Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Yo es que me indigno, me indigno...


Hoy me han pasado dos cosas curiosas en relación con esta bendita bitácora. De la primera cosita no hablaré por ahora porque estoy a la espera de una conversación con la parte ofendida -¿ofendida por qué?-; de la segunda sí que puedo hablar, y me van a permitir que lo haga desde mi inconmensurable indignación. Oh, amigos lectores, es que estoy tan indignado...

Aquí ya se ha hablado alguna vez de lo importante que es mantener el sentido del humor contra viento y marea, porque la vida, con sus jueguecitos tan tétricos a veces, ya se encarga de meternos cañas astilladas de bambú por salva sea la parte (por el culo, vamos), nos guste más o nos guste menos. Por eso es lamentable que muchas personas pongan el grito en el cielo, se rasguen las vestiduras y se mesen los cabellos por un quítame allá esas pajas, como si no tuvieran verdaderos problemas a los que enfrentarse. Quizá sea falta de comprensión lectora o sea falta de humor, pero manda huevos que haya quien se ofende por mis cuentos (¡y hasta por mis comentarios, como ha ocurrido recientemente en otro lugar!). Pero ahora hablemos de uno de mis cuentos, porque yo, como Umbral, ¡vengo aquí a hablar de mi libro!:

Hace dos años el mundo de las letras se enriquecía con un breve cuento titulado Amalia, la parapléjica que me dio pena. Cuando vomité semejante astracanada no esperaba hacer amigos, como sabrá cualquiera que haya leído el cuentecito de marras. Lo que tampoco podía esperarme entonces -¡por Belcebú que no me lo esperaba!- es que dos años más tarde un foro dedicado a la lesión de médula espinar me pusiera a parir. Lean, lean...

¿Y qué les digo yo ahora a estos seres rodantes? En realidad hay mucho que decir y es difícil hacerlo sin caer en sensiblerías o en la compasión. Podría hablarles de teclados mojados por lágrimas, de puñetazos rabiosos contra paredes, de mi amante con espina bífida, del pánico a estar como ellos, de fantasías suicidas al imaginarme en su situación... Podría hablarles de todo eso y sería verdad, pero también podría hablarles de humor irreverente, del gusto por escribir y de las perversas historias que sin quererlo salen cuando se escribe lleno de rabia, de ira y de injusticia, y también sería verdad cuanto pudiera decir sobre eso. Así que, ¿cómo responder a las duras palabras que han vertido contra este escribidor?

A mí lo que me hubiera gustado es que en lugar de centrarse en ese cruel cuento hubieran visto esto otro: Gracias, picha, y ¡Ey, picha! Permíteme decirte... Quizá entonces no estarían pidiendo mi cabeza en una pica.

Estoy tan indignado por culpa de ese Leónidas no sé qué... Ainsss, qué disgusto tan gordo.

14 comentarios:

cachalote dijo...

Sobre los ofendidos del foro ese...Bah, ni caso. Yo ni me molestaría en responder nada. Un cuento es un cuento, no tienes que disculparte ni justificarte.

Y ahora lo que de verdad me ha impresionado: ¿De verdad han prohibido el blog en China?, y lo que es más importante ¿tenías algún lector allí?.

Unknown dijo...

En el sentido del humor,está la clave.Si le toca a uno ,pasar por ese mal trago ,te jodes y aprendes,pero si,perdemos el sentido del ,humor,apaga y ya......Está demostrado que la actitud ante las cosas,es muy importante,sino,como se explica que haya gente capaz de hacer cosas increíbles,como pintar con la boca o con los pies,por poner un ejemplo?De todas formas,no se indigne tanto...y piense antes de escribir.....a lo hecho pecho ...

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Cachalote:

Oh, sí. Ese asunto del cochino veto chino me sume en una hondísima tristeza y no me gusta hablar de ello. Baste con decir que de los miles de millones de chinos, aproximadamente cero chinos (chino arriba chino abajo) eran fieles lectores de esta bitácora.

Vikinga:

Sastamente.

Tirofijo dijo...

Na de na Leónidas... ¿Idiota, payaso, perturbado? Yo que pensaba que te habían puesto como minimo de zascandil, y ni un insulto decente. ¡Pero si hasta reconocen tu capacidad literaria!.
No solo son lisiados, si no que también son educados (vaya, rima!).

P.D. Interesante el hecho de que la sexy maquinista de una loca-motora monoplaza, te ordeñe la simiente con la ayuda de sus empastes. Recuerdo cuando publicastes ese cuento.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Anda que lo estás arreglando, Tirofijo.

Maga dijo...

A mi me indigna que la indignación de otros te indigne..Eso sí es preocupante..! jejejeje...

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Me indigna que Belladonna se sienta indignada por la indignación que siento al indignarse otros.

Anónimo dijo...

Nada, nada, no te preocupes ya esta solucionado.. yo hablo con ellos, ya sabes que soy medio rodante.


El tema de china creo que tambien puedo hacer algo, tengo amistad con un camarero.


De nada, de nada. Un saludo
Maria Fernanda Mondejar.

Tirofijo dijo...

Leónidas:

No es mi intención arreglar nada, porque no creo que haya nada que arreglar. Aparte de que el indignado eres tú.

uno que ya es viejo dijo...

Debe ser la edad que no perdona. El sentido del humor, lo hecho mucho de menos.

hipy melenudo dijo...

Los indignados te podian haber llamado tuercebotas o putearanas, que eso si que es humillante y superindignante.

Rocket dijo...

Estimado Leónidas,

Ya he dicho lo que tenía que decir, y no aquí precisamente.

Saludo,
Rocket

Anónimo dijo...

A los intolerantes se les vence tolerándolos.
Un saludo.
Del Aguila

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Sabias palabras, Del Águila.