La antigua camarera

(Publicado originalmente en Spaces el 20 de Diciembre de 2006).

De ella sé muy poco, sólo su nombre completo y que hace unos siete u ocho años la conocí sirviendo copas en un pub al que yo era asiduo. Me gustó mucho esa chica. Ustedes saben que a veces conocemos a alguien, aunque sólo sea de vista, y que por alguna razón indefinible nos sentimos cercanos a esa persona. Pues algo así me pasó con ella.

Fueron muchas las copas solitarias que allí bebí, casi siempre en días de poca clientela. Hablé alguna vez con aquella camarera. Hablé de cosas personales, insignificantemente personales pero personales al fin y al cabo. Un día, tras una breve charla intrascendente, me abandonó en mi soledad para atender a otro cliente. Luego vinieron más clientes y ella estuvo muy ocupada, pero entre copa y copa servida se acercó a mi rincón en la barra y me dijo:

- Tú y yo somos muy parecidos.

¿Y saben una cosa? Me sonó sincera, y me sonó a que tenía necesidad de decirlo. Y yo me sentí en la gloria oyéndolo. Luego vino a recogerla su novio motero, casco en el codo y toda esa parafernalia.

Le perdí la pista cuando dejó de trabajar allí. Hará cosa de tres años volví a verla haciendo el mismo trabajo en otro sitio y le hice algún comentario en referencia a su anterior trabajo; quería que me reconociera como su antiguo cliente. Ella no sabía de lo que le hablaba, aparentemente, pero sospecho que se hacía la tonta porque yo estaba acompañado por cierta dama y la camarera no quería provocar conflictos, los acontecimientos futuros consolidan esa opinión. (Dicho sea de paso que aquello me costó algún disgusto con la dama que me acompañaba. "¿Quién coño es esa tía y por qué al principio ha hecho como que no te conoce y luego sí? ¿Qué habéis tenido? Esa tía y tú ocultáis algo." En fin...)

Aquello debió de ser a finales del año 2003 o a princios de 2004, y una vez más le pierdo la pista. Aquí es donde intervienen las coincidencias de la vida -"¡Serendipia!" (Íker Jiménez dixit)- y nos volvemos a ver de un modo insospechado:

Aquella antigua camarera es hoy una Soldado en mi Regimiento, licenciada o diplomada en no sé qué carrera universitaria, y yo no estaba seguro de que fuera ella, porque ha engordado un poquito (ella afirma que también yo he engordado y tiene razón) y porque hace mucho tiempo que no la veía. Pero le pregunté. Y no me dejó terminar:

- Sí, mi Primero, yo también me acuerdo de Usted. Hará unos ocho años, ¿no? Pedía ginebra con Coca-Cola.

- No. Yo soy más bien de whisky con cola, o puede que en aquella época ginebra con tónica.

- Ah, sí, eso era.

Al día siguiente yo era el encargado de recogerle el armamento:

- ¿Qué tal te ha ido la guardia?

- Muy bien, gracias.

- ¿Cómo te llamas? Me refiero a tu nombre completo.

- Tal y tal... ¿Y el tuyo?

Y qué quieren que les diga, si una soldado formal me tutea encontrándonos a solas y luego, además, añade comentarios como "qué raro que tras ocho años nos acordemos el uno del otro" pues...

... en fin, que me gustaría saber qué ha sido del motero.

Indagaré, y cuando sepa algo ya os contaré, porque me gusta esta chica y porque parece formal. Si anda ocupada pues mala suerte. Si es que yo no le intereso pues buena suerte para ella.

Pero si anda libre la quiero para mí.




Je. Puta actualización tras el vómito (y al decir "puta" no me refiero a que la actualización cobre por dar sexo, me refiero a lo que todos sabéis que me refiero y no me toquéis la polla, hostias, que no estoy para pamplinitas): Jota tenía razón, "estamos hechos de sueños, engaños y fracasos". He hecho unas llamadas y he averiguado cosas. Ya podéis ir olvidando toda la entrada de mierda ésta. Me la hubiera ahorrado haciendo esas llamadas antes de escribirla. Podría haberla borrado antes de publicar este comentario. Por poder podría hacer tantas cosas... pero entonces esto no sería el Diario de un cabeza de chorlito.

Bueno, por ahí anda, el motero. Y ella tan feliz. Usa casco, idiota.

La próxima vez que me tutees te vas a enterar, soldadito.

Me cago en Dios y en lo que no está escrito.