Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

viernes, 23 de julio de 2010

¿Y a usted qué tal?


Ya sabrá el lector habitual que recientemente me he quejado varias veces de esa costumbre de hablarme de usted que de un tiempo a esta parte noto en los comentarios. Me toca los perendengues que gente con la que tengo mucha confianza, o gente con la que me gustaría tenerla, se dirija a mí como si yo fuera un señor mayor o un académico venido a menos. Todo eso me suena a cachondeo, y como soy muy sensible y susceptible pues me encabrono, claro.

Sin embargo mi disgusto no debe entenderse como una oposición al empleo del usted. Lo que pasa es que me incomoda ver ese tratamiento entre comentarios donde para mí prima el desenfado y el humor. Dicho esto quiero aclarar que en mi vida extrablogosférica me tomo muy en serio la educación y soy generoso en el empleo del usted, hasta el punto de llegar a ser inoportuno como demuestra la siguiente anécdota tan real como que mi gato se llama Gusifluky:

Allá por el año 1996 yo estaba destinado en un lugar de características inusuales donde los militares profesionales éramos bichos raros, de hecho yo era el único cabo profesional. Por profesión y jerarquía me sentía más cercano a los cabos primeros que a cualquier otro militar, pero eso no me hacía olvidar que los cabos primeros eran mis superiores jerárquicos, y aunque ellos me daban toda la confianza del mundo mi sentido de la autoridad me impedía tutearlos o llamarlos por sus nombres; para mí todos se llamaban "mi primero", por mucha confianza que tuviéramos y por más que ellos se quejaran.

Estando así las cosas una noche me fui de putas con cierto cabo primero (por entonces yo era un impenitente putero, circunstancia de la que hoy abomino), y tras escoger mi jefe inmediato una lumi de su gusto y yo otra del mío llegó el momento de irnos a fornicar a las habitaciones que para tal menester están. Pero -oh, infausta suerte- aquella fatídica noche todas las habitaciones estaban ocupadas salvo una con dos camas. A mi pesar acabamos allí el cuarteto de meretrices y milicos. Cero intimidad; cien confianza.

Luego, en la plenitud de la actividad percutiva, mi querido compañero y jefe tuvo la ocurrencia de preguntarme qué tal me iba, ¡como si no lo estuviera viendo! Y yo, muy disciplinadamente, le respondí sin detener la percusión:

-¡Muy bien, mi primero! ¿Y a usted qué tal?

Sabiendo esto se entenderá que acepte el usted sin que ese tratamiento excluya la confianza, la intimidad, el compadreo incluso. Claro que lo acepto, pero no me gusta en los comentarios de este blog.

A lo mejor, después de todo, lo que pasa es que yo quisiera tratar de usted solo a aquellos con los que me he follado a putas en la misma habitación. Ellos son "ustedes"; los demás son "vosotros".

24 comentarios:

cachalote dijo...

Juas juas juas, lo mejor de todo es que de verdad que me lo creo.

Haber empezado por ahí, hombre, ahora sí que se entiende la fobia al "usted".

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Créelo, Cachalote, créelo.

Pero insisto en que no le tengo fobia al usted. Es otra cosa.

Rocket dijo...

Etimado Leónidas,

Yo, mejor, ni opino.

Saludos,
Rocket

P.D.

"La aventura del tocador de señoras" Eduardo Mendoza.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

No pillo la posdata, Rocket, aunque he leído toda la serie de Mendoza sobre el innombrado loco que protagoniza la novela que refiere. ¿Me lo explica?

Rocket dijo...

Abundan los personajes que abusan del usted.

Dicen sinsentidos, tonterías o son unos criminales o unos rateros, pero el hecho de que traten de usted a todo el mundo hace todo sea mucho más divertido. O al menos a mi, he de reconocerlo, me hace muchísima gracia.

Supongo que eso no tiene nada que ver con el hecho de que resulte, cuando menos, molesto que le pongan a uno todo los comentarios con dicho tratamiento.

Lamento si he sido uno de los que han contribuido a fomentar dicha moda. Como decía la mujer de Roger Rabbit, no es que sea malo, es que me han dibujado así...

Saludos,
Rocket

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Ajá, no recordaba ese detalle que menciona, Rocket. "El laberinto de las aceitunas" y "El misterio de la cripta embrujada" son igualmente divertidas y con los mismos personajes; léalas si no lo ha hecho aún.

(¿Parezco un pedante con esto de ir siempre recomendando libros?)

Rocket dijo...

Si, me he leído los tres, aunque he de decir que lo hice en desorden porque el primero fue "la aventura" que en realidad es el último.

Dicen que está preparando un cuarto, claro que con D. Eduardo nunca se sabe, al parecer no es un ejemplo de escritor disciplinado.

De hecho he leído todo de Eduardo Mendoza excepto, curiosamente, "la verdad sobre el caso Savolta" que figura en mi interminable lista de libros pendientes.

En cualquier caso, sus consejos literarios siempre son muy bien recibidos...

Saludos,
Rocket

Anónimo dijo...

Leónidas, ¿sabe aquél que diu "cuánta puta y yo qué viejo"?. Me temo que es lo que le pasa a usted, no que se haya reciclado o "refinado", como parece insinuar.

Dicho lo cual paso a comentar lo desagradable de tanto detalle que relata, así como de la propia anécdota en sí: me sobra información.

Hale, ya ha perdido USTED unos cuantos puntos.
Y sí, pedantófilos de los cojones: enhorabuena por leer tanto, pero lo cierto es que ese detalle de tanta erudición vuestra también me sobra. Y, sobre todo, me la suda.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Pesadita es, coñe.

Cristina dijo...

No parece que se la sude, precisamente.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Ahí le has dado, CRD.

Anónimo dijo...

Soy yo otra vez. Me llamo Anónimo y sí, me la suda que los demás lean. El "problema" que tengo con eso es cuando después vienen tirándose el rollo erudito. Me resulta de lo más fanfarrón, innecesario y prepotente. Es como aquél que diu "interesante obra abstracta, titulada "azul" cuando se trata de un puro cromatismo de base magenta".
Engaaaaaaaaaa...

cachalote dijo...

Bueno, anónimo, reconozca que en el fondo esto le gusta, ya que sigue pasando por aquí y dejando sus comentarios. Creo que nadie se las da de erudito, y recomendar o comentar un libro es interesante, ya que siempre se puede descubrir una obra que se desconocía.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Bueno, Anónima Sánchez , a mí esos gafapastas que van de cultos por la vida siendo solo unos fantoches también me dan mucha risa. Lo que no sé es qué carajo tiene eso que ver con este blog ni con esta entrada en concreto. Normalmente cuando yo recomiendo una novela estoy sugiriendo diversión, no cultura. A veces puedo aconsejar un libro de divulgación científica, sí, pero si eso le parece lo mismo que el ejemplo que ha puesto de la obra abstracta es que es usted un pelín bruta. Con perdón.

Cachalote, la amiga Anónima Sánchez (algún nombre habrá que ponerle ya que no tiene ovarios para usar el suyo) no disfruta con nada de lo que pueda leer aquí; a ella lo que le pone es tocarme los cojones, con motivos o sin ellos. Cuando hay motivos los explota hasta aburrir, y cuando no los hay se los inventa, como ahora. Lo que no sabe es que cuando más molesta se pone más la adoro. Joder, es tan pequeñita y besuqueable...

Anónimo dijo...

¿Anónima? No, amigo, no. AnónimO, que ya sé que mis grandes pectorales cuasiesculpidos con cincel pueden llegar a confundirte (bien que te gustan, ¿eh?); pero si dejas de mirarlos por un momento (aunque sé que te cuesta) y te fijas más abajo, verás que esa gran protuberancia que se intuye en mi indumentaria no deja lugar a duda sobre mi sexo.

A lo que iba. ¿Que no sabes a qué viene mi comentario sobre los neo-brit-style o de estética pop pseudo intelectualoide? Pero si tú mismo lo has dicho: van de cultos por la vida siendo solo unos fantoches que dan la risa. ¿Te suena de algo?

Que sí, que leéis mucho por aquí mientras yo me dedico a machacarme en el gimnasio o a perderme por locales de dudosa reputación (sólo dudosa, porque las mujeres con las que me relaciono allí, no cobran).
Pero que me la suda.

Yo también me leí una vez algún libro, cuando estaba lesionado o cuando tuve la tele estropeada. Si quieres me tiro yo también el rollito culto y te relato de qué iban, como si fuese aquí un lector de la hostia. Pero creo que carece de interés. El vulgo quiere carnaza. Pan y circo, amigo Leónidas (y compañía), que es lo que demanda la sociedad; y, por tanto, también tus lectores. Aunque como sigas en ese plan, me parece que te van (vamos) a durar muy poco.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

¡Por fin me tuteas! Ahí te quería yo ver...

Me pones a mil con ese rollo borde que te traes, Anónima Sánchez. Desde que te has aficionado a comentar por aquí no duermo, no como, no me mast... No, espera, en realidad es ahora cuando más me la machaco. Ni con catorce años me tocaba tanto. Y es que sólo vivo para leer y releer tus comentarios mientras imito compulsivamente al bíblico Onán (aunque la lectura de tus dardos me hace parecerme más a Príapo).

Respecto a eso que me cuentas de tu sexo te diré que no dudo lo más mínimo que desees ser un hombre, pero hasta donde yo sé, eso que llamas "grandes pectorales cuasiesculpidos con cincel" se conoce en tu caso como hipertrofia mamaria.

Bah, no te enfades, que he exagerado con lo de la hipertrofia. En realidad están bien tus tetas. Algo desproporcionadas para el tamaño de la dueña, pero siguen siendo muy bonitas.

Y a mis lectores me los dejas tranquilos, que solamente yo estoy autorizado a tocarles las pelotas. Jolines ya.

P.D.: Te quiero un poco, como la coca al coco.

cachalote dijo...

Apreciado anónimo, fingir que se es un analfabeto funcional por asistir regularmente al gimnasio es, con todo mi respeto, una memez.

Saludos

Anónimo dijo...

Leónidas, de verdad, que soy un tío. Y además, que yo sepa, no me conoces de nada. No sé con quién me estás confundiendo, pero no me mola nada que te masturbes pensando en mí.

Cachalote, no digo que exista relación directa entre la adicción al gimnasio y la falta de inquietud cultural. Hablo de mí cuando digo que la cultura me persigue pero yo soy más rápido. Y no me voy a flagelar por ello.

No. No me gusta leer y soy un español más que no lee. ¿Y qué?
Pues eso.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Que sí, que sí. Lo que tú digas. Pero yo ya me estoy tocando otra vez. (Oh, dios, me quedaré ciego).

P.D.: Te quiero algo, como la galga al galgo.

Anónimo dijo...

Bueno, amigo; en vista de que su gusto por el onanismo va más allá de su razón, y dado que a mí me resulta desagradable tanta información (así como repugnante el hecho de ser el "objeto" de sus fantasías), pierde usted un interlocutor.
Paso; paso de excitarle con mis comentarios.
No sé quién es su amiga, esa con la que me confunde. Pero por lo que dice, lo de las tetas grandes y tal, cuando quiera me la presenta, que en eso sí que me dejo.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Mwajajajaja... Me estás provocando de un modo muy sucio. Acabaré identificándote públicamente y entonces te enfadarás conmigo.

Anda, pequetruky, dedícate a maltratarme en otras entradas nuevas y dejemos ya esta anotación sobre la que en realidad nunca tuviste nada que decir.

P.D.: Te quiero bastante, como la elefanta al elefante.

Anónimo dijo...

Podría indicar si el cabo era Serra..?

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Vaya, vaya, vaya... ¿Quién eres, anónimo?

No, no era "Serra..."; él de eso no pecaba.

Obviamente no voy a decir quién era aquel cabo primero (que no cabo). Solo diré que ya no es milico, y que fue un buen militar.

Anónimo dijo...

Lo siento, es verdad que era cabo primero y buen militar. Yo lo pasaba muy bien con él. Soy un compañero de aquellos años que guarda muy buen recuerdo tuyo y que de vez en cuando (cuando puedo) me gusta leer tu blog (podrías dedicarte a escribir, ya que algunos de tus relatos son casi novelas cortas). Siento identifacarme como anónimo pero es que no tengo cuenta como Blogger ni de Google. He intentado varias veces enviarte algún correo, pero creo que la dirección negrovallano no es correcta o que yo no se enviarlo. Recibe un fuerte abrazo. Ah, por cierto, soy Del Aguila.