Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

viernes, 14 de diciembre de 2007

¿Fantasmas? (Segunda parte. La explicación)


Al día siguiente, con luz diurna y en horario de visitas, volví al cementerio municipal de Torrevieja. En esta ocasión el ambiente, lejos de parecer siniestro, resultaba incluso acogedor. Da gusto pasear por un cementerio y disfrutar de esa quietud... mmm, mortal. Eso es, quietud mortal.

Llegué hasta la puerta del panteón donde vi la misteriosa luz. Estaba cerrada, claro, pero podía ver a través del cristal. No recuerdo qué es lo que vi allí dentro, y si no lo recuerdo es porque no sería nada especial. Supongo que nichos y quizá flores secas. Ni velas ni rastros de cera en el suelo. La fantasmagórica presencia se había tomado el día libre, por lo visto.

Dudando de mi cordura desanduve el camino que de nuevo me llevaba a la puerta del cementerio. ¿Podía ser que lo que vi la noche anterior fuera producto de mi imaginación? ¿Acaso me sugestioné hasta el punto de ver algo que no ocurrió? ¿Quizá el aire de Torrevieja poseía propiedades alucinógenas? ¿Por qué hay gente que odia a Mr. Bean y a mí me cae tan simpático?

Me coloqué justo en el lugar desde donde había visto el inquietante fenómeno de apenas unas horas antes. Miré hacia el panteón y entonces, por fin, comprendí. Maldita sea mi estampa, qué ridículo me sentí en ese momento.

Como dije en la entrada anterior, una carretera de segundo orden y casi sin tráfico pasaba muy cerca del cementerio, pero no dije que había otra, mucho más lejana y transitada, que discurría a una distancia aproximada de un kilómetro. Al situarme mirando hacia la puerta de cristal del panteón daba la espalda a esa carretera, de modo que los coches, miniaturizados, se reflejaban en la cristalera. Durante la noche eran invisibles, salvo por los faros, cuya luz se veía deslizándose reflejada de un lado a otro del cristal, como si fuera la pequeña llama temblorosa de una vela, temblor debido a las leves imperfecciones del vidrio. Como además, esos vehículos estaban muy lejos, no se alcanzaba a oír el ruido de sus motores, lo que contribuía a disociar las enigmáticas luces con el tráfico.

Y eso era todo: el tráfico lejano reflejado en un cristal. La falta de luz y la imaginación desbocada de un adolescente hicieron lo demás. Ahora pregúntense cuántas apariciones marianas, avistamientos de ovnis, visiones de fantasmas y otras paranormalidades tendrán tan sencilla explicación como la que cuenta esta entrada.

"Los enigmas no deben ser desvelados", decía aquel mentirosillo misteriosillo. ¡Y una polla como una olla!, digo yo. Con cada misterio resuelto, con cada enigma desvelado, con cada duda resuelta, con cada error corregido, cae una frontera...

...Y con cada frontera derribada nuestro mundo crece, se hace más rico y más culto. Se hace, simplemente, mejor.

10 comentarios:

Sensei Katorga dijo...

Jajajaja, muy bueno tu relato en dos partes. ¡Que viva el racionalismo llevado hasta el paroxismo! Desentraña más misterios y desenmascara a más personajes de medio pelo.

Anónimo dijo...

Curiosa historia. En lo que no estoy de acuerdo es en lo de desentrañar todos los misterios. ¿Por qué hay que destruir la magia y la fantasía? ¿De que nos servirá demostrar que el monstruo del lago Ness no existe? ¿Nos hará eso más libres? ¿Nos elevará como seres pensantes?

Por supuesto que hay que acabar con todos esos sinvergüenzas que se aprovechan de los más crédulos, religiones incluidas, pero ¿de que le sirve a un niño que le demuestres empiricamente que el ratoncito Pérez no existe?

Para mí, siempre debe quedar sitio para la fantasía y la ilusión.

Anónimo dijo...

Si, Leito bien rarito que eres, mira que ir a pasearte, encima de noche, por un cementterio para encontrar inspiracion... uuufff

Tambien creo que la sugestion y la imaginacion son grandes componentes a la hora de lo paranormal. Llamame ingenua, ignorante o como sea.. pero la verdad es que no hace muchos años deje de creer en fantasmas, es mas a veces aun veo cosas... es que cuando creces en un lugar en donde constantemente se realizaban sesiones de espiritismo... no es facil superarlo.. mas aun cuando con seis años te obligan a presenciar tan maravilloso espectaculo.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Respondo al comentario de Javi punto por punto. Pregunta Javi:

"¿Por qué hay que destruir la magia y la fantasía? ¿De que nos servirá demostrar que el monstruo del lago Ness no existe?"

Creo entender que te refieres a magia como sinónimo de fantasía, y siendo así te respondo que no hablo de destruir eso. La fantasía (o la imaginación, que viene a ser lo mismo), son necesarias y muy útiles como motor para la creación artística y para hacer descubrimientos. Pero fíjate que hablo de hacer descubrimientos, no de estancarnos en ideas equivocadas. Mientras usemos la fantasía manteniendo los pies en el suelo y honestamente, es decir, sin pretender engañar a nadie, no hay nada de malo en ello. Por ejemplo, un ilusionista (sé que te encanta el ilusionismo) nos hace pasar buenos ratos con sus trucos, pero Uri Geller es un estafador que emplea el ilusionismo para hacernos creer que tiene poderes paranormales. El oficio del ilusionista me parece admirable, en cambio, lo que hace Geller es deshonesto y en lugar de ayudar a la humanidad la confunde y provoca esperanzas vanas que antes o después son dañinas. Demostrar que el monstruo del lago Ness no existe y que tampoco las naves extraterrestres que nos visitan según algunos, sirve, entre otras cosas, para concentrar esfuerzos de investigación en lo que de verdad puede sernos últil.

"¿Nos hará eso más libres? ¿Nos elevará como seres pensantes?", vuelves a preguntar, Javi. Rotundamente, sí. La adquisición de conocimientos nos permite tomar decisiones entre una mayor cantidad de opciones, ¿acaso no es eso ser más libres? Y por la misma razón nos eleva como seres pensantes, por supuesto que sí.

" (...)¿de que le sirve a un niño que le demuestres empiricamente que el ratoncito Pérez no existe?" Pues seguramente no le sirva de nada, como tampoco le sirvió de nada creer que sí existe. De todos modos doy por bueno que a los niños se les cuenten esas historias, siempre que vayan seguidas a medida que los niños crazcan de explicaciones racionales del mundo en el que están. De esa manera ellos solitos llegarán a la conclusión de que ese roedor coleccionista de dientes no puede existir, y se darán cuenta de ello sin traumas ni nada, sino con una curiosidad mayor por conocer su entorno.

Finalmente Javi, dices: "Para mí, siempre debe quedar sitio para la fantasía y la ilusión". Y para mí también, por eso me deleito leyendo ciencia-ficción y aporté mi ordenador al proyecto SETI, pero se puede (y se debe) mantener la ilusión por descubrir y aprender, no por permanecer inmovilizados en creencias irracionales, de lo contrario, ¿de qué ilusión hablaríamos?, ¿dónde está la ilusión en el hecho de creer patrañas sin desmentirlas? Ilusión implica una esperanza en el futuro, por lo tanto es opuesta a estancarse en unas creencias falsas que nos impiden un futuro mejor.

Anónimo dijo...

Uy, yo he tenido unas cuantas experiencias "paranormales" y siempre me rompo la cabeza intentando encontrar su causa. Pocas veces lo consigo, pero como me niego a creer que nada de eso exista, recurro a explicarlo en términos de sugestión y de poderes mentales desconocidos del espectador. Soy defensora del inmenso poder que tiene la mente, y estoy convencida de que tiene que existir algún tipo de "energía mental" desconocida que nos hace creer que un fantasma nos está revelando el futuro

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Nut, te recomiendo la lectura de "La Parapsicología ¡vaya timo!", de Carlos J. Álvarez, doctor en psicología.

Creo que te gustará y te será útil.

Anónimo dijo...

¡¡¡¿¿¿¿Qué???!!! ¿Que el ratoncito Pérez no existe?

Anónimo dijo...

Jo. Me encanta esa lucidez, esa facilidad con que utilizas el lenguaje, esa capacidad de defender y argumentar tan bien tus ideas, Leo.

Creo que esto ha sido una de las cosas que en un principio me hicieron mirarte de una manera especial, curiosa, inquietante.. tanto asi que hoy no puedo voltear la mirada.

Una polla insipida :p

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

En menudos compromisos me pones, "polla insípida". Un español entenderá tu alias con el significado de "pene sin sabor", así que imagina en qué lugar me dejas. Van a pensar que ando por ahí degustando penes.

ADVERTENCIA PARA CUALQUIER POSIBLE LECTOR: El comentario que antecede a éste está escrito por una mujer, y se refiere a polla en el sentido de mujer inocentona. No nos confundamos.

Anónimo dijo...

Jajajajajajaja... una polla insipida jajajaja... Creo que me he dejado en plena evidencia, juro que no era mi intension, pero si, no soy española, asi que se entiende mi petida de pata.


Lo peor es que mi comentario-declaracion ha quedado muy mal, al punto de perder cualquier toque de romanticismo.