Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

viernes, 26 de octubre de 2007

La tormenta y el gato



El trueno sonó cercano, potente e interminable, con temblor de muebles y tintineo de vajilla. Pensé en Gusifluky, mi gato. "Uy, pobre Gusi. Debe de estar asustadísimo", me dije.

Lo busqué por la casa, esperando encontrarlo arrinconado y tenso. Miré en los armarios donde suele esconderse para prepararme emboscadas, y no estaba. Miré en su transportador que usa como ilusorio refugio cuando huye de mí, y tampoco estaba. Preocupado, miré en la cocina. Lo descubrí pegado a la ventana, mirando absorto el cielo gris, con las vibrisas rozando el cristal.

--¿Gusi?

--Mmmmgrr...

--¿No tienes miedo?

--¿Miedo, padre? ¿De qué?

Otro rayo iluminó la cocina. Nuestra cocina tiene las baldosas negras y blancas, como escaques de un tablero de ajedrez. Los muebles son negros y blancos. La nevera es blanca. La mesa es negra. Las sillas son blancas y negras. La Thermomix es negra y blanca. El reloj de la pared no funciona, pero es negro y blanco. Incluso el servilletero es blanco y negro. Gusifluky, por si no lo saben, es también blanco por abajo y negro por arriba. Pero bajo la luz del rayo todo fue fugazmente azul.

--Pues no sé, hijo mío, pero los gatos suelen temer a las tormentas.

-- Tormenta... qué bonita palabra para tan espectacular panorama.

En ese momento nos llegó el trueno. Largo, apoteósico. El orgasmo de un dios que no había follado durante milenios. Gusi continuó:

--Fíjese, padre: ese cielo color ceniza; esas gotas de agua tamborileando sobre el cristal; esas intensas luces azules que lo bañan todo; esos ruidos que nos recuerdan lo insignificantes que somos... ¡Cómo sentir miedo ante algo tan bello!

--Eres un romántico incorregible, Gusifluky. Y un gato muy raro.

--Vamos, padre, acérquese y contemple junto a mí esta grandiosidad de la naturaleza --me dijo mi gato mientras se encendía la pipa que le da por fumar cuando se pone reflexivo--. Tal vez usted esté acostumbrado, pero es algo tan nuevo para mí...

Permanecí un rato a su lado, envuelto en el aromático humo de la pipa y el suave ronroneo de mi hijo. Él fumaba en silencio y no apartaba los ojos del cielo.

--¿Sabes, Gusi? En estos momentos muchos seres de tu especie están asustados, encogidos bajo los contenedores de basuras o bajo los automóviles. Están mojados y tienen frío. A ellos, maldita la gracia que les hace este bello espectáculo de la naturaleza.

Pasó un largo minuto de silencio hasta que mi hijo volvió a hablar:

-- Lo sé, padre. Pensaba en ellos.

Y miró a su alrededor, como considerando que nuestro piso es demasiado grande para nosotros solos.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizá deberías traerle un hermanito para llenar la casa y que se le quitaran esas ñoñeces de llamarte de Ud y calificar las tormentas de "bonita palabra para tan espectacular panorama"
...se te está amariconando.

la doctora yvonne dijo...

coincido plenamente con tesa, ese gato se está volviendo maniático y ñoño, ¿como su dueño?

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

No tenéis corazón, ni sensibilidad poética, ni nada de nada.

Javi dijo...

A tomar pol culo, ese gato no necesita un hermanita. Lo que necesita es una gata a la follarse y ya.

Leo, como sigas así le vas a tener que llevar a Chueca el año que viene.Haz algo immediatamente.

Gerardo dijo...

Pues yo creo que con una mujer o una gata, algo se perdería...

Diana Jaramillo dijo...

mmm...soy nueva leyendo los dialogos que tienes con tu gato, y me parecen muy originales, a mi sí me gustan, bye.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Gracias, Diana.

Anónimo dijo...

Perdona por la confianza, pero entradas como esta me dan ganas de imprimir todo tu blog, encuadernarlo y guardarlo pra poderlo leer cuando no exista Internet. Buenísima, Leónidas.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Muchísimas gracias, Nut. A veces me pregunto qué sería de todo lo que escribimos si un día volvemos a las cavernas. Quizá ese día te busque y te pida nuestro cuaderno.

Carabiru dijo...

Gusi y yo compartimos la fascinación por las tormentas.