Yo lo puedo abrazar y ustedes no, jódanse.

Me da hasta vergüenza hablar de lo que voy a hablar. En el Diario de un cabeza de chorlito me río de todo lo que puedo y me cago en algo más. De eso va esta bitácora. Leónidas Kowalski no se toma en serio ni a sí mismo, pero...

Sé de nombres que a ustedes no les dirán nada, como Neretva, como Muñoz Castellanos, como Zorzo, como Mostar, como... Cuberos.

Yo tengo algo que contar, pero es algo ridículo y facilón. Yo llegué tarde y viví muy bien gracias a gente como Cuberos. Cuberos, por si no lo saben, es un héroe, un héroe de los de verdad, un héroe humilde que no tiene el pecho lleno de medallas porque los verdaderos héroes son tan anónimos que ni medallas reciben.

Y yo quisiera contarles cosas, pero no puedo. No puedo porque tengo el gran honor de tener un amigo que se las puede contar de primera mano, y a veces lo hace, pero el muy hijoputa es demasiado humilde... Y ustedes y yo nos hemos de conformar con lo que va soltando con cuentagotas. Pero, ¿saben?, es mi amigo.

Es mi amigo y yo lo puedo abrazar mañana por la mañana en cuanto llegue al trabajo. Ustedes no. Pero al menos, confórmense, pueden leer lo que escribe una gran persona.

Y si les va eso de hacer memoria y conocer de primera mano una parte de la Historia de nuestro país, lean esto. No creo que tengan nada mejor que hacer, francamente.