Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

martes, 5 de mayo de 2009

El origen


Los tres dioses estaban muy aburridos, aunque no siempre fue así. Hubo un tiempo en que estuvieron ocupadísimos, haciendo y deshaciendo en los infinitos universos que creaban y dirigían.


Luego, Uno de Ellos, el más poderoso y sabio, tuvo una idea genial que no tardó en transmitir a sus colegas:

—Divinos compañeros, siempre estamos preocupándonos por nuestros juguetes, buscando nuevos modelos o retocando y mejorando a los antiguos. ¿No creéis que trabajamos demasiado para ser dioses?

—¡Oh, sí, esto es agotador!— respondieron los Otros, que eran tan perezosos como el Primero.

—Pues bien, eso se acabó— prosiguió el Dios Jefe—. He inventado un complejo sistema para que nuestros juguetes se modifiquen por sí mismos merced a infinidad de azarosas variables. Es largo de explicar, pero se puede resumir diciendo que mi invento consiste en algo así como poner a los juguetes en piloto automático, de manera tal que ellos solitos irán cambiando conforme transcurran las generaciones. Mejorarán en función de sus aptitudes, o se extinguirán por la falta de ellas, y en todo esto influirá mucho la competencia entre ellos por los recursos que tan rácanamente les hemos concedido.

Los otros dioses saltaron jubilosos al conocer la buena nueva.

—¡El Divino Piloto Automático!— exclamó uno de los dioses.

—¡La Gloriosa Idea del Dios Jefe, cuya vida guarde Él mismo eternamente!— gritó el más pelota de los dioses menores.

—Bueno, si os parece bien podríamos llamar a este sistema Evolución— respondió lleno de falsa modestia el Gran Dios.

Los otros dioses aplaudieron agradecidos. ¡Cuánto tiempo libre tendrían desde ese momento!

En efecto, tuvieron mucho tiempo libre desde entonces. Se pasaban la Eternidad holgazaneando y haciendo bromas de mal gusto. A veces, por puro aburrimiento destruían un universo y creaban otro nuevo, pero siempre bajo las complejas aunque cómodas leyes de la Evolución, porque la Evolución era el mejor modo para que los dioses echaran largas siestas. Podría decirse, incluso, que la Evolución hizo a los dioses prescindibles para los juguetes.

Y llegó el tiempo en que los dioses, con tanta inactividad, se hicieron vagos y se embribonaron. Tan ociosos se hallaban que se entregaron al vicio del juego y las apuestas. ¿Cuántos universos fueron destruidos o creados sin ton ni son según los resultados de sus apuestas? Nadie lo sabe, ni debe importarnos. Lo único que se sabe es que, tras probar infinidad de juegos, los tres dioses estaban aburridísimos, como quedó dicho al principio de esta historia.

Entonces, un buen día, decidieron jugar a "Beso, Atrevimiento o Verdad". Tratábase este juego de establecer un Perdedor entre los tres dioses mediante la suerte de los dados, el cual debería pagar la derrota besando a uno de los otros dioses, o ejecutando un acto de valor que los vencedores le impondrían, o bien respondiendo con sinceridad a una pregunta íntima.

Antes de echar la partida se prometieron los unos a los otros que no usarían sus divinos poderes para hacer trampas. Comprometidos los tres dioses con esa premisa lanzaron los dados.

Perdió el Dios Sabio, aquel que inventó la Evolución.

Este Dios Perdedor negábase a besar a ninguno de sus contrincantes, porque eran feos y tenían pelos en la cara.

El Dios Perdedor se negaba también a responder preguntas íntimas, porque como todos los dioses escondía muchos secretos inconfesables.

Así que el Dios Perdedor, el más poderoso y sabio de los tres, aceptó someterse a una dura prueba pensando que dentro de lo malo sería lo mejor.

Se retiraron los dioses vencedores para cabildear entre sí un adecuado castigo contra el Dios Perdedor. Le llegaba un rumor al Dios Derrotado: "bla, bla, ¡qué putada!, bla, bla, siu, siu, bla, bla, ¿no será demasiado cruel?, siu, siu, bla, bla, ¡que se joda!, bla, bla, siu, siu".

Finalmente los dioses vencedores comunicaron su veredicto al Dios Fracasado:

—Habrás de pasar un breve espacio de tiempo viviendo entre las formas de vida que usamos de juguetes, como si fueras una criatura más y sin poder usar tus poderes.

El Maestro Dios aceptó. Y así es como nació mi gato Gusifluky.

7 comentarios:

Yáñez dijo...

Me cago en ..... no lo sabía pero desde este momento y sólo sabiendo que Dios es tu gato dejaré de cagarme en Él tan a menudo y así el minino podrá espaciar los baños, y cuando se haga verbo me perdonará o no, que el Verbo hecho gato es muy de felinos.

Anónimo dijo...

Ya sabia yo que habia algo raro en ese gato !

Rocket dijo...

Estimado Leónidas,

Ya estábamos avisados, ¿desde cuándo se ha visto que un gato sepa escribir?... cosa de Dioses.

Y una ventaja adicional, mientras Gusifluky cumpla su "penitencia" no habrá apocalipsis, ya que serían los otros dos dioses menores los que perderían la apuesta...

Muy divertido.

Saludos,
Rocket

rolinda dijo...

Feliz Cumple,bicho.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Yáñez:

Así que yo creía que Gusi padecía diarrea, cuando en verdad es todo culpa tuya... Pues ya está bien, hombre, ya está bien.

Carlos:

En "ese gato", como tan irreverentemente lo llamas, hay muuuuchas cosas raras. Algunas son tan raras que no me atrevo a hablar de ellas.

Rocket:

No sólo escribe y habla conmigo, sino que además me gana jugando al ajedrez. Para mí que no está cumpliendo el compromiso de no usar sus poderes divinos.

Rolinda:

Muchas gracias, cielo, aunque llegas con un día de retraso. Pero da igual, a mí esa fecha me importa lo justo para acordarme de llamar a mi hermano (cumplimos años el mismo día casualmente).

Aurora dijo...

Y no te da yuyu vivir con él? Yo no sé si podría...
(y felicidades...)

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Aurora, vivir con Él es garantía de protección. Gusifluky me facilita la vida gracias a su... bueno, gracias a lo que sabemos.