Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

sábado, 8 de marzo de 2008

A esta entrada tampoco me sale de las pelotas poner título


Jugaba en la entrada anterior con la idea de palmar y no enterarme, vagando por la vida sin ser consciente de estar muerto. Evidentemente sólo estaba jugando con la imaginación, pero es que este asuntillo de la muerte y su relación con las bitácoras que escribimos me está dando qué pensar. Creo que la culpa es de Sergio, que murió sin avisarnos (aunque en realidad todo su blog era una advertencia), y MO y yo seguíamos preguntándonos por él meses después de su muerte. En una novela de Javier Marías el autor hace una interesante reflexión sobre eso de los muertos y sus conocidos que aún no se han enterado del fallecimiento. Ni recuerdo la novela (aunque hay muchas papeletas para que sea Mañana en la batalla piensa en mí) ni recuerdo la reflexión, pero sé que me gustó. Vaya un asco de lector estoy hecho, ¿de qué me sirve leer textos que me gustaron si no puedo recordar qué decían?

Bueno, sigo con lo mío:

Ahora sólo unas pocas veces al año me veo en esos trances, pero hubo un tiempo en que trabajaba casi todos los días metiendo mano a ingenios diseñados para destruir, descuartizar, mutilar, matar. Mi jefe directo disfrutaba con la especialidad que teníamos, y a mí también me fascinaba todo lo que él me estaba enseñando. Fue una extraña relación la de este hombre y yo. Apenas sabíamos nada el uno del otro en cuanto a nuestras vidas privadas, sin embargo formamos un buen equipo en el tajo, con bastante complicidad silenciosa, lo que facilitó que lleváramos a cabo algunos trabajos que no puedo contar aquí, pero que sin duda fueron los que más me enseñaron. En aquellos tiempos viví experiencias que me hacían pensar constantemente en la posibilidad de morir por una explosión, y me preguntaba entonces si sentiría algo o no habría tiempo para ello, y, sobre todo, me preguntaba si llegaría a ser consciente de que me moría.

Una década después y llevando una vida profesional mucho más segura (a aquel jefe lo vi por última vez hace más de diez años, con una pistola humeante en las manos tras haber vaciado el cargador sobre los trofeos y cuadros que adornaban un bar), me sigo haciendo preguntas sobre mi muerte, aunque ahora son diferentes.

Es muy posible que Leónidas Kowalski muera antes que yo, quizá algún día mate a ese cabroncete. Créanme que ganas no me han faltado en muchas ocasiones, pero, ¿y si yo muero antes? ¿Qué pasará con Leónidas? ¿Alguien sabe decirme si los blogs inactivos durante un tiempo desaparecen? ¿Quedará, en caso contrario, el Diario de un Cabeza de Chorlito amueblando la Red hasta que todo se vaya al carajo?

Se me ocurre que estaría bien confiar mi contraseña a alguien, para que sea él quien escriba la última entrada de este blog. ¿Recuerdan cuando yo hablaba de mis tres o cuatro lectores?, pues ahora son unos cuantos más. No muchos, tampoco se crean, pero sí muchos más de los que esperé al principio. A mí me gustaría que sepan que he muerto, porque si no... no sé, sería como tenerlos engañados o algo así.

Dándole vueltas a este asunto creo que debería buscar a alguien responsable, buen amigo, que me conozca personalmente y que sepa mantener su palabra. Además ha de tener el talento necesario para escribir mi epitafio bloguero con humor, sensibilidad, respeto y franqueza. Y creo que tengo a la persona adecuada, soy un tío afortunado.

Sí, tengo que darle mi contraseña al puto gordo. Por lo que pueda pasar.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Me siento muy honrado, las cosas como son. Para mí sería un placer... digo, un honor escribir tu epitafio. De hecho es algo que me he planteado muchas veces, y que he empezado a hacer en alguna ocasión, pero claro, entonces tenías que dar nuevamente señales de vida y joderlo todo, con lo bien que me estaba quedando.

Pues nada, lo que es por mí, cuando tú quieras. Vamos, que no tengo prisa, ¿eh? No vayamos ahora a confundirnos. Eso sí, si puedes avisame con algo de antelación por el tema ese de recopilar algunos datos biográficos. Ya sabes, colegios a los que fuiste, si tenías "amiguitos" de esos "especiales", etc.

P.D.
A ver si nos acordamos de que yo soy "El gordo cabrón", y no "el puto gordo". Que uno tiene su poquito de dignidad...

Anónimo dijo...

En vez de epitafio quería decir "elegía". Pido disculpas al respetable.

Anónimo dijo...

También valdría "panegírico", creo.

Anónimo dijo...

Sí. Realmente "panegírico" queda mejor.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

¿Ves? Yo sabía que eras el indicado. Ya hablaremos.

Anónimo dijo...

Y si la espichamos los que comentamos, también tenemos que dejar a alguien encargado de avisarte o te la trae floja?

No sé, por saberlo. :)

Rebeca.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Me la trae floja, Rebeca. Y pendulona.

Anónimo dijo...

Venga, Leónidas, no seas así. Tú sabes que sin los comentarios esto no sería lo mismo.

Anónimo dijo...

Jajaja qué peso me he quitado!! Me daba palo y vergüencilla comprometer a algún amigo esa misión.

Hay personas que inspiran colores y otras canciones, a mí todo el blog me evoca una canción de Sabina (y no soy fan de él),se llama "Peces de ciudad".
Y no le estoy tirando los trastos que en esto de la internete hay que dejar las cosas transparentes o se malinterprentan.

Rebeca

Anónimo dijo...

También podrías escribir una carta de despedida, con sus palabras ocultas y distribuidas en tus entradas y después cuando fines, que Javi publicara la forma de descifrar el mensaje y el primero en formar la carta al completo, seria el ganador de un premio, que previamente habrás dejado pagado.

Venga joé, esto promete, ¿cómo va esa tos?.

Un saludo.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Rebeca:

Qué bonito que las personas le inspiren colores o canciones, pero eso va a ser que padece algún trastorno de la percepción, que lo sepa. Agnosia o algo así.

La canción que dice inspirarle este blog, "Peces de ciudad", es como tantas otras de Sabina. Pegadiza y llena de frases sin sentido que pretenden pasar por poéticas, con rimas forzadas y presta a ser interpretada de mil maneras diferentes. Ahora cabe preguntarse: Cuando un mensaje puede ser interpretado con tantos significados como receptores lo reciban, ¿nos está diciendo algo, o por el contrario no dice absolutamente nada?

¿Sería usted tan amable de explicarme su interpretación de la cancioncilla? Me ha picado la curiosidad, lo reconozco.

Al final dice usted que no me está tirando los trastos. Lo lamento profundamente, ¡ahora que empezaba a fantasear con la idea de echarle un buen polvo!, y además así, llamándola de usted, que es más morboso.

Sr. Mondéjar:

Me ha parecido una idea estupenda. El premio podría ser mi cadáver embalsamado, o mejor aún, el ganador podría llevarse como premio a Gusifluky, y así de paso queda resuelto el problema de su mantenimiento cuando yo le falte a la criaturica. Será cuestión de estudiar el tema.

Anónimo dijo...

Tu cadáver embalsamado!!. Te imaginas puesto en casa de alguien cuando te embalsamen con 85 años (menudo premio), ¿Con los pervertidos que hay por Internet? no creo que respeten tu descanso, incluso me huelo lo peor y nunca mejor dicho.
Gusifluky tampoco se merece eso.
Definitivamente tendrás que pensar otros premios, que tú lo que quieres es ahorrarte el entierro.

Anónimo dijo...

Pegadiza y llena de frases sin sentido que pretenden pasar por poéticas, con rimas forzadas y presta a ser interpretada de mil maneras diferentes.

La acaba de destrozar. Pobrecita.
Pues mi percepción, Señor K. es perfecta, taras cero.

La interpretación? Hace falta verbalizarlo todo?, es una evocación, sólo eso. No es necesario q se identifique, es lo q. me transmite su blog. C'est tout.

En cuanto al interés morbosillo, que dice, empiezo a despertarle, yo que me pasé leyendo a Platón, me quedé en su mundo de las ideas, allí mi heroe es como su soldado Kowalski; anoche era clavado a Eduardo Noriega. Este blog, dice, es su espada, pues bien, es la única espada que le pienso ver (ufff, cómo ha sonado!!! sí, tb. me he pasado leyendole a usted).

Rebeca.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

¡Cobarde!