Romance de la guardia civil

(Publicado originalmente en Spaces, el 12 de Mayo de 2006).

Romance de la guardia civil española. Así se llama un emocionante poema de García Lorca (búsquenlo en Google ya), y Ciudad de los Gitanos lo llama Marea en su versión cantada en estilo rockero (descárguenlo en Emule ya) . Una delicia poética. Pero yo les quiero hablar de otra cosa. Les quiero hablar de un romance con una guardia civil, aprovechando el título del poema de Don Federico.

Tengo un íntimo amigo que anda liado con una guardia civil, y a mí el asunto me alucina, porque no logro separar del todo la expresión "guardia civil" de la imagen de un señor cuarentón con tricornio y poblado bigote. Pero no. Me dice mi amigo (hay mucha confianza), que se trata de una guardia jovencita, bonita y con buen tipo. Nada de bigote, incluso llama la atención su escasez de vello en los brazos. Tiene las tetas bien puestas y un culo soberbio, la guardia, además de una larga melena.

Me cuenta mi amigo que la guardia es mimosa y besucona, y que él disfruta cogiéndola por el pelo y diciéndole cochinadas mientras se la trajina. ¿Y saben?, envidio a mi amigo. Para colmo la guardia civil en cuestión tiene un nombre bonito y muy sonoro, ideal para gritarlo mientras se dan gusto. Y yo que soy algo sátiro y bastante guarrón le pregunto insistentemente a mi amigo si la picoleta le pone las esposas y le mete la porra por el culo, pero no responde, el muy bribón.

Si no fuera porque la benemérita dama está ocupada con mi amigo me iba ya mismo a su puesto de destino, a apuñalar viejas, a quemar banderas (catalanas, por supuesto, que la española está muy devaluada y no vale para mi propósito), a incendiar cortijos o a cualquier otra cosa que me sirviera para ser detenido por ella. Sólo por conocerla, joder, que me hace ilusión.

Desde Don Federico García Lorca hasta hoy las cosas han cambiado mucho, y lo que quedan por cambiar. ¿Qué hubiera pensado él de saber que llegaría el día en que hubiera mujeres guardias civiles? ¿Y qué hubiera pasado de haberlas habido en su tiempo? Sin duda hoy nuestro acervo poético sería otro, y quizá nadie lo hubiera fusilado.


" Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capas relucen
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las gordas tetas (...)"