. Y he sentido mucho asco. Es feo, es bruto, es tonto. Pero claro, es quien es. Intento reconciliarme con las personas, pero me lo ponen difícil.

Ustedes no entienden nada de lo que cuento. Así debe ser, no se preocupen.

Gusifluky pesaba seis kilos la última vez que lo comprobé, pero tengan en cuenta que es un gato de raza europea, y por lo tanto grandote. Lo que no sé es si le estoy dando la vida que merece.

Me miro al espejo y me gusta la cara que veo. Hoy al menos me gusta, otras veces no. Es la cara de un tipo serio, pero debería cortarme el pelo más a menudo.

Mañana, Lunes, empieza la semana laboral. Será una mierda, pero por lo menos mañana tengo algo que hacer. Mañana me voy a un par de sitios cercanos a Tarifa para entregar unas cositas. Me gusta pasar el día de viaje y visitando a amiguetes que veo de tarde en tarde.

Cuando llego a esos sitios hay quien se echa las manos a la cabeza, porque mi llegada suele ser sinónimo de trabajo duro, al menos por un rato. Pero mañana no será así. Mañana me tratarán bien y me invitarán a comer entre ellos. Mañana yo rechazaré el ofrecimiento porque querré volver pronto a mi casa y comer con Gusifluky.

Siento miedo moviéndome por mi propia calle. Mi calle es Territorio Comanche porque tengo una vecina que es íntima amiga, la única amiga en verdad, de alguien de cuyo nombre no me quiero acordar.

Estaba en el pub de Carlos y he visto a otro cliente que he creído reconocer como compañero de uniforme. Pero no lo he saludado porque temía echarme a llorar. Y es que hay veces que verte con alquien contra quien nada tienes puede ser muy emotivo. Lo que pasa es que él no lo hubiera entendido, seguro.

Arturo dice que soy raro. Pero Arturo es más raro que yo. Arturo es la única persona por la que he retirado una entrada en esta mierda de blog.

Qué guapa es la chica de la gasolinera. Aunque esta noche no tuviera pan para mí sigue siendo preciosa. No tiene importancia que el repeinado brillantinoso que estaba en la cola ante mí haya murmurado cosas feas. Seguirás siendo la bella gasolinera, digan lo que digan. Hasta el día que le peguemos fuego al mundo, juntos.

¿Quién es el conductor que me lleva mañana a Tarifa? Los hay silenciosos que me dejan leer durante el viaje, y los hay verborreicos que no se callan ni debajo del agua. Yo prefiero a los primeros, porque no quiero conversaciones vacías. Yo quiero paz, y el fútbol me suda la polla.

Mis padres quieren venir el fin de semana que viene. Es un problema. Me van a regañar por tener la casa tan descuidada. Pero a Gusifluky le va a encantar volver a tener a mi padre (su abuelo) cerca. Gusi sabe quién merece la pena, y mi padre le encanta. Para Gusifluky yo no existo mientras el abuelo esté a tiro de zarpa.

Gusi tiene los ojos dorados. Si de verdad fueran esferas de oro no faltarían los hijos de puta que lo dejarían ciego, al pobre Gusifluky.

Y a mí me gustaría que algunas personas dejaran de considerarme maricón por querer, como quiero, a los gatos.

Éste es el mundo en el que me muevo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

He pasado dos días con gente a quien aprecio (a unos más que a otros porque les conozco más y ya sé que merecen la pena). A ratos me he sentido rara, pero encantada de formar parte del grupo.
Cuando volví a casa no había nadie. Deshice la maleta y me metí en la ducha. Cuando llegaron, mi hijo entró derecho a verme al oir el secador, lo apartó y se sentó sobre mí abrazándome y contándome cosas. Eso es la hostia.
El gato hace una ronda nocturna, es un plasta, va turnando las camas aunque soy la preferida. La vida que lleva ahora es un asco comparado con las juergas que se corría en el jardín. Ahora, si no estoy yo fuera (que son pocas veces) no le permito salir. No tiene uñas y cualquier gato puede darle una paliza, incluso si la Puri juega a lo bestia, él tiene las de perder. Me sentiré siempre culpable.
Me gustaría saber dónde está el límite hasta el que puedo llegar con los amigos, cuándo me convierto en una plasta o cuándo parezco fría.
A veces viene bien confesarse
...o vomitar lo que llevas dentro

Anónimo dijo...

Te he leido muchas veces, pero jamás había sentido contigo como hoy. Sinceramente me has sorprendido.
Un saludo desde el camino amarillo

Anónimo dijo...

Y esta, pues, es tu vida. Puede que no sea la que un día soñaste, pero es la tuya. Y quizás sea mejor así. ¿No crees?
Bueno, pues nada, un besito.
Miri

Anónimo dijo...

y con esta entrada me voy a dormir...
fin!

Anónimo dijo...

Mmmmm..... y que ocurre si te entiendo? si considero que piensas mientras escribes y que saltas de un pensamiento a otro con la mayor naturalidad...?

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Pues ocurre, Esther, que me alegro mucho y que te lo agradezco. Eso ocurre.

Carabiru dijo...

Buah!!! Por qué no tuve tiempo para leer en su día esta entrada.
Es muy buena tío, desde la forma en la que está narrada, a la forma en la que encadenas pensamientos, pasando por algunas frases magistrales.

Me encanta.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Gracias, Carabiru. A mí me gustó parir este vómito. Salió así, en unos minutos. Necesitaba desahogarme, me puse ante el teclado y empecé a pulsar, torpemente, las teclas. Salió esto, tal como me vino a la cabeza y tal como me apeteció escribirlo, en un ratillo. Me gusta que te haya que gustado.