Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

sábado, 8 de mayo de 2010

La visita del asiático que quería ser albaceteño (IX)

(Viene de aquí).

Cuando volví al salón tras haber vomitado me encontré al cónclave de personajes leonidianos sumidos en lóbrego mutismo y sin mirarse entre ellos, salvo Susana y Misó, que se habían sentado juntos y aprovechaban para hacer manitas.

Continúa la transcripción.

Soldadito de Plomo: Me serviré de este silencio para atraer la atención de los aquí reunidos en esta memorable madrugada. Confío en que durante mi breve indisposición se hayan presentado entre ustedes; si no fue así tampoco tiene mucha importancia pues creo que todos están aquí con el mismo objeto y no es trascendente que se conozcan entre sí.

Psicópata verborreico: Qué bien habla usted señor Soldadito de Plomo yo quisiera expresarme así como lo hace pero el cabrón de su amigo o ex amigo Leónidas Kowalski me creó de esta manera hablando sin signos de puntuación y a veces hasta tengo problemas para respirar aunque desde luego no es el peor de mis problemas hablar tanto sin tomar aire ojalá fuera esa mi mayor preocupación.

Soldadito de Plomo (alzando una mano en señal de pedir silencio): Pronto hablaremos de sus preocupaciones, si es que dejan de afluir visitantes inesperados, pero ahora me interesaría que Misó o Susana terminen de contarme lo que estaban diciendo sobre inestabilidades y fluctuaciones. Adelante, por favor.

Susana Bragas Blindadas: Como le decíamos antes de que apareciera el resto de... ejem, ilustres invitados, Leónidas dejó de influir en nosotros al cambiar usted la contraseña del blog. Es por eso que hemos podido venir aquí haciendo uso de nuestro flamante albedrío. No obstante no somos libres a tiempo completo. Tenga en cuenta, comprensivo Soldadito, que aunque libres no dejamos de ser fruto de la calenturienta mente de Leónidas Kowalski, y puesto que ese maldito hombre nos imprimió unas características básicas, dichas características subyacen en nuestra forma de ser por más que intentemos evitarlas. Lamentablemente constituyen nuestra esencia.

Misó Gino: En otras palabras: hay momentos en que sin poder evitarlo tenemos... tentaciones.

Buen Padre: Malos pensamientos.

Psicópata verborreico: Ideas negras difíciles de evitar como en mi caso desear irme de putas y pegarles sin importarme matarlas y descuidar a mi esposa y a mi hijo...

Amigo de Marcelo: A mí ayer me dieron ganas de reventarle la cabeza a una mujer a la que no conozco de nada.

Marcelo: Y a mí me entraron ganas de ayudar a mi amigo.

Hermano de Alejandra (llorando aún): Pues yo, hoy mismo sin ir más lejos, he cogido el bloc de notas y cuando me he dado cuenta estaba dibujando a una niña que...

Soldadito de Plomo: ¡Usted cállese, por todos los diablos! Bien, creo haber comprendido la situación. Están libres de las manipulaciones de Leónidas, pero no lo están tanto de la naturaleza que él inventó para ustedes. Temen que en cualquier momento esa retorcida naturaleza se imponga sobre sus nobles intenciones, ¿es eso?

No tuvieron tiempo de responderme porque en ese momento alguien llamaba al timbre. Din don. No, no se trataba de Leónidas, así que dejé pasar al nuevo "invitado", que era un tipo cuarentón de aspecto anodino.

Continúa la transcripción.

Soldadito de Plomo (con voz de hastío): Hola. Sé que es usted un personaje leonidiano, así que pase y sea educado presentándose al resto de concurrentes. Sea educado y sea breve, por favor.

Nuevo visitante (entrando al salón y mirando tímidamente a todos los demás): Buenas noches, hermanos. Yo me llamo Alfredo, y no puedo decir que sea un honor estar aquí entre tanto... ¡entre tanto criminal!

(CONTINUARÁ)

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Se te aparecen personajes pasados, pero a conciencia olvidas a otros, eres aburrido, repetitivo, y me resisto a pensar que eres un amargado, pues como tantos otros te vendes dia a dia por una porción de ese inmenso plato de lentejas que nos mantiene a todos, no te culpo, sigues siendo un cobarde, lo eras siendo Leonidas y tambien mucho antes, por eso vengo cada dia y busco algo que me explique porqué un dia fuimos algo m´s que conocidos, cuando este invento de las redes no le permitia a uno esconderse tras un alias, y un escrito era de verdad un documento.

El soldadito de plomo dijo...

Hola, anónimo.

Qué interesante comentario el tuyo. Me encanta saber que tengo enemigos como tú que me siguen la pista intentando vanamente herirme. Me haces sentir importante, anónimo. Voy a responderte por partes y con atención, porque tú te mereces eso y más. Pondré entre corchetes los fragmentos de tu comentario y a continuación mi respuesta.

[Se te aparecen personajes pasados, pero a conciencia olvidas a otros,]

Es que esta historia va precisamente de eso. Si crees que se me ha olvidado algún personaje que para ti sea significativo puedes señalarlo y quizá esté a tiempo de incluirlo, aunque te advierto que a falta de algunos detalles menores esta historia ya está escrita y terminada.

[eres aburrido, repetitivo,]

Algo aburrido sí que soy, sobre todo en persona (aunque si alguien que dice conocerme se molesta en dejar el comentario que has dejado tal vez no resulto tan aburrido en persona). En cuanto a lo de repetitivo no te creas: tras la muerte de Leónidas este blog ha perdido a casi todos sus antiguos lectores y está estrenando algunos nuevos; eso justifica cierta repetición, y por lo que demuestras esa repetición no me hace terminar de perder a todos los antiguos lectores.

[y me resisto a pensar que eres un amargado,]

¡No te resistas! Venga, repite conmigo: EL SOL-DA- DI- TO DE PLO-MO ES UN A-MAR-GA-DO. Yo creo que más bien soy un insatisfecho crónico debido a mis utópicas expectativas, pero imagino que a eso se le puede llamar amargura.

[pues como tantos otros te vendes dia a dia por una porción de ese inmenso plato de lentejas que nos mantiene a todos,]

Me he perdido, anónimo. No sé qué relación hay entre esto con lo que sales ahora y lo anterior que me estabas contando. En cualquier caso deduzco que ahora estás hablando de mi trabajo. Si es eso te diré que sí, soy empleado público (oh, el sempiterno plato de lentejas y bla bla bla...), y mil veces preferiré a un mercenario con profesionalidad que a un salvapatrias fanático. Hace mucho escogí mi profesión por idealismo y hoy la mantengo por pragmatismo. Lo que pasa es que desde el entonces al hoy he aprendido mucho, y por eso ahora soy mejor profesional al servicio de mis conciudadanos. No esperes que me disculpe por ello.

[no te culpo,]

¡Gracias!

[sigues siendo un cobarde, lo eras siendo Leonidas y tambien mucho antes,]

Esto es buenísimo. Imagínate lo siguiente con la voz de Forrest Gump: “Mi madre dice que un cobarde es el que hace cobardías, como dejar comentarios anónimos”.

[por eso vengo cada dia y busco algo que me explique porqué un dia fuimos algo m´s que conocidos,]

¡No me digas que nos dimos por el culo! Mwajajaja, venga, me pongo serio. A lo mejor lo que pasó es que te desviaste. En cualquier caso no creo que nunca fuéramos más que conocidos.

[cuando este invento de las redes no le permitia a uno esconderse tras un alias,]

¿Cuándo me he escondido yo tras un alias? Yo no soy un miedica anonimazo que deja comentarios sin nombre soltando rebuznos. Leónidas Kowalski siempre dejó claro quién era, y el Soldadito de Plomo expone bien a las claras su nombre en el perfil de usuario de Blogger. Aquí el único que se esconde eres tú.

[y un escrito era de verdad un documento.]

Alguna vez, a mi pesar, tuve que redactar escritos muy formales -alguno dirigido a un juez togado militar-, pero es obvio que un blog personal no está para eso. Desbarras, anónimo, desbarras.

Ha sido divertido, pero si vuelves a hablar de mí como si me conocieras y sin identificarte, probablemente eliminaré tu comentario.

Un saludo (¿nos vemos mañana?).

cachalote dijo...

Pues yo venía a decir que el relato, bien, que sigue habiendo alguien que lo lee y tal.

No obstante, después de leer los comentarios, debo decirte, soldadito, que manda huevos la paciencia y el temple que tienes. Yo no tengo tanta paciencia, lo que es una pena, porque de no ser por eso y por algunos vicios y malos hábitos, sería un dechado de virtudes.

El soldadito de plomo dijo...

Sí que soy paciente, sí. También tú lo eres aguantando este despropósito de "La visita del asiático que quería ser albaceteño". En fin, ya falta poco para terminar.

Rocket dijo...

Estimado soldadito,

¡Qué jaleo!

¿Y no podrían Leónidas y el soldadito compartir el blog, el piso, a Gusifluky y todas las hembras que a ello se presten (que sospecho será más de una) como buenos hermanos que son?, el Yin y el Yan, Jekyll y Hyde, Pepe Gotera y Otilio, Rocco y Nacho. Piense en ello antes de eliminar a alguno de los dos... las posibilidades (incluidas las literarias) son muy tentadoras.

Saludos,
Rocket

El soldadito de plomo dijo...

¡No nos precipitemos, Rocket! La última palabra no está dicha. Ni tan siquiera la penúltima.

¿Qué se puede esperar de un blog donde alguien muere y resucita?

Anónimo dijo...

Oye, me está gustando esto...
Y me recuerda un poco a esta canción de Jaume Sisa

http://www.goear.com/listen/0b4019a/qualsevol-nit-pot-sortir-el-sol-jaume-sisa

Fa una nit clara i tranquil·la,
hi ha una lluna que fa llum.
Els convidats van arribant
i van omplint tota la casa
de color i de perfums.
Heus ací a Blancaneus, en Pulgarcito,
als tres porquets,
al gos Snoopy i el seu secretari l’Emili
i en Simbad,
l’Ali Babà i Gulliver.

Oh! Benvinguts, passeu, passeu.
de les tristors en farem fum.
A casa meva és casa vostra,
si és que hi ha casa d’algú.

K.Wu.

El soldadito de plomo dijo...

Querida y pequeña Kitty, queridísima y diminuta Kitty, he dedicado un rato a escuchar la canción de Jaume Sisa, y otro rato a buscar la traducción.

No voy a entrar en detalles sensibleros, ¿vale?

Pero déjame decirte que la diminuta Kitty es grande. Si no fuera porque es una aberrante cursilada te diría que el corazón se me queda chico para ti, ¡aunque moderes los comentarios en tu blog!

El soldadito de plomo dijo...

¡Kitty! ¡Kiiiiiiiiittyyyyyyyyyyyyyy! Algo horrible está pasando. Blogger dice que tu blog ya no existe. Debe de ser un error, ¿verdad? Es un error, seguro.

Por favor, dime que es un error.

Dímelo, Kitty, dímelo.