Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

sábado, 26 de junio de 2010

Ya es momento de dar novedades



Hace mucho amenacé con hablar de mi hijo constantemente. Creo que he cumplido mi amenaza, hasta el
punto de buscar para Gusifluky papeles secundarios en algún que otro cuento simplemente por nombrarlo.

Aquella primera entrada en la que presentaba a mi hijito terminaba con estas palabras: "Estoy deseando verlo crecer, contarle cuentos, enseñarle a leer, transmitirle sólidos valores morales, en fin, ay, esas cosas".

Esta madrugada, mientras la rabia se me está comiendo empezando por algún sitio desde dentro de mí, y estando bajo la necesidad de pulsar teclas voy a hablar de mi gato otra vez, porque es un recurso excelente para evitar escupir mierda sobre el mundo, o sobre esa pequeña parte del mundo que me
puede castigar por decir verdades como puños. Cobarde como soy no hablaré de lo que el cuerpo me pide, o tal vez sea que ya estoy harto de repetirme.

Hablemos de Gusifluky, que es de lo único que puedo escribir sin que la mierda salpique demasiado:

Lo he visto crecer hasta donde sus genes se lo permitieron. Es un gatazo grandote sin llegar a ser excepcional. Simplemente es grande y sano. Las personas no suelen conformarse con eso, pero a Gusi le basta y le sobra.


Le he contado muchos cuentos. Algunos de los cuentos que publiqué en este blog fueron sometidos a su criterio antes de publicarse, porque la opinión de un gato debe tenerse en cuenta siempre. Las personas discrepan habitualmente en sus gustos, pero si un gato te dice que algo le gusta lo mejor es hacerle caso, y no pasa nada si se equivoca, porque él no porfiará dándoselas de listo y acusando a los demás de estar equivocados.

Intenté que Gusifluky aprendiera a leer. Abandoné ese propósito cuando descubrí que él ya sabía leer, virtud que en cambio no he hallado en la mayoría de las personas entre las que me muevo día a día.

Eduqué al pequeño Gusifluky en un respeto incorruptible por los valores morales humanistas, sin embargo nunca logré qu
e dejara de abrir la nevera y estrellara los huevos frescos sobre el suelo de la cocina, ni logré que dejara de extraer las colillas de los ceniceros y las esparciera por todo el piso. Parece ser que hay aficiones que están más allá de la educación.



Hoy, en esta madrugada en la que querría morder y hacer mucho daño a todo lo que se me pusiera por delante, me estoy esforzando por no salir de casa y por pensar en la siempre relajante compañía de Gusi.

Si Gusifluky no existiera me lo tendría que inventar. Yo no podría vivir a solas conmigo.

7 comentarios:

Rocket dijo...

Estimado soldadito,

La rabia es un instrumento extraordinariamente poderoso, se lo puedo garantizar.

El mejor arma posible, la mejor herramienta.

Ayer estuve con uno de mis mejores amigos, las cosas no le van demasiado bien, peor incluso que a mi. Para más desgracia carece de rabia... mal asunto.

La rabia sólo requiere de un cerebro que la controle y canalice y una VOLUNTAD que la aplique a un objetivo.

Antes de escupir hiel piense en ello, y no es coña ni una perogrullada.

Saludos,
Rocket

P.D.

Es posible que dentro de poco le ofrezca a usted una tortillita de camarones con una cerveza fresquita... si usted me la acepta, claro.

cachalote dijo...

Siempre, en todas partes, hay cosas que le hacen a uno querer estampar cabezas contra las paredes.

Supongo que cada cual tiene un sistema para quemar esas "energías negativas". Servidor hace años aprendió que machacarse levantando una jartá de hierro relaja, y mucho. Mucho más que liarse a mamporros con un saco.

Otra opción es el alcohol, pero en ese estado no se es buena compañía para nadie, y beber solo es una opción, pero poco satisfactoria.

Eso sí, haz caso a Rocket, que es un tipo juicioso. Antes de escupir hiel, mejor pensarlo, porque a veces el daño puede ser irreparable.

Saludos

Cristina dijo...

Pues la primera foto no le hace justicia, si dices que es un gatazo grandote.

Rocket dijo...

¡Joder Cachalote!, ¿Rocket un tipo juicioso?

¡Jesús, Jesús!

Si fuera juisioso no podría hacer mi trabajo, y a fé mía que lo hago muy bien, aunque siempre haya en España quien trate de matizarlo.

¡Por Dios Cachalote, no diga usted eso!


Saludos,
Rocket

Anónimo dijo...

Tienes todo el derecho de escupir hasta cagar hiel si se te antoja.
http://www.youtube.com/watch?v=EfdwQZFwFyo

El soldadito de plomo dijo...

Rocket:

Le acepto la cerveza (sobre la tortillita de camarones tengo dudas). Si ando por aquí estaré encantado. En cualquier caso le ruego que me avise con antelación, que mi agenda está algo aturullada con tanto firmar autógrafos, y con tanto jugar con Gusifluky, y con tanto someterme a las pruebas de paternidad que lectoras fanáticas y esquizoides me exigen. Ains, qué vida tan dura la mía.

Cachalote:

[Servidor hace años aprendió que machacarse levantando una jartá de hierro relaja, y mucho. Mucho más que liarse a mamporros con un saco.]

Vale, ¿pero a que aún relajaría más liarse a mamporros con una persona? Hay quien se lo merece, eh, no me digas que no.

CRD:

¡Cariñitooooo! Jo, cuánto me alegro cada vez que te veo por aquí. (¿Ves como sí que te trato bien, tontucia?)

La foto esa es del bendito día en el que Gusi llegó a su hogar, por eso se le ven requetechiquitillo y comestible.

Anónimo:

No sé por qué has enlazado ese vídeo de George Carlin en esta entrada. No pillo la relación. En cualquier caso ya conocía el valiente humor ateo de Carlin, quien por cierto se fue al "Cielo" hace casi justamente dos años. Una lástima.

A cambio del vídeo de Carlin te paso otro de Patrick Condell que es quizá mejor: ¿Qué hay de bueno en la religión?

Mondejar dijo...

Realmente el induismo tiene una cosa buena para nuestras chicas.

Titulo: Hair India

Durante siglos, los devotos han donado dinero y joyas para pagar la deuda de Vishnú. Ahora, cada año 40.000 peregrinos dan lo único que poseen en un ritual de purificación: su cabellera.

Espero ver el documental.
Saludos.