Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

martes, 17 de julio de 2007

El código HTML de los sueños


Los sueños, qué cosa tan curiosa.

Hace tiempo que vengo observando una disminución en la frecuencia de mis pesadillas y un aumento de sueños placenteros o... llamémoslos creativos. Me refiero a esos sueños en los que nuestro cerebro dormido teje complicadas historias con logradísimos argumentos que aunque disparatados, son también portentosas muestras de imaginación.

No sé a qué se debe este cambio, y tampoco quiero echar las campanas al vuelo, pero me hace suponer que me estoy recuperando de lo mío, ya saben. Y si no lo saben da igual; nada importante se pierden.

El caso es que la madrugada anterior me desperté bañado en sudor, pero sudor del bueno, del que es causado por el calor y no por las pesadillas. O tal vez --dejemos un hueco al prudente pesimismo-- se trataba de fiebre, que bien podría ser, porque me temo que mi famoso orzuelo se ha convertido en una infección algo chunga. Pero bah, lo peor que podría pasarme es que pierda un ojo, en cuyo caso seguirían quedándome otros dos, si bien es cierto que uno de ellos no sirve para ver. En fin, yo les hablaba de sueños creativos, y quería contarles que al despertarme a las tantas tenía en mente una historia cojonuda, una historia de la que ahora no recuerdo nada, una de esas historias que cuanto más nos esforzamos por retener en la memoria de los primeros instantes de vigilia más se nos escabulle entre las rendijas del olvido somnoliento. (Uhm, esta frase me ha quedado rara y demasiado larga, pero me gusta, qué caramba, así que la repito otra vez): una de esas historias que cuanto más nos esforzamos por retener en la memoria de los primeros instantes de vigilia más se nos escabulle entre las rendijas del olvido somnoliento. Ea, ya está.

Pues eso, que me dio mucha rabia porque la historia prometía, y yo sólo podía contemplar, impotente y legañoso, cómo se me escapaba, cómo se hacía más confusa por momentos, hasta que al cabo de unos segundos sólo quedaban un par de imágenes borrosas con las que no se podía escribir ni un cuentecito de veinte líneas.

Y entonces hice algo que me tiene terminantemente prohibido el doctor Grijánder (sí, de los Grijánder de Barbate de toda la vida): Me puse a pensar. Con dos cojones.

He pensado que tengo que encontrar la manera de extraer el lenguaje HTML de mis sueños, y así podré mediante un sencillo copipega plasmarlos en el editor de entradas de este Diario, sin que se desvirtúen, sin que se degraden. Sin que se olviden. Imagínense, nuestros sueños copiados en nuestras bitácoras, con todas sus imágenes, sus olores, sus voces y sus emociones.

Nuestros sueños hechos realidad, realidad virtual.

El día que descubra cómo convertir los sueños a lenguaje HTML, lo van ustedes a flipar.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese día, Chorli, tendrás que ser generoso y compartir conmigo tu secreto.
Oye, voy a tener que enfadarme contigo: ve de una puñetera vez al médico a que te vean ese ojo.

Anónimo dijo...

Ah... y sí, creo que estás mejor "de lo tuyo", no me atrevería a decir "eres" pero sí "estás" diferente de hace un año cuando nos conocimos.
Un beso

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Tesa, de verdad, iba a ir esta tarde pero, oye, qué cosas, resulta que está mejorando, así que ya no voy. ¿Ves?, estas cosas se acaban curando solas. Igual ni siquiera me compro las gafas oscuras que pensaba comprar para no asustar a los niños por la calle. Además, tampoco sé donde tengo los papeles del seguro médico, o sea que...

¿Cómo? ¿Te conozco desde hace un año Y AÚN NO TE HE FOLLADO? Mira que eres estrecha, cratura.

Anónimo dijo...

La sal!!!! Mira que te lo tengo dichooo!!! Cuando te quedes con el ojo en la mano verás como te acuerdas de la sal.
A mi me ocurre algo por el estilo, y es que a partir de la primavera, cambio los ciclos de sueño por llamarlo de alguna manera, y todo lo que sueño es como algo más real. Muchas veces no quiero despertar solo por ver como termina la historia que estás pasando por mis ojos en ese momento.
Un beso salado

Anónimo dijo...

Ya sé que no tiene nada que ver con la entrada, pero yo he visto el orzuelo de Leónidas y también la infección: ¡Y SON ASQUEROOOOOOSOS DE LA MUERTE, DE VERDAD!
Es acojonante. Entre el bulto -el orzuelo- en el parpado superior y la inflamación del parpado inferior... de verdad que no hay por donde mirarlo.
Leo, aquellos que fingimos ser tus amigos te agradeceriamos que fueses al médico, o en su defecto que te pusieras un parche.
Oye, que digo yo que entre la perilla y el parche en el ojo ibas a quedar de lo más sugerente, con un look así a lo pirata. Tú piénsatelo.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Lo que hay que aguantar...

Anónimo dijo...

Algo pensaba comentar sobre la fiebre, el furunculo de tu ojo,las pesadillas,los codigos y ya ni sé que más, pero me he quedado pegada en el comentario de Javi.. y ahora solo puedo decir...

Jajajajajajajjajajajajajaaaauuuuuuujujujujajajaja... me meoooooooo...

pd: Con respecto a la entrada anteriorsolo dos palabras: mald... no, mejor me callo.

Un beso.

Carabiru dijo...

Si consigues eso, te forras compañero, te forras, te andaría detrás Bill Gates para comprarte tu secreto, y luego venderlo a todo el mundo y hacerse más asquerosamente rico.

No me imagino mis sueños publicados, si ya la gente piensa que estoy como una cabra... luego ni te cuento.

Por cierto, hazles caso a tesa y javi, vete al médico!

Sensei Katorga dijo...

Hola, somos de la dirección del programa de Saber Vivir, si le interesa, mañana vamos a hacer un programa sobre orzuelos. Si accede, llámenos tempranito y le pasaremos en directo con nuestro filósofo personal. Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Vaya, me alegro de que por fin vayan desapareciendo las pesadillas :-) . Yo hoy he soñado que iba con el coche y había una glorieta muy, pero que muy pequeña, y al intentar bordearla me costaba mucho porque el coche se me escapaba lateralmente, y me la piñaba. Ya ves.
Hace una temporada, nada más levantarme, que es cuando me acordaba de los sueños, escribía tres o cuatro frases que me recordaran lo que había soñado. Por la tarde, gracias a esas frases conseguía acordarme, y los escribía en una especie de diario. No sé, si crees que vale la pena, plantéatelo. Tus sueños tienen que ser toda una historia...
Un besito,
Miri