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Un caracol llamado Schumacher
Los caracoles son hermafroditas. ¿Significa eso que uno de ellos se puede reproducir a sí mismo en una forma de autoclonación? No creo, ¿no? Me disculpen la ignorancia en sexualidad caracoliana, hace años que me follé a mi último caracol y se me ha olvidado cómo iba el tema. Pero vamos, que espero por mi bien que hagan falta dos caracoles. Es que, ¿saben?, tengo un problema con Schumacher.
Schumacher es un caracol que le regalé a Gusifluky. Gusifluky es un gato que me regaló Tesa. Tesa es una bloguera que... Volvamos a Schumacher. Este caracol iba un día por el campo, caracoleando como es propio de su condición, cuando fue secuestrado por mi chorlitesca persona. Quedé prendado de él por su flema imperturbable, por su sonrisa, por sus babas, por su penetrante mirada de telescópicos ojillos. Calvo como el mismísimo Jota y tan parlanchín como Harpo Marx conquistó mi corazón. Antes de que sigan pensando marranadas les adelanto que no, no me lo tiré. Lo nuestro iba en rollo platónico. Además, por mucho que busqué no vi boquete alguno por donde enchufarle el nuflo.
Sin embargo, lo que más me gustó de Schumacher fue su inteligencia. Lo metí en una botella y no tardó en encontrar la salida. Lo volví a meter y volvió a escaparse. De nuevo lo introduje en la botella y de nuevo salió. Y así hasta cuarenta y siete veces, momento en el que se me ocurrió la ingeniosa idea de ponerle el tapón a la botella. Un chico listo, el amigo Schumacher. Yo me metí en la botella a los trece años y aún no he aprendido a salir, pero eso es otra historia. Tras la demostración de las habilidades escapistas de Schumacher, alias Houdini, decidí llevármelo a casa. Gusifluky nunca había visto un caracol (ni otras muchas cosas como un mucangrio, por ejemplo) y pensé que le gustaría.
Sí, le gustó. Le gustó un huevo. Le gustó horrores. Durante aproximadamente un minuto difrutó con su nuevo caracol. Lo olisqueó mucho -¿A qué huelen los caracoles? ¿A qué huelen las nubes? ¿A qué huelen los huevos podridos?- y después le dio unos cuantos manotazos, para olvidarlo acto seguido.
El problema está en que no sólo Gusi se olvidó del caracol, sino que también yo me olvidé de él durante horas. Cuando recordé al listísimo Schumacher, alias Houdini, era demasiado tarde; una vez más había escapado. Ahora tengo un caracol superdotado escondido en mi casa, y no dejo de pensar en ese asunto tan feo del hermafrodismo. Mi hogar no se caracteriza por su salubridad e higiene, pero, joder, tampoco quiero ir por la casa pisando caracoles, más que nada por ese ruido tan desagradable: CRAS, CRAS, CRAS...
No, si al final va a tener razón mi madre. Si viviera con una mujer estoy seguro de que Schumacher no habría entrado en esta casa, y de haberlo hecho hubiera ido directo a la cazuela. Perra vida.
14 comentarios:
Se necesitan dos caracoles, sí. Tienen una especie de pene oculto que sacan en el momento de la reproducción y un orificio para ser fecundados, pero si no hay dos... no hay más.
Se morirá de hambre, Chorli, porque por muchas pelusas que tengas bajo la cama, no creo que te haya crecido hierba todavía por los rincones. Así que, tranquilo ...a no ser que comiences dentro de unos días, mientras caminas, a oir ese CRASSS CRASS.
Yo qué sé, tía. ¿Y si venía ya preñado? Ay, qué emoción...
Pues vete haciendo a la idea de que en pocos días, los Kowalski seréis familia numerosa.
Yo le compré a mi hijo, hace unos años una cobaya, y a los pocos días, al llegar a casa y asomarse a saludar al bichito empieza a gritar -Mamá, ven corre!! que la cobaya tiene dos cosas raras metidas en la jaula!!!
Eran dos bebés preciosos, porque nacen ya con pelo no como los hamsters o los ratoncitos, que nacen calvos y feísimos. Era una cobaya Kinder con dos sorpresitas.
Por cierto, me encanta ese párrafo que dice que "Shumacher es un caracol que has regalado a Gusi, Gusi es un gato que te regaló Tesa y Tesa..."
¡A ver a quién demonios le colocas a la blogera.!
Tesa, déjate bichos. Seré críptico y breve: Hámster, experiencia, multiplicación, falta de espacio, canibalismo...
Jajaja, muy bueno. Qué puntazo lo de la botella...
No te preocupes; como bien dice Tesa hacen falta dos caracoles para tener caracolitos. Y además, no se embarazan: ponen huevos unos pocos días después del acoplamiento, y los tienen que enterrar para que salgan adelante. En general, el hermafroditismo tiene sentido evolutivo para las especies en las que dos individuos se encuentran rara vez. Si además de encontrarse poco, da la casualidad de que se encuentran dos del mismo sexo, mal asunto... de ahí que estos bichos sean hermafroditas, para aprovechar los encuentros, no para reproducirse consigo mismos todo el rato, lo cual supondría una traba genética para su descendencia... a pesar de esto, algunas especies hermafroditas como la solitaria sí que pueden reproducirse consigo mismas, dado que es extremadamente raro que se encuentren dos individuos...
Y bueno, pos eso, que te quedes tranquilo.
Saludos,
Miri
esto me recuerda a un videoclip muy cursi...
pero bueno...
tu Gusifluky es bueno mi Camilo ya se lo hubiera comido es tan tontito mi perro q siempre esta metiendo de todo a la boca... un dia le saque un pajarito del hocico y tuve q castigarle...
a parte de gay, cazador... mmm no me gusta nada...
Qué risa, 73 veces, joder! pues no se los caracoles yo los recuerdo en una jaula o llenos de harina, o en arroz, la baba es diferente la baba es "Es la secreción natural del caracol de tierra (Helix aspersa M) que contiene alantoína, colágeno, elastina, proteínas, vitaminas y antibióticos naturales no alérgicos, combinados en proporción ideal para regenerar y mantener la piel saludable.
El Gel de baba de caracol, actúa como suave exfoliante que aclara la piel, elimina las pequeñas cicatrices, verrugas, regenera el colágeno natural y la elastina subcutánea eliminando las arrugas y manteniendo el colágeno hídrico de la piel" y hace crecer el gajo. Saludos.
Seguramente estara en un rincon del algun techo de alguna habitacion en estado de hibernacion eterna y si no lo quitas formarás farte fosilizada del decorado de tu casa........
salu2
Mi hermana una vez se compró caracoles de acuario porque se ve que sirven para mantenerlos limpios o algo así.
Una semana después no se veían los peces porque las paredes del acuario estaban plagadas de caracolillos diminutos.
Lo que ahora no recuerdo es si había uno o dos. Así que, suerte.
En mi caso, osea en el de mi hermana, era ella la que se perdia (bueno los caracoles tambien) dentro del horno de la cocina, buscando aquellos caracolillos quienes habian huido, a la velocidad que les caracteriza, cosa que no les servia de mucho la verdad, evitando los 200 grados celius con los que serian cocinados...
Lamentablemente para ningun caracol era el paraiso llegar a mi casa, ya que si no morian asados en manos de mi hermana, morian dishidratados en el rostro de mi madre, ya sabes.. dicen que la baba de aquel bichito es buena para el cutis... buenos, la baba de otro tipo de bichitos tambien.
Me he riedo mucho con el truco de la botella... jajajajaja eres toooodo un genio, sip .. hay que decirlo!
Jajajajajaj... he vuelto a leer y no paro de reir... jajajaja que divertido... sobre todo esa frase que dice " no vi boquete alguno por donde enchufarle el nuflo"... jajajaja que loco eres!
Leónidas Kowalski de Arimatea eres un pervertido,depravado, anormal, desviado, corrompido y etc.
Tal vez deberías buscar en tu trasero quizás el caracol se oculto ahí.
Hola, afición:
Paloma, eso de que tu madre use caracoles para ponérselos en la cara me ha llegado al alma. El día que formalicemos nuestra ralación y me presentes a tu señora madre recuérdame que no la bese. Respecto a la frase en la que hablas no sé de qué de la baba de otro tipo de bichitos... En fin, que está feo presumir, pero no todo tienen que ser bichitos, también hay BICHARRACOS.
Danna, ese escondite que me sugieres fue el primero que exploré mientras buscaba a Schumacher, pero no hubo suerte. Seguiré insistiendo en la exploración, ya más que nada por vicio. (Ay, dios, estos lectores meapilas que se ofenden y no me explican por qué me hacen mucha gracia).
Jajajajajaja
Qué bueno!!!!
Tengo un amigo que de pequeño los chupeteaba... arghhhhh qué asquete, yo solía ponerlos en laberintos, en cajas, tapados con una red cuyos agujeros eran más pequeños que sus conchas, y oh! sorpresa! siempre conseguían salir (no se muy bien como).
Mmmmmmmm uno de los misterios más misteriosos de mi infancia fue ver montones de caracoles dentro de la caja del contenedor de la luz, una caja sin orificios visibles, ni nada comestible dentro ¿como se habrían metido allí? y aún preguntaría más... ¿qué comían para hacerse tan grandes allí dentro?
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