Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

lunes, 26 de abril de 2010

La visita del asiático que quería ser albaceteño (III)


(Viene de aquí)


Entonces ocurrió algo curioso que me impulsó a mirar al visitante con nuevos ojos. Gusifluky apareció en el salón desperezándose, se detuvo mirando fijamente a Gino y tras unos segundos de intensa observación se acercó a él y comenzó a ronronear y a frotarse contra sus piernas. Gino acarició a Gusi repitiendo una y otra vez "minino bonito, minino bonito".

Me permitirá ahora el amable lector un paréntesis para contar que aquellas cariñosas palabras del oriental me recordaron algo relacionado con una de esas historias que lo marcan a uno. Me refiero a la novela del recientemente fallecido Miguel Delibes Los Santos Inocentes. Como curiosidad contaré para quien no la haya leído que esa novela está escrita de una manera engañosamente simple, sin usar puntos salvo los que finalizan cada capítulo, de manera tal que cada capítulo es como una larga frase. Y lo mejor de todo es que no me di cuenta de ese detalle hasta acabar el libro. Creo que hay que ser un genio para hacer eso. (Sirva este párrafo de humilde homenaje al maestro Delibes).

Y ahora, agradecido por la paciencia del sufrido lector, continúo con el relato de la visita que recibí por parte de un personaje leonidiano.

Si Gusifluky se mostraba afectuoso con Misó Gino, como así era, había motivos de peso para creer que este no mentía al asegurarme ser una buena persona. Aún así yo albergaba dudas, y por si las moscas emplacé al antropólogo al día siguiente.

Continúa la transcripción:

Soldadito de Plomo: Bueno, señor Gino, es tarde y necesito dormir y pensar en todo este disparate. Márchese usted y ya mañana, con más tiempo, me cuenta eso tan importante que me tiene que revelar.

Misó Gino (desesperado): ¡No tenemos tiempo que perder! Algo terrible está por suceder en cualquier momento; dentro de dos años, de un mes o... podría ser esta misma noche.

SdP: Está usted rematadamente loco, eso es lo que pasa. Aunque pensándolo mejor debo de ser yo el que está como una chota. ¡Usted es un personaje de ficción, por amor de dios! ¡No puede estar en mi salón, ni sus odiosos libros pueden estar en mi biblioteca! O se va inmediatamente o llamo a la Guardia Civil y le doy el chivatazo a su amiga la capitán Bragas Blindadas.

MG (sonriendo con tristeza): Sigue sin comprender, amigo mío, sigue sin comprender. Susana Bragas Blindadas es una buena chica que nunca quiso mandar la temible Compañía Némesis; de hecho ella, cuando habitaba en el mundo de las cosas que no existen, soñaba con ser bailarina de ballet clásico, ¡y mírela ahora, convertida en la jefa de una unidad de mujeres torturadoras! La pobre Susi, obligada a perseguirme por siempre jamás, y yo condenado a huir de ella eternamente. ¡Todo por culpa de ese espantoso Leónidas Kowalski!

SdP (con firmeza): ¡No le consiento que hable así de mi amigo muerto, y menos aún en la que fue su casa y ante su gato!

MG (lúgubremente): Es usted un infeliz, querido Soldadito de Plomo. No comprende nada. De veras que siento compasión por usted.

SdP (abriendo la puerta de la calle y señalando al exterior): ¡Al carajo usted y su compasión! ¡A la puta rúe ambos! Y no olvide coger su gabardina y su sombrero.

MG (sin hacer ademán de levantarse, mirándome fijamente y con voz más tétrica que nunca): ¿Está usted seguro, inocente Soldadito de Plomo, de que su amigo Leónidas está muerto?


CONTINUARÁ. INSISTO EN QUE TENGO CUBIERTAS LAS ESPALDAS: SI DESAPAREZCO LA GRABACIÓN COMPLETA SERÁ ENVIADA A LA POLICÍA.

4 comentarios:

Cristina dijo...

Pues te lo debiste leer del tirón entonces, porque a mí me ponía de los nervios cada vez que tenía que parar de leer en medio de una frase que no acababa nunca.
Ah, por cierto... uauaaaaahhhh, me voy a dormir.

Rocket dijo...

¡Redios!, ¿Leonidas?, ¿vivo?, ¡¡pero eso es un bombazo informativo!!...

¡¡Ay, Bibiana!!, ¡¡Tiembla!!, ¡¡tu azote está por volver!!

Saludos,
Rocket

P.D.

Estimado soldadito,

En otro orden de cosas, llamo su atención sobre la censura de Kitty... ¡que vergüenza, censura en el XXI!

El soldadito de plomo dijo...

¡Sí, Rocket, he estado siguiendo lo que ha hecho esa pequeña viborilla! Tanto dárselas de hipermoderna y megaliberal, y después nos hace eso. No se puede uno fiar de nadie.

Rocket dijo...

Efectivamente, hay gente que no tiene sentido del humor...