Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

jueves, 17 de junio de 2010

¡NO SOY ESPAÑOL!


Maldita sea mi estampa. Soy un apátrida, un descastado, un hijo de nadie, un qué sé yo. Algo muy malo en cualquier caso.

En realidad hace mucho tiempo que sospecho de mi falta de arraigo, de filiación, de vergüenza y de todo; pero fue ayer cuando uno de mis respetados camareros constató claramente mi ignominia con una demoledora sentencia: "¡Pues vaya mierda de español que eres tú!", me espetó aquel ciudadano de pro.

Resulta que yo, un instante antes y con insensata imprudencia, cometí la osadía de expresar ante el camarero mi satisfacción por la derrota de la selección española de fútbol ante la selección suiza. Tengo mis motivos prácticos, que no ideológicos ni sentimentales, para alegrarme de esa derrota, pero ahora no vienen al caso. Lo importante es que no soy lo bastante español según el criterio de muchos, como el del camarero que me acusó de ser "una mierda de español".

Puede que sea eso; puede que yo no sea español si ser español significa jalear a deportistas millonarios; puede que para ser español haya que centrarse en el Mundial de Fútbol y olvidarse de los millones de parados, de la insolidaria economía sumergida, y de la desfachatez de tanto cacique local que se cree intocable gracias, en parte, al semianalfabetismo de nuestros chavales, que nadie quiere corregir de una manera definitiva y clara, porque eso supondría el principio del fin del chollo del que gozan tantísimos vividores a cuenta del currito. [Este párrafo es una bazofia harto defectuosa que no puede ser corregida hoy pero quizá lo sea alguna vez].

Reflexiono sobre esto y recuerdo que ante todo soy una persona, y el hecho de ser una persona oficialmente española obedece a un acontecimiento puramente casual. Pero sigo pensando en ello, y tras mucho darle vueltas al asunto llego a la conclusión de que yo no soy un buen español porque a mí me la sopla el fútbol.

Así que acabo comprendiendo que mi camarero favorito tiene razón cuando me acusa de ser un desgraciado antiespañol, porque soy tan imbécil que me interesan los millones de parados más que los millonarios futbolistas. Lo siento.

Luego me pongo a pensar en la desfachatez de tanto cacique local y en el semianalfabetismo de nuestros chavales , y se me quitan las ganas de pulsar una tecla más.

Pero después, antes de despedirme, aclararé algunas cositas:

A) El camarero que me acusó de ser un mal español cobra el paro mientras obtiene un sueldo como camarero sin declarar. Sueldo sin declarar y paro. Y además sigue lo que hace la Selección Española (de fútbol).

B) A estas alturas de la vida y sabiendo lo que sé no es un insulto para mí ser tachado de "mal español". Lo que me toca los huevos es que haya gentuza que basa su "españolidad" en lo que hagan un puñado de futbolistas.

C) ¿Qué tal si me hacéis el favor de moriros todos?

D) No tengo el menor interés en ser declarado "español".

8 comentarios:

Rocket dijo...

Estimado soldadito,

Serénese hombre, no se deje influir por un camarero trincón y corruptible, desde aquí casi puedo oler la bilis.

Por lo que a mi respecta, sigue siendo usted igual de español que ayer. Si eso era mucho o poco ya entra a formar parte de su intimidad.

Si lo piensa usted fríamente, es usted español por el simple hecho de haber nacido en España, si hubiera nacido en Francia sería usted francés, pero... y ese es un gran pero, ya no sería usted. Claro ejempo de consustancialidad.

En cualquier caso, en los pueblos lo simplifican maravillosamente bien. Eres de donde mamas, y no se refieren sólo al hecho lactante.

Saludos,
Rocket

cachalote dijo...

Pues yo creo que vivo en una tierra muy alegre, porque pierda quien pierda, siempre algún grupo de exaltados se alegra.

Concretamente, en ese partido, aquí hubo alegría y petardazos en algunos barrios y decepción en otros.

Claro que no es por el alegre carácter autóctono, sino por esas cosas de identificar el fútbol con ideologías y nacionalismos.

Vamos, el mismo pan y circo que en todas partes, pero aquí pierda quien pierda, siempre habrá alegría.

En fin, a ver si acaba pronto toda esa pantomima y los absurdos anuncios de "la roja" y nos ponemos con las cosas serias, que falta nos hace a todos.

Saludos

Cristina dijo...

¿y qué más te dará que la gente se entretenga viendo el fútbol? Tú tampoco estás todo el día preocupado por los millones de parados, digo yo. Y no hace falta que me cuentes qué haces para entretenerte en lugar de ver fútbol, que nos conocemos.
Lo último... pues qué esperabas. A quien se le ocurre decir eso.

El soldadito de plomo dijo...

Rocket, dice usted:

"Si lo piensa usted fríamente, es usted español por el simple hecho de haber nacido en España, si hubiera nacido en Francia sería usted francés, pero... y ese es un gran pero, ya no sería usted. Claro ejempo de consustancialidad".

Exacto. Más o menos dije lo mismo así:

"Reflexiono sobre esto y recuerdo que ante todo soy una persona, y el hecho de ser una persona oficialmente española obedece a un acontecimiento puramente casual".

Es que me tocan las pelotas quienes se dan golpes en el pecho gritando su españolidad, que me parece tan tonto como sentirse orgulloso de ser moreno, de tener un lunar en la mejilla o de haber nacido por cesárea.

Cachalote:

El puto gregarismo al que nuestra especie está condenada. Parece que las personas necesitamos sentirnos unidas a algún grupo y enfrentadas a algún otro.

A mí también me ocurre, claro, pero cuanto más pienso en ello más me cuesta sentirme identificado con un grupo o enemistado con otro. Es lo bueno de ser un humano, que puedo pensar y vencer los instintos gregarios entre otros.

Y por cierto, una de las cosas que me revientan es ver a padres inculcando en sus hijos el sentimiento de "pertenencia" a un equipo u otro de fútbol. Eso me parece tan criminal como inculcarles una religión.

CRD:

¡Qué honor y qué alegría verte por aquí, muchacha!

Me la suda que la gente se entretanga con el fútbol, lo que no me gusta es que me exijan a mí disfrutar con sus entretenimientos, y menos cuando los convierten en peligrosas pseudoideologías que enfrentan a unas personas contra otras.

Y no, no estoy todo el día preocupado por los parados, eso es cierto. Pero desde luego me preocupan mucho más que el fútbol.

Rocket dijo...

Estimado soldadito,

"Es que me tocan las pelotas quienes se dan golpes en el pecho gritando su españolidad, que me parece tan tonto como sentirse orgulloso de ser moreno, de tener un lunar en la mejilla o de haber nacido por cesárea"

No, no, ahí discrepo. Yo estoy, como es obvio, orgullosísimo de ser español. Es cierto que es el resultado de un hecho casual, pero sólo es así el origen, mi nacimiento... todo lo demás ya forma parte de mi, ¿cómo decirlo?, mi "experiencia vital".

Yo soy yo y mis circunstancias. Y defiendo mi cultura, mi historia, el pasado común con la vecina del cuarto, la concepción de la vida, el mundo, la sociedad, la familia, las costumbres y la convivencia que comparto con los míos y que, curiosamente, es diferente a la de los portugueses, franceses, marroquíes y samoanos.

Defiendo mi acervo porque lo considero objetivamente bueno, porque me identifico con él, porque es una herencia que acepto agradecido. En lo bueno y en lo malo.

A mi no me gusta el fútbol, pero quiero que gane España.

El sentido de pertenencia a un grupo es inherente al ser humano, está incrustado en sus genes.

Habrá, supongo porque no soy antropólogo, vinculaciones de diferente magnitud, pero es imposible vivir en una brubuja.

Y si lo piensa usted bien, pues mejor, si ya tenemos cierta tendencia a partirnos la cara pertenciendo a grupos, no quedaría ni un ser humano en el planeta si cada uno fuera por libre.

Saludos,
Rocket

cachalote dijo...

Ostí Rocket, qué profundo. Ya me gustaría tener las cosas tan claras como usted, porque yo eso del sentimiento nacional, es que no lo tengo tan claro. Para mí es una cosa tan azarosa como la família. No la eliges, te toca la que te toca, y lo toreas como puedes. El sentimiento con el resto de compatriotas viene a ser, salvando las distancias, como con los hermanos. Puedes discutir con ellos y decirles el nombre del puerco, pero, ojo amigo, que nadie de fuera se meta con ellos, porque te van a tener en frente, defendiéndolos, con sus defectos y sus virtudes, porque son de los tuyos.

El soldadito de plomo dijo...

PELIGRO, ROCKET: LADRILLO A LA VISTA:

Lo primero que quiero es aclarar que a mí no me molesta que gane la selección española de fútbol (que no es España, por cierto), pero cuanto antes sea eliminada antes dejaré de soportar gritos y pitadas entre otros comportamientos igualmente perjudiciales para mi bienestar. Es decir, no me molesta la victoria de la selección española, sino las conductas que su permanencia en el mundial genera. Sin ir más lejos en el momento de escribir esto me está llegando de la calle una algarabía que rompe la paz y sosiego de mi hogar (¿España - Chile?). Y ahora vamos a lo serio.

Rocket, yo puedo comprender que uno se sienta feliz y satisfecho de ser español, y que se sienta afortunado incluso. Personalmente me siento, más que afortunado de ser español, afortunado de no ser afgano, etíope o chino, por poner unos ejemplos.

¿Pero sentirme orgulloso, por qué? Sí, sé que es una sutileza que no tenemos en cuenta en el lenguaje coloquial. Seguro que mil veces habré dicho lo orgulloso que me siento de ser español, cuando en realidad quería decir que me siento afortunado en relación con otros habitantes del mundo.

Estoy con Cachalote en que el país al que pertenecemos es como la familia: no ha sido nuestra elección. (Una excepción a esto son los emigrantes, pero creo que no es el caso de Cachalote, ni el suyo ni el mío). Por lo tanto, ¿a qué viene ese orgullo? Yo por lo menos no he hecho nada para ser español, de igual modo que no hice nada para nacer en la familia en la que nací. Otra cosa es que después cada cual, si decide no emigrar porque está satisfecho con su país, se esfuerce por ser un buen ciudadano de ese país, en cuyo caso ya sí cabría hablar de orgullo. Creo.

Respecto a la necesidad de pertenencia a uno u otro grupo, pues sí, ya dije más arriba que va en nuestra naturaleza el gregarismo, y con él el gusto por las etiquetas que nos identifiquen como miembros de algo (“soy anabaptista”, “soy del Betis”, “soy de los `vuestros´”, “eres de los `nuestros´”...) En principio no hay por qué pensar que el sentido de pertenencia a un grupo sea malo. Lo malo, según sospecho, viene cuando los grupos, para afirmarse en su identidad grupal, empiezan a atacar a otros grupos o a dar por supuesto que los otros grupos quieren atacarlos.

Por eso no puedo estar de acuerdo con usted cuando dice que “si ya tenemos cierta tendencia a partirnos la cara perteneciendo a grupos, no quedaría ni un ser humano en el planeta si cada uno fuera por libre”. Yo creo que no sería así, mi respetado Rocket. ¿No se ha dado cuenta de que las personas, miradas de una en una y poniéndonos en su piel, no suelen ser temibles ni dañinas? Uno a uno somos todos individuos con problemas, con esperanzas, con miedos y generalmente con buenas intenciones. (Excluyo de esta opinión a los psicópatas, obviamente; pero se estima que son “solamente” entre el uno y el dos por ciento de la población, así que son despreciables, tanto estadística como humanamente). ¿No se ha fijado, Rocket, en que hay personas que individualmente son excelentes y en cambio al verse dentro de una multitud se comportan como chusma deleznable? ¿No ha visto nunca al que parecía un caballero o a la que parecía una dama portarse como malas bestias bajo la seguridad de un grupo?

Naturalmente que no podemos vivir en una burbuja, ni queremos que así sea. Pero sí podemos afinar el sentido crítico y ser cada día un poquito más animales humanos y un poquito menos animales a secas.

S dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=MmBNB6Yzgiw