Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

sábado, 17 de abril de 2010

"Entretenga a sus amigos, escandalice a las señoras"




No hace mucho leí la novela de ciencia ficción Las estrellas, mi destino (Alfred Bester, 1956), también conocida por el título de ¡Tigre! ¡Tigre!, y me di de bruces con un pequeño fragmento anecdótico del que quiero dejar constancia aquí:

[Le tendió a Foyle un paquete de sobres sucios.

-¿Fotos guarras, signore? Cristianos de sótano arrodillados, rezando, cantando salmos, besando cruces. Muy asquerosas. Muy prohibidas, signore. Entretenga a sus amigos, escandalice a las señoras.]

Fotos guarras muy asquerosas. Excelente manera de resumir lo que opino de los ritos religiosos, que me parecen más obscenos que la pornografía, y que además tienen el agravante de ser comúnmente inculcados en los niños. Hay padres que incluso siendo ateos o agnósticos apoyan a sus hijos en la querencia absurda de seguir un rito religioso por razones de "peso" como la tradición, especialmente en eso llamado comunión. "Estoy de acuerdo contigo, pero el niño quiere, y además la van a hacer todos sus amiguitos", suelen reponderme los padres del futuro fanático cuando les hago ver lo grave de iniciar a un niño en una secta. Pero da igual lo que yo pueda decir, porque pensar no es bueno, en cambio perpetuar ideas mitológicas es genial.

Y con eso se acaba la parte de ateísmo ilustrativo de este escrito. Vayamos ahora a otras consideraciones más literarias.

Si os gustó El Conde de Montecristo (Alejandro Dumas [padre], 1844) y os va la ciencia ficción no os podéis perder la novela de Bester. Imaginad a Edmond Dantés en versión futurista, allá por el siglo XXV, cobrándose implacable su venganza, en un mundo constituido por varios planetas y satélites (e incluso un asteroide donde habita una peculiar colonia llamada Pueblo Científico, que paradójicamente ha convertido los recuerdos ancestrales de sus antepasados científicos en una suerte de religión). Las similitudes entre la novela de Bester y la de Dumas son tantas que no cabe más que pensar que son totalmente intencionadas. Un homenaje, supongo. (Nota para los lectores perezosos: la historia de Foyle se desarrolla en unas mil páginas menos que la de Dantés, así que no os lo penséis).

4 comentarios:

Cristina dijo...

No es por nada, pero esto me suena...

cachalote dijo...

Tomo nota de la novela, a ver si me la agencio, porque de ciencia ficción, prácticamente me he centrado en Asimov y su saga de las fundaciones, y es hora de abrirse a nuevos horizontes.

Y en el otro tema...¿quién que no ha participado en alguno de esos ritos por presiones familiares, por ejemplo?. Supongo que el viejo dicho de que pueden más dos tetas que dos carretas puede aplicarse aquí también...

El soldadito de plomo dijo...

CRD:

Date por contestada.

Capitán Cachalote:

Sí, claro que a veces participamos en esos ritos por presiones familiares, e incluso en ocasiones extremas lo veo bien; pero soy de la opinión que en general hay que plantarse y decir no, sin contemplaciones.

Pajeú dijo...

Del mismo autor, te recomiendo "Los Impostores".