Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

viernes, 11 de enero de 2008

A ver cuándo cojones os vais a enterar


La peña parece tonta. Leo una noticia acerca de un caballero polaco que se va a un puticlub, (el escueto artículo no aclara con qué intenciones fue allí el buen señor, aunque podemos suponerlas), y se encuentra a su propia esposa trabajando en dicho establecimiento, (tampoco se aclara qué cometidos desempeñaba allí la dama, aunque igualmente podemos hacernos una idea). Ahora están en proceso de divorcio, concluye la breve nota.

Hasta aquí bien podría ser una leyenda urbana. Muchos chistes se han hecho con situaciones idénticas o parecidas, y si añadimos la falta de nombres de los protagonistas, el hecho de no mencionar la ciudad y dejarlo en que sucedió en Polonia, y que se trata de una de esas noticias que llegan a través de agencias sin que nadie las firme, así como la inespecificación de fechas, y además la moralina implícita que conlleva el caso, podemos sospechar razonablemente que no es más que una broma de las muchas que se le cuelan a la prensa de tanto en tanto.

Sin embargo me inclino a creer que es cierto, y así lo pienso por lo habitual de estos sucesos. Sin ir más lejos, este cabeza de chorlito sabe de dos casos parecidos:

Un conocido mío se casó con una prostituta a la que conoció en el burdel (sí, es un hombre un tanto peculiar, por no usar otro adjetivo), en el bien entendido de que ella abandonaría así su, ejem, profesión. Al tiempo de estar casados descubrió que ella seguía"ejerciendo", y claro, divorcio que te crió. Pensará el lector avezado en asuntos puteriles que mi conocido se lo buscó, porque de todos es sabido que la cabra tira al monte, y yo no puedo hacer otra cosa que no sea darle la razón a ese lúcido lector, pues para sacar a una puta del prostíbulo, más que buenas intenciones, lo que hace falta es mucho dinero, al menos más del que ella pueda ganar entregándose a cualquiera, labor harto lucrativa aunque algunos cantamañanas lo nieguen y se llenen la boca diciendo que son unas desgraciadas, y que hay que tenerles lástima, y otras sandeces políticamente correctas e igualmente estúpidas. Vayamos al otro caso que conozco de cerca, dolorosamente cercano además y cuyo solo recuerdo me envenena el ánimo:

Un chico joven, con ilusiones y fe en las mujeres, formaliza su relación con la chica de sus sueños, tras seis años suspirando por ella. Él, 19 años; ella, 18 apenas. Él, trabajando en una ciudad lejana; ella, estudiante de COU y niña de papá a la que nada le falta, además de guapísima y encantadoramente simpática. Ella encuentra un trabajo como niñera para sacarse un dinerito y no tener que pedir nada a los padres, un trabajito de pocas horas al día, que no le impediría continuar sus estudios y le daría una modesta independencia económica; él se lo cree. Hasta que, por propia confesión de ella, él se entera de que el trabajo de niñera no es tal, sino que la chica se desempeña en lo que eufemísticamente llamó "un salón de masajes", masajes que consistían en masturbar a los clientes cuarentones y adinerados que por allí pasaban.

Pues bien, ahora leo la noticia referida y me encabrono. Me encabrono porque una vez más veo que estoy inmerso en un mundo donde la gente es lo bastante idiota como para considerar un hecho tan común, tan desgraciadamente habitual, como algo digno de aparecer en los periódicos. Esto demuestra que la mayoría de personas no se entera del mundo en el que vive, y se me agria la leche al pensar en cuántos hombres se habrán burlado del pobre polaco putero y cornudo sin saber que sus propias esposas están en la misma cuerda que la señora del polaco.

¡Espabilad ya, coño! La mujer buena, atada a los barrotes de la cama y con las piernas abiertas. Las demás un hatajo de zorras todas. Y las que no lo son es porque no pueden. Sí, es una verdad dura, lo sé. Nadie quiere aceptarla, y menos de una manera pública, por si acaso eso les complica las relaciones, pero bueno, para eso me tenéis a mí. A mí, vuestras mierdosas relaciones entre eunucos y meretrices, me la traen al fresco, y además, mientras estéis tan ciegos podré seguir tirándome a vuestras novias o esposas bien ricamente. Además de cornudos, consentidos. Qué asquito me dais.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

También sé de esas historias...

El hermano mayor de mi madre abandonó a su mujer y a sus dos hijos para casarse con una cabaretera (él juraba de güata que cambiaría su "estilo" de vida a su lado, pobre ingenuo) mientras que ella, siempre tan astuta, se encargó de dejarlo en la calle, le quitó cuanto pudo para luego abandonarlo. Mi tío, simplemente, no resistió y decidió terminar con todo hace 6 años pendido de una cuerda.


También conozco, desde hace muchos años, a un puto que se tira a cuanta mina se le cruza por delante, se aprovecha de ellas agarrandose firmemente de sus costillas, eso sin contar el par de retoños que ha dejado en el camino. Pero bueno, seamos optimistas, que seguro cambia el día que una mujer se case con él confiando en que a su lado dejará el oficio y lo canalla que es.

Anónimo dijo...

Entiendo que si un caso similar te toca de cerca estés más sensibilizado con este tipo de historias. Sin embargo, opino que eres demasiado subjetivo como para tomarte en serio. Lo analizas desde el punto de vista del "hombre cornudo", pero estoy convencida de que la sorpresa que él tuvo fue de dimensiones similares a la que tuvo su mujer al descubrir que él acotumbraba a irse de putas.
¿No crees que tu último párrafo podríamos aplicarlo también a un tío? El hombre bueno, atado a la cama bien vigilado, para evitar que se lo monte con otra y nos deje tiradas. Y el que no lo hace, es porque no puede.

Lo que te quiero decir es que tú cuentas esos casos desde tu óptica (lo cual está muy bien, oye) pero lo defiendes con tanto ahínco que parece que realmente te obsesiona.

Me gustaría contarte lo que le ocurrió a mi hermana mayor. Se enamoró de un hombre agradable, guapo, romántico, detallista... un empalago de tío, vamos. Quiero pensar que él también la quería, por lo menos al principio. Se casaron, tuvieron dos niñas gemelas y bla bla bla. Ahorrándome detalles, te contaré que él exprimió a mi hermana hasta que no pudo más. De los dos, la que trabajaba era ella. Siempre le pedía algo de ayuda, pero él nunca se puso a trabjar; tal vez no pudo, tal vez no quiso. Unos años después nos enteramos de que él le ponía los cuernos, tenía tres amantes "fijas" y además cada semana ligaba con una jovencita en las discotecas. Mi hermana no soporta las mentiras ni los secretos, así que preguntó a su marido qué estaba pasando. El tío tuvo el morro de decirle que necesitaba compañía femenina porque ella nunca estaba en casa. Lo genial de todo esto es que mi hermana trabajaba 13 horas cada día .
Y el colofón final fue cuando mi hermana tuvo un accidente laboral. Estaba en una escalera arreglando un armario de una casa donde trabajaba de asistenta, se cayó y se fracturó la cadera. Su marido la abandonó con la excusa de que no le apetecía cuidar de una inválida.
En fin, la historia no acabó en tragedia. Cuando ocurrió esto, volvieron a la casa familiar y mis padres cuidaron de ella. Yo tenía entonces 17 años, así que me encargué de mis sobrinas.
Y este tipo murió en verano en la carretera. No hemos sabido qué fue de él.

Me hubiera gustado comentar esto cuando publicaste el "tratado puteril", para demostrarte (aunque sé que lo sabes) que los humanos somos unas putas independientemente de nuestro sexo. Mi hermana se casó por amor y fue machacada por un marido vanidoso que sólo la quería para tener alguien que le cuidara.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Sí, Nut, reconozco que los adjetivos moderado y objetivo no me son aplicables. Pero tú admite que el caso que nos cuentas de tu hermana (verdaderamente odioso el tiparraco ese) no es lo normal.

Tampoco compares que un señor casado se vaya de putas un día (por muy mal que esté eso) con que su señora trabaje como puta. Es más, se me ocurre que si esta señora curraba como meretriz llegaría a casa y no tendría ganas de seguir trabajando en el hogar, y claro, así las cosas este señor decidió irse de putas forzado por el propio trabajo de su mujer, que lo tenía en obligada abstinencia. ¿No te parece que es una posibilidad muy plausible?

Carabiru dijo...

Puestos a generalizar, todos los hombres son unos puteros, y si no lo son, es porque no pueden.

Yo tampoco creo que se trate de una cuestión de género, sino de moral, si es que la moral existe.

La diferencia está, quizá, y ahora voy a volver a generalizar, en que vosotros estais más dispuestos a pagar por ello que nosotras, y nosotras, otra vez quizá, más dispuestas a aprovechar esa situación.

Anónimo dijo...

¿Sabes? Creo que tienes problemas Javi. Bueno, creo no, lo sé.
Hace tiempo que ya no eres ese tío gracioso y un poco misogino que escribía un blog, te has convertido en el jodido cansino que solo sabe escribir post despreciando a las mujeres. Y ya no es divertido leerte, es desagradable.

Así que según tú somos todas zorras y no tenemos la capacidad de enamorarnos de ningún hombre que por cierto, son todos unos santos, y ninguno pone los cuernos a su mujer, ni le zurra, ni la abandona embarazada, ni la mata, ni la quema, y además si se va de putas es porque ella lo obliga, ya que ha estado toda la tarde ejerciendo, y cuando llega a casa no tiene ganas de chuparsela al marido. Oh, pobrecico... Que pena de tío... Iba con toda su buena intención a gastarse el sueldo de la casa en follarse una puta y se encontró a su mujer. Pues que se joda por putero. Que quieres que te diga. Es odioso por parte de los dos, así que metelos a los dos en el mismo saco, no saques de quicio lo que no se puede.

Creo que tienes muchas lectoras del genero femenino, y te ha parido y criado una de ellas, no creo que tengas la misma opinión de tu madre, o también? No muerdas más la mano que te dá de comer. Te vas a quedar solo.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Dana, estuve pensando en responder punto por punto a lo que dices, pero creo que podría cansarme si lo hago (aunque aclaro que en unas cosas te daría la razón y en otras no). Iré directo a lo que más me ha tocado las narices de cuanto has dicho:

"No muerdas más la mano que te dá de comer. Te vas a quedar solo."

¿Mano que me da de comer? ¿Debo entender que mis lectoras me sostienen económicamente? ¿Me conceden alguna clase de bien material a cambio del cual les deba algún tipo de servicio o servilismo? ¿De qué puñetas hablas, Dana? ¡Si ni siquiera tengo publicidad en el blog! Ya me dirás tú qué me importa a mí que os enfadéis y dejéis de leerme.

¿Preferirías que busque de un modo servil lectoras y me dedique a ser hipócrita y a loar las excelsas virtudes femeninas? Ya puestos podría cambiarle el nombre al blog y llamarlo "Diario de un Pagafantas" (DPF), o bien "Diario de un Calzonazos" (DC).

Finalmente vaticinas que me voy a quedar solo (uy, qué miedo), ¡no me digas que Gusifluky está haciendo la maleta! Así que lo notaba yo raro últimamente... Bah, chiquilla, ya sabes: mejor solo que mal acompañado.

Anónimo dijo...

Hombre, si sólo contamos las putadas que hacen las mujeres, así salen las historias.

El tipo putero se encuentra que su mujer es puta. ¿Sabes qué? Me encanta la historia, mira, tal para cual. A él le gusta follar pagando y a ella que le paguen por follar. Dios los cría y ellos se juntan... Si existiera el destino, desde luego, no les podría haber pagado mejor a ambos. Si en el fondo la vida le da a cada cual lo que se merece...

Respecto a las otras historias, la verdad no puedo juzgar a la parte masculina de la pareja, porque no creo conocerla. Sin embargo sí que me suena una historia parecida a la del salón de masajes en la que, si mal no recuerdo, el chico alardeaba públicamente de su experiencia con las prostitutas, habiéndose llegado a follar, según decía, a cerca de 200, o algo así. Jo, hay que ver lo mal que se portó la novia, oye. Seguramente es porque no tendría la moral a la altura de su novio. De todas maneras, esta historia, que me contó un colega, puede no tener nada que ver con el caso que conoces tú, porque al fin y al cabo tenemos pocos conocidos en común.

Quiero destacar, querido Leo, que las historias, según uno las cuente, pues así son.

Besos,
Miri

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Miri, y yo destacaré que ese amiguete tuyo se pudo follar a cien o a mil, pero que todas y cada una de ellas fueron después de su experiencia con la novia pajera profesional, y sospecho que hubo una relación causa-efecto notable.

Listilla, que eres una listilla.

Anónimo dijo...

Creo que no pillas las metaforas... O las segundas intenciones, siempre que no te da la gana, claro.

Me refiero a que... Si no te leyera ni una puta persona seguirias escribiendo? Para leerte a ti mismo supongo... Que divertido.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Si nadie me leyera, Dana, seguiría escribiendo como lo hice hasta que descubrí los blogs. Pero es que además tú das por hecho que lo que a ti te disgusta es lo que disgusta a todos los demás, y las cosas no funcionan así. Por cada persona que se moleste con mis textos, hay otra que se siente identificada.