Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

martes, 12 de agosto de 2008

Lilit (VIII)


(Viene de aquí).

Y allí estábamos el domingo los tres mosqueteros esperando en un bar a que Saurion abriera sus puertas. Sandra, taciturna, evitaba mirarme y cuando me dirigía a ella me respondía con monosílabos. Alberto no dejaba de bromear acerca de crucifijos y biblias, incluso llegó a sugerir que podríamos pasarnos por una iglesia cercana para robar unas gotas de agua bendecida. Por si acaso, dijo. Naturalmente ni Sandra ni yo le hicimos el menor caso.

Yo era un manojo de nervios. Antes de salir me tomé dos, o quizá tres whiskazos, pero de camino a Saurion Sandra me advirtió secamente:

-Como te acerques a una gota de alcohol la hostia de ayer se va a quedar chica en comparación con la que te voy a dar hoy.

Y créanme que lo decía en serio (la verdad es que me quedé en la gloria cuando Sandra decidió romper conmigo). Estando así las cosas opté por la abstinencia, a pesar de los nervios. Iba a ser la primera vez que vería a Lilit estando razonablemente sobrio y eso me provocaba inquietud.

A las nueve y siete minutos el portero al que Lilit había besado desvergonzadamente en mi presencia ocupó su puesto. Encabezados por la dispuesta Sandra nos introdujimos en la penumbra del local. Aún no había humo, pero la atmósfera de la sala tenía algo de opresivo. Nos atendió la única camarera que vimos, una chica de unos veinticinco años con notable aspecto de camaruta (una camaruta es una mezcla de camarera y puta). Pedí un zumo de piña mirando con envidia la ginebra que le servían a Alberto. Sandra pidió algo rarísimo cuyo nombre no recuerdo y que por supuesto no tenían. Tras pensar durante unos segundos pidió otra cosa aún más peregrina que dejó a la camaruta con cara de... bueno, con una expresión parecida a la que se le quedó a la lubina Rodolfa. Yo creo que a Sandra le gusta putear a la gente porque la gente la putea a ella en la peluquería. Al final se conformó con una Coca-Cola light, lo que le vendría bien porque se estaba poniendo como una foca.

-¿A qué hora viene Lilit? Suponiendo que trabaje hoy...- pregunté para no alargar más la incertidumbre.

-¿Y esa quién es?-preguntó a su vez la camaruta, quien a esas alturas debía de pensar que nos habíamos propuesto poner a prueba su paciencia.

-Sí, mujer, es una estríper que trabaja aquí. Una pelirroja alta con los ojos verdes. Tiene una bruja tatuada en el culo.

-Yo no me fijo en el culo de las estripers, hijo mío. Lo que sí te digo es que aquí trabajan tres niñas de esas y ninguna es la que tú dices. Está la Eli, que es morena y bajita; la Belinda, que también es morena y con los ojos negros; y otra que no me acuerdo cómo se llama pero que es rubia.

Noté que Sandra me miraba con las cejas arqueadas en irónico gesto de sorpresa. Seguí al ataque:

-No puede ser. La he visto trabajando aquí.

-Pues ni idea, chico. Igual es que trabaja en Saurion desde hace poco y yo todavía no la conozco, pero vamos, que no creo, eh.

Me aferré a esa posibilidad agradeciendo el silencio de Alberto y Sandra. Se me ocurrió entonces otra salida:

-Venga, acabad vuestras copas, que vamos a charlar con el portero. Ese sí que la conoce.

Sin embargo aquel maldito portero juraba no conocerla. Repugnante embustero de mierda. Intenté enfrentarlo a su descarada mentira:

-Vamos a ver si nos aclaramos: hace unos días salí de aquí con ella, y recuerdo perfectamente que te dio un besito al salir, ¡cómo no vas a saber quién es!

-Qué no, hombre, que no. Mira, yo me acuerdo de ti, pero cuando te he visto por aquí ibas siempre solo. ¿A que hace unos pocos días vomitaste en la puerta? ¿Ves como me acuerdo de ti? Aunque entonces no tenías ese tajo en la cara...

Era inútil insistir. Aquel tipo, por alguna razón, no estaba dispuesto a hablar de Lilit. Cuando salíamos dijo el portero a nuestra espalda:

-Si al menos me dijeras que la conociste hace bastante tiempo...

-¿Qué tiene eso que ver?-me volví esperanzado.

-Aquí tuvimos a una que coincide con la descripción, pero no va a ser ella, seguro.

-¿Por qué no?- preguntó esta vez Alberto.

-Porque se suicidó hará cosa de un par de años. Además no se llamaba Lilit, sino María. Que estaba todo lleno de demonios contaba unos días antes de quitarse de en medio. Se conoce que se le fue la cabeza a la pobre.

(Continuará. Creo que toca una visita a cierto hotel).

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, en vista de los hechos reales , la imagen de esa niña fictícia y el razonamiento del portero, dejando movilidad a las neuronas e intentando ver lo traspuesto, a lo mejor es que se reencarna. Adán, no se que pensar despues de la brecha, pero debes tener en cuenta lo sujerido por tus amigos, eso del agua bendita, el crucifijo .......; esa va a por tí, en cualquier momento aparece la anaconda y ¡zas!, te devora.Ponte en guardia.
Un saludo

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Andas bastante despistada, Blanca. Déjate de anacondas y concéntrate en la ortografía, que te hace falta.

Carabiru dijo...

Esto se pone interesante!!

Anónimo dijo...

¡Vaya! que no te gusta la serpiente, pues tiene muchos rasgos de Lilit, pero en fín, respeto tu opinióm, salvo en la sugerencia, aunque valoro tu empeño en corregirme.
Un saludo

Eva dijo...

Leo, me gusta. Mucho.
Y no quiero ver venir el final. Mi mente lo quiere empezar a imaginar (va por libre). No voy a dejar que lo haga. Por ser tú quien escribe esta historia.
Besos.

lilith dijo...

Hola, soy lilith, dos cosas, primero disculparme por que no apareciese tu comentario en mi blog.
segundo ni soy alta, ni guapa ni rubia lo que si soy es una manazas que en lugar de publicar borró.pido mil disculpas.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Lilith, es una mala costumbre que me molesta mucho eso de comentar donde no se debe interrumpiendo un hilo de comentarios.

Acepto tus disculpas, pero no las has dejado donde debías.