Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Me ha vuelto a llamar mi prima Paqui


Esperaba su llamada, es cierto. Todos los años me llama el primero de Septiembre.

Mi prima Paqui vive en un chalet perdido en la sierra de una provincia que no mencionaré. Es una cuarentona solitaria que vive de una sustanciosa herencia recibida al morir nuestro tío Alfredo. Ella se quedó el chalet y un buen montón de millones. Yo me quedé el Porsche y otro buen montón de millones.

--Ya ha llegado. ¿Cuándo vienes?

--Estaré allí antes de medianoche. Prepáralo todo.

--Todo está listo desde hace una semana. Miguel, date prisa, por favor. Tengo miedo. Está más raro que nunca.

--Tranquila, Paqui, yo también tengo la maleta lista desde hace una semana.

Después hemos colgado, poco más había que decir.

Nuestro tío Alfredo fue siempre un hombre humilde, soltero y sin vicios, salvo jugar a la quiniela. Hace veinte años la suerte le concedió un pleno al quince y con él una suma de muchos, muchísimos ceros. Se compró aquel chalet y el Porsche que ahora es mío. También se compró un revólver, para defenderse de los ladrones según decía.

A casi nadie extrañó que un buen día mi prima Paqui fuera a visitarlo y se lo encontrara tirado en el salón con un tiro en la cabeza. El arma, ya fría como el cadáver, estaba a unos centímetros del cuerpo. Fue un caso claro de suicidio y una demostración de que el dinero no da la felicidad. "Es que estaba demasiado solo, el pobre", decía todo el mundo.

En realidad Paqui y yo lo habíamos planeado todo desde meses antes. Como sus únicos herederos la tentación era enorme. Y lo hicimos bien, o la policía muy mal. Desde entonces, hace ya más de quince años, Paqui y yo vivimos estupendamente, y sin duda aprovechamos mejor que el viejo toda esa enorme cantidad de pasta. ¿Saben?, cuando se es rico como yo la libertad adquiere un nuevo significado más... amplio. Me tiro a las mejores hembras y puedo permitirme escupir a la cara de un político pagando una insignificante multa. Soy dios.

¿Hemos pagado algún precio mi prima y yo por nuestro crimen? Sí, lo estamos pagando, pero es un precio ínfimo que asumimos con gusto. Al menos yo. Creo que para Paqui no es tan agradable, pero es su problema. Debió hacerme caso y echar abajo el chalet, irse a vivir lejos de allí y olvidarse de todo. Pero no, a ella le gustaba aquella casona y la soledad que la rodeaba y se quiso quedar. Fue, y es, una decisión equivocada que nos exige... cierta servidumbre, digamos. A pesar de ello lo aceptamos. Bien merece la pena perder un día al año a cambio de vivir los restantes 364 como reyes.

A mi tío lo matamos con su revólver un uno de Septiembre. En el primer aniversario de su muerte yo estaba en el que había sido su chalet celebrándolo con mi prima cuando llamaron a la puerta. Allí estaba mi tío Alfredo, vestido como el día de su muerte, con sangre reseca en la cara y media cabeza arrancada. Se tambaleaba como un borracho y tartamudeando nos decía que no encontraba las llaves de su casa. Paqui se puso histérica y se arrodilló pidiendo perdón a Dios, pero yo soy más práctico y fui a la cocina a por un cuchillo (ya no teníamos el revólver). Apuñalé a aquel engendro hasta estar seguro de que había muerto... otra vez.

Cuando logré que mi prima se calmara me ayudó a enterrarlo en el monte. Desde entonces mi tío Alfredo no ha faltado a su cita con nosotros cada uno de Septiembre. Los primeros años yo dormía la noche antes en el chalet y lo esperábamos desde primera hora de la mañana, pero era una pérdida de tiempo para mí, porque no todos los años llega a la misma hora, así que conseguí convencer a mi prima para que en adelante me llamara cuando él llega. No hay ningún problema, nuestro tío es inofensivo, tan sólo se muestra confundido y tiene problemas para mantener el equilibrio y para hablar, pero se deja hacer. Lo único de lo que se tiene que preocupar Paqui es de sentarlo en alguna parte que previamente ha plastificado (por las manchas de sangre), llamarme, y después esperar. Ella no se atreve a acabar con él: ése es mi trabajo.

Y lo haré bien, como siempre. Lo más penoso es enterrarlo después, durante la noche, equipados con palas, picos y linternas. Además, ni Paqui ni yo somos demasiado fuertes, y nuestro tío Alfredo pesa un huevo. De meterlo en el Porsche y llevarlo lejos ni hablar, además un año lo enterramos a más de cien kilómetros sirviéndonos del todoterreno de mi prima y no sirvió para nada, al año siguiente apareció igual, con su media cabeza, su sangre reseca y su ropa impoluta, sin el menor rastro de tierra.

En la llamada me ha dicho Paqui que hoy "está más raro que nunca". No me sorprende. He notado que cada año parece más lúcido, más vivo, menos confundido. El año pasado lo oí decir "sob... sobrinos, me hab... habéis ma... maaa... tado". Paqui no lo oyó porque siempre se refugia en el piso de arriba cuando me dispongo a apuñalar a nuestro tío, y no quise contárselo porque no me interesa que pierda los nervios.

La solución está clara. Él vuelve siempre a su casa. Hay que echar abajo ese chalet, pero mi prima se niega. Por eso esta vez voy a coger el Porsche, me voy a plantar en tres horas allí y voy a acabar con los dos.

Además, qué coño, soy el único heredero de mi prima Paqui.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí señor, éste es el tipo que escribió aquel relato para niños grandes "Éramos jóvenes" que me enganchó hasta el punto de perdonar las otras chorliteces :)
Me gusta un montón, Leónidas.

Beso

Anónimo dijo...

Me pongo de pie y... plas, plas, plas... (aplausos) genial, me encanto. Conseguiste que me enganchara de principio a final... muy bueno!

Muak ;)

marmotilla dijo...

Jo, me ha encantado! Creo que es de los mejores que has escrito.

Anónimo dijo...

¿Que puedo añadir a los comentarios anteriores?
Sin duda uno de tus mejores relatos, y sobre todo, extremadamente original. Es la primera vez que leo algo así.
Enhorabuena Leónidas.

Anónimo dijo...

joer he empezado e leer y no podia parar!
me ha gustado mucho
un saluditoooo

la doctora yvonne dijo...

Esta hisorieta demuestra que ya no se puede confiar ni en los propios sobrinos!

La verdad Leónidas, aunque soy una de tus fans (y hasta te he recomendado en mi blog) pienso que este cuento no ha sido lo mejor que has escrito.. De todas formas, no está mal. saludos!

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Yo también lo pienso, Doctora, de hecho no sé a qué se debe el entusiasmo de los anteriores comentarios. Lo escribí en un rato sin darle demasiadas vueltas. Creo que debería haberlo dejado madurar, pero soy así de impulsivo.

No sé, a veces creo que escriba lo que escriba siempre van a estar aplaudiéndome los de siempre, y todo porque quieren que me los lleve a la cama, el tal Javi incluido, que es un vicioso.

GUIZMO dijo...

El clásico modus operandi: no dejar testigos.
Y si entra en juego una herencia ya ni te cuento, a cuchillo con todos. Pero cuida que ya se sabe que "la potencia sin control no sirve de nada". Asi que guantes de látex, fundas en los zapatos, mascarilla, gorro de ducha en la cabeza y el arma del delito bien enterrada en medio del monte. Aunque eso de ser el primer heredero... Malo malo para no levantar sospechas.

Mayolongo dijo...

Deseando leer la segunda parte, cuando prima y tio, golpeen tu puerta el proximo 1 de septiembre.
Besos.

Anónimo dijo...

Aparte de quiero que me lleves a la cama -otra vez-, la verdad es que me ha gustado mucho la historia. No es tan detallada como otras que has escrito, pero es tremendamente original.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Pues yo, Javi, tengo la sensación de haber leído un relato similar en alguna parte. Incluso puede que el mío esté inconscientemente inspirado en ese que no consigo recordar.

¿S. King, E. A. Poe? No sé...

Pero si lo piensas bien verás que no tiene nada de original. Herederos matan a su familiar rico, y el cadáver asesinado se empeña en volver para atormentar a sus asesinos. ¿Original? Qué va, hombre, es todo un clásico.

Anónimo dijo...

Por supuesto que el tema, en el sentido más amplio, es todo un clásico. Es posible que te suene de un relato corto de Stephen King, cuando un marido engañado entierra en la orilla del mar, y dejando fuera la cabeza, a su mujer y al amante de esta, separados entre sí, pero pudiendo ver cada uno la agonia del otro a través de un circuito cerrado de televisión. Posteriormente los ¿cadaveres?, ¿fantasmas?, de los fallecidos vuelven reclamando venganza. Esto está muy manido, pero nunca había visto a un ¿fantasma sólido?, ¿cadaver resucitado? que volviese para que lo matasen de nuevo. Hay está la novedad, y eso es lo que más me ha gustado.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

No sé, Javi. En cualquier caso se agradece tu entusiasmo. (Oye, que te voy a pagar con cheque, es que no ando con efectivo bastante para pagar tus servicios...)

Anónimo dijo...

La leche que m'han dao. ¿Cómo es posible que haya escrito "Hay" en vez de "Ahí"?

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

No sufras, zorra. A todas nos pasó alguna vez, pero a lo que vamos, ¿admites cheques?

marmotilla dijo...

Bueno, como parece que hay que justificarse, diré que me ha gustado especialmente que sea más conciso y directo que los demás y que también sea más contenido, sin caer en burradas repetitivas que a veces son un poco cansinas (no digo que lo hagas habitualmente, pero alguna vez sí, como en el de la niña y el padre bestia ese.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Eh, muchachos, matad a Marmota. Que no sufra mucho.

marmotilla dijo...

Lo has conseguido. Alguien ha matado a mi ordenador, que viene a ser una extension de mí.
Que conste que sufro mucho.

Anónimo dijo...

Bravo por el cuento, pero ¿por qué no mataste antes a la prima? Que mujer más odiosa... A propósito, ¿de cuánta pasta estamos hablando? Tranquilo, no es que quiera hacerte una visita... Es sólo curiosidad. Je, je...

Carabiru dijo...

Llego tarde, pero no puedo evitar decirte que me ha gustado.
Como dice Marmota, es directo y conciso y quizá por eso me gusta tanto.

Me encanta el párrafo final, genial.