Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

lunes, 4 de junio de 2007

El observador


Entré en la habitación de invitados, también conocida como la habitación azul o, desde que llegó Gusifluky, la habitación del gato. La persiana, extraordinariamente, estaba subida aquel día, y la ventana corredera ligeramente abierta, lo justo para que penetraran los trinos de los pájaros, las voces de la gente, el runrún de los motores... Gusifluky estaba sentado en el escritorio de madera, mirando atento ese mundo exterior que sólo conoce por lecturas y por vagos recuerdos de su infancia de gato abandonado.

Desde el umbral de la puerta lo estuve vigilando un buen rato. Sé que él sabía que yo estaba allí, pues percibí un ligero movimiento en sus orejas cuando detectó mi llegada, pero no giró la cabeza para verme, ni falta que le hacía; de sobra sabía que se trataba de mi tranquilizadora e inofensiva presencia.

--¿Qué haces, Gusi?

--Nada, padre, sólo miro el mundo--, me respondió sin darme la cara con esa voz grave que parece salirle del pecho.

--¿Y qué ves?

Entonces sí que me miró. Tenía las pupilas muy contraídas por la luz solar que entraba en la estancia y un gesto triste a pesar de la forma de su boca que simula una eterna y traidora sonrisa. Nos sostuvimos la mirada varios segundos, y al fin volvió a mirar al exterior mientras decía:

--Mierda, padre. Veo mierda y desolación.

Lo dijo con un tono serio, solemne. Y yo quise abrazarlo y consolarlo. Quise decirle que no siempre es así, que en alguna ocasión observar el mundo nos reporta alegría y esperanza. Pero no encontré las palabras adecuadas, porque hay veces que no se trata de hacer literatura, sino de contar la verdad, y eso ni es fácil ni, en demasiados casos, conveniente. Así que me fui a por el ratón mecánico que mis compañeros le regalaron el 6 de Enero, le di cuerda y lo dejé correr por la habitación azul. Desde el escritorio Gusifluky miró el juguete, luego me miró a mí con ese gesto atribulado de penetrante mirada verde, y a continuación volvió la cara hacia la ventana, inconmovible ante mi invitación para jugar.

--No es momento de juegos, padre. Sólo quiero observar, e intentar comprender algo.

Procurando no hacer ruido, me retiré.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanta razon, que tristeza en esa mirada, en ella nos vemos a nosotros hace años y nos reconocemos, en parte somos culpables de su pena. De todas formas, mejor así que se fije y vea lo absurdo de todo, entonces empezará a luchar por sus momentos de felicidad y tendrá una vision clara y real. Ya no tienes un niño, es un hombre!!!

Anónimo dijo...

Quizás Gusi debería decidirse a salir del piso de vez en cuando. Se daría cuenta que detrás de esa mierda y desolación hay más mierda y desolación, pero también hay otras cosas como la amistad.

P.D.
Lo siento, yo también he sido atacado por el spamero loco y ese último envio, el de las cuatro velas, creo que me ha afectado. Besitos...

Anónimo dijo...

Yo creo que a través de una ventana no se puede tener una imagen verdadera y justa de lo que hay detrás.
Quizá deberías explicarle al gato que, aunque no se acuerda, fuera hay jardines llenos de rosas, perros con los que jugar a pesar de los tópicos, lagartijas y pajaros volanderos que cazar, gatas con las que frotarse, otros machos con los que competir marcando territorio.
Supongo que entiendes mis metáforas, amigo.
Dile al gato, que sobre todo, no está solo, tiene al Chorlito que vela por él.

Anónimo dijo...

Ummmm.... ahora lo entiendo todo, entonces, ummmm.... cuando la mayor de mis gatas se pasa horas mirando fijamente algo en concreto.... ummmm.... ¿quiere decir que esta meditando sobre el mundo y tal? y si... ummmm... ¿se pasa horas mirando la pared sin mas? ¿que piensa Leo? me dejas preocupada. Menos mal que la otra, la pequeña digo, apenas piensa.

Anónimo dijo...

Sigo pensando que a Gusi le sobran libros y le falta calle. Yo de tí le abriría la puerta para que se vaya a dar un paseo, a ver si se le pasan todas esas mariconadas.

Por cierto, que como estoy desechufado (si me pillan aquí me cortan los huevines) que nada, que no me alegro de que vuelvas a tener pilila por la misma razón por la que no me entristeció que te la cortases. ¿Eso cambia en algo lo que escribes?

De lo que si me alegro es que hayan desaparecido los virus proto-cristianoides, que hay que ver que cochinadas pillas (usa condón que no son tan caros, coño)

Y, aunque no venga a cuento. Sí, me he quedado con el parecido forestal de los apellidos de mis comentaristas, pero es que me has provocado (sí, tú) una paranoia que ahora veo blogueros clónicos por todas partes y ya no hago caso.

He tomado dos medidas, al respecto:

a)llamar a mi psicólogo, quien me ha dicho que vaya y lo hablamos los cuatro.

b)dejar la mezcla de ibuprofeno, jack daniels y Voll Damm. El gas de la cerveza nunca me sentó bien.

Me piro, que me pillan de escaqueo.

Anónimo dijo...

Que poca sensibilidad animal tienes sandra.

Yo también "escucho" a mi perro cuando me mira o hace algo en concreto. Evidentemente no dice nada fisica-auditivamente pero se lo que me dice por pura intuición...es algo extrasensorial, una conexión entre él y yo. Como lo que le pasa a Leo con Gusy.

Lo que Gusy necesita es un buen polvazo con una siamesa. Que de tanto verte traer hembras a casa debe tener los huevos como melones.

Anónimo dijo...

O vivo en el mundo happy flower de los Teletubbies o mi visión no coincide con la de Gusifluki. No me hagas caso, tras días de soportar a un insoportable hoy, primer día que no lo veo, estoy de subidón.
Besitos,
Miri

Anónimo dijo...

O le pones una benda, con lo que conseguiras que el pobrecillo se vuelva un ingenuo, credulo e inocente.. o simplemente le dejas abierta la puerta para que se asome y vea el otro lado de la realidad, ese lado en donde crecen las flores y se respira amor, si, lo se, suena super cursi! pero esa tambien es parte de la vida...

Anónimo dijo...

Mira cabrito chico, cierra esta maldita ventana, agarra a Gusi, abre la puerta y te lo llevai a dar un paseo por ahi, que sino el pobre terminara viendo perros voladores, estamos? ok!

marmotilla dijo...

Pero qué solemne es tu gato!

"Soy muy solemne, padre".

Ender Wiggins dijo...

los gatos son seres curiosos. Yo tengo uno que abre puertas de armarios (de los de cocina, de esos de asa), revuelve el cubo de la basura, salta dentro de cuencos de ensalada (con ensalada dentro, al menos antes de que saltase...). En este aspecto podríamos decir que es como un alumno de la ESO con una sobredosis de tripis (o un terrorista con hiperactividad, aunque viene a ser lo mismo).

En cambio, cuando se retrepan en un sillón, y te miran, con sus penetrantes ojos, parece que sean seres de milenaria 'sabiduridaaa' El mío los tiene verdes; eso y su color negro brillante (brillantez que no tiene que ver con que un día, abriendo uno de esos armarios, se le cayese el bote del aceite en la cabeza) le confiere una presencia elegante y felina. En esos momentos, parecen pequeños semidioses felinos.

De hecho, como decía alguien, "los gatos eran considerados casi como Dioses en el antiguo Egipto...¡y no se han olvidado de esto!"

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Pues sí, Ender. Esos pequeñajos bribones se lo tienen muy creído. Pero los adoro.

Gusifluky hace unos días que aprendió a abrir la nevera. No sé cómo lo hace porque nunca sucede mientras estoy presente, pero desde que la abrió por primera vez no para, el jodío. Saca lo que pilla y lo extiende por toda la cocina, ya sean tomates, lonchas de queso, embutidos... En cambio una vez desapareció misteriosamente medio kilo de longaniza fresca. No he vuelto a saber de ella. Gusi niega cualquier relación con los hechos, pero creo que miente.

la doctora yvonne dijo...

Siempre supe que los gatos son unos bichos deleznables que no merecen el premio de ser animales domésticos.

En Australia son una plaga y cada tanto tiene que salir una brigada a exterminarlos porque se comen todo y son muy buenos cazadores.
Además se reproducen como microbios.

Saber eso me da cierto alivio, pues siento que le hago un bien a la humanidad cuando, sistemáticamente, le doy una patada a cualquier gato que se me cruce.
Saludos!

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Cuánta crueldad hay en vos, Yvonne, cuánta crueldad...